Jornada con bajada de temperatura (no para “tirar cohetes”, pero al menos
para no pasar tanto calor…), y en la Plaza Mayor nos hemos juntado un buen
grupito compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Perejil, Horacio, Jorge y Rafa
por el Club, uniéndose a nosotros Angel “Lechero”, que hacía tiempo que no nos
acompañaba.
Con unas cervecitas prometidas por Mariano con motivo de su cumpleaños a
final de ruta, abandonamos el pueblo con rumbo suroeste y sin rumbo fijo para tomar
el camino del Valle, donde calentamos las piernas con el cuestón que hay tras
cruzar el arroyo Arrelobos para a continuación bajar hasta el arroyo de
Arrofresnos y de nuevo realizar una buena subida hasta enlazar con el camino
del Majanal.
Nos incorporamos al camino del Majanal que sube hacia El Encinar del
Alberche, para después incorporarnos al cortafuegos que bordea la urbanización
por su parte sur y tomar un par de calles para salir a la pista que va hacia la
urbanización de Pinar de Almorox.
Tras descender unos metros por la pista, nos desviamos a la derecha para
tomar un estrecho senderito y comenzar a ascender entre los pinos para de nuevo
incorporarnos a la pista, aunque de nuevo enseguida la abandonamos para tomar
un camino a la derecha y ascendiendo entre las jaras y los pinos hacer frente a
los rampones de la jornada, que con más del 20% nos pusieron a tope “la caldera”.
Después del subidón llegamos hasta el camino que sube hacia el cerro de
Pino Romero donde se encuentra la torre de vigilancia anti-incendios, aunque nosotros
en vez de continuar subiendo lo tomamos a la izquierda para descender hasta la
urbanización Pinar de Almorox, donde nos incorporamos al camino que bordea la
misma y que transcurre en paralelo a la carretera N-403 para llegar hasta la
urbanización El Romillo.
Al llegar a la carretera y cuando nos disponíamos a cruzar, el grupo perdió
un integrante, ya que Angel “Lechero” decidió volverse al pueblo por la
carretera al no encontrarse bien por estar convaleciente de un resfriado.
El resto atravesamos la carretera y nos incorporamos a la Cañada de
Talavera, por la que rodamos durante unos metros hasta desviarnos a la derecha
para poner rumbo hacia Cadalso de los Vidrios.
Comenzamos de nuevo a ascender poco a poco por el camino que transcurre en
paralelo al arroyo del Pajar del Mudo, para después tomar un sendero por el que
enlazamos con el antiguo camino de Cadalso de los Vidrios a Almorox, por el que
continuamos ascendiendo.
Como ya llegaba la hora de la “parada barrita”, nada mejor que reponer
fuerzas con unas bonitas vistas, para lo que nos desviamos a la derecha para
ascender por un sendero poco transitado que asciende por la ladera de Canto
Celidorio y que nos condujo hasta unas piedras desde donde podíamos contemplar
unas fantásticas vistas de todo el “Pinar de Almorox”, y donde al solecito nos
dispusimos a reponer fuerzas.
Tras unos minutos al solecito “avituallando”, nos hicimos la “fotito de
grupo” de la jornada y retomamos la marcha para volver por el sendero hasta el
camino de Cadalso a Almorox, por el que continuamos con dirección hacia Cadalso
de los Vidrios.
Llegamos posteriormente hasta la carretera M-507, que atravesamos para
incorporarnos al camino del Canto del Agua para ya poner rumbo de regreso al
pueblo pensando en unas “cervecitas a la salud de Mariano” que nos estaban
esperando al finalizar la ruta.
Recorrimos el camino del Canto del Agua para a continuación cruzar por el
cauce seco del arroyo de Labros y de nuevo afrontar otra buena subida por un
cortafuegos, donde tuvimos que “echar pie a tierra” durante unos metros ya que
al estar el terreno suelto ni siquiera Horacio con su “moto eléctrica” pudo
subirlo.
Tras la subida por el cortafuegos enlazamos con un camino por el que
llegamos hasta la carretera N-403 junto a la laguna de Pozo Alcornocoso, donde
Perejil decidió que ya había “sufrido bastante” y se fue hasta el pueblo por la
carretera, quedando en vernos en la Plaza Mayor.
El resto del grupo, atravesamos la carretera N-403 para continuar
ascendiendo entre los pinos (que novedad) hasta enlazar con la Cañada de
Talavera, por la que recorrimos unos metros para después tomar el camino de San
Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado y descender hasta el pueblo, donde al
llegar nos dirigimos directamente a la Plaza Mayor donde nos esperaba Perejil
para “reponer líquidos”.
Y allí nos tomamos unas merecidas cervecitas a la salud de nuestro compi
Mariano (en su ausencia) tras hacer una bonita ruta de unos 35 kilómetros
bastante “rompepiernas”, en una mañana en la que nos ha acompañado una “brisilla
fresquita” que ha hecho que la temperatura no fuera “asfixiante” como en los
últimos días.
MUCHAS FELICIDADES, MARIANO!!