lunes, 31 de diciembre de 2018

Domingo 30 de diciembre de 2018 (Terminando el año "por todo lo alto")



Última rutita del año y en la Plaza Mayor a nuestra hora habitual nos hemos reunido un quinteto compuesto por Eltiolavara, Perejil, Senderitos, Alberto y Rafa, uniéndose a nosotros Mónica en una jornada más en la que nuestro “objetivo” era estar prontito de vuelta para poder tomarnos unas cervecitas brindando por el nuevo año.

Aunque había helado pero no mucho, se notaba fresquito y por lo tanto había que tratar de entrar en calor rápidamente, siendo por tanto lo mejor “tirar p’arriba” y con las cuestas empezar a sudar.

Por variar, en esta ocasión decidimos subir por el camino de Pelayos, así que tras esperar unos minutillos por si se animaba alguno más echamos a andar y nos dirigimos hacia el norte para tras pasar junto a las instalaciones de la piscina municipal girar a la derecha para dirigirnos hacia el camino de Pelayos.

Y al inicio del camino fue la única vez que vimos a Mónica durante toda la subida, ya que salió “como un cohete” cuesta arriba mientras el resto bastante teníamos con subir tranquilitos a nuestro ritmo, sobre todo Senderitos, que hacía casi un mes que no montaba en bici.

Cada uno hicimos la subida a nuestro ritmito hasta reagruparnos todos al llegar al alto en la ladera del Cerro Rojo, desde donde continuamos ascendiendo por el camino que recorre la ladera del cerro del mismo hasta desviarnos a la derecha y realizar un rápido descenso entre los pinos que nos condujo hasta la Cañada de Talavera, donde giramos a la izquierda para continuar ascendiendo unos metros hasta llegar al comienzo del camino de la Fuenfría, donde íbamos a comenzar a ganarnos las cervecitas con la subida a el Alto de la Mira por el cortafuegos.

Y de nuevo con Mónica en cabeza del grupo, comenzamos con las primeras rampas, donde a los pocos metros Perejil y Senderitos “pusieron pie a tierra”, mientras que Eltiolavara, Alberto y Rafa continuaban sobre las burras realizando los seiscientos metros de la primera parte de la subida sin problemas.

Llegó la hora de afrontar la parte “tela marinera” con su 20% continuo durante quinientos metros que también hizo bajarse de la burra durante unos metros a Eltiolavara y Alberto, siendo únicamente Mónica y Rafa los únicos que pudieron subirlo todo sin echar pie a tierra, aunque no sin casi “poner la caldera a reventar”.

Ya en la cima nos dimos unos minutillos de relax para reponer fuerzas y de paso hacernos algunas fotitos antes de comenzar el descenso por el camino que transcurre por la “cara norte” para después desviarnos hacia un sendero que hacía años que no recorríamos ya que se encontraba en muy mal estado y con el que nos llevamos la sorpresa de que con su paso las motos lo habían “arreglado” y se encontraba espectacular, realizando por él un descenso muy divertido zigzagueando entre los pinos hasta salir a un camino por el que continuamos descendiendo hasta llegar a la carretera M-541.

Cruzamos la carretera y continuamos “sendereando” entre los pinos por la zona de “La Corcobada” y “La Cancha”, haciendo una paradita para hacernos una fotito al sol junto a la fuente de La Cancha antes de comenzar a ascender de nuevo hasta llegar al camino de la Fuenfría, donde casi en el alto nos desviamos a la izquierda para dirigirnos hacia un mirador desde el que se tienen unas vistas impresionantes de toda la zona de San Martín de Valdeiglesias y Pelayos, y que igualmente hacía mucho tiempo que no visitábamos.

De nuevo tras unos minutillos de relax contemplando y comentando el paisaje, volvimos sobre nuestras rodadas para incorporarnos de nuevo al camino de la Fuenfría, por el que llegamos a la carretera M-541.

Atravesamos la carretera y continuamos por el camino de la Fuenfría hasta llegar a la Cañada de Talavera, cruzando la misma para proseguir hacia Villa del Prado por el antiguo camino de San Martín.

Antes de comenzar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y enlazar a continuación con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la derecha y tomar como es habitual el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el pueblo.

Aunque ha sido corta, nos ha salido una bonita ruta de unos 30 kilómetros en la que aunque nos hemos dado “un buen calentón” con la subida al Alto de la Mira (ya tradición el último domingo del año) hemos disfrutado un montón por la temperatura, el terreno, los senderos, cumpliendo además con nuestro objetivo estar pronto de vuelta, poco después de las doce, y despedir así el año con unas cervecitas.

¡¡¡¡FELIZ 2019 A TODOS!!!!

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