Después de la jornada de niebla que tuvimos el domingo pasado por tierras
toledanas, para continuar con la racha nos esperaba hoy una niebla que cubría
el pueblo y que a algunos les habrá animado a quedarse “en el catre”, con lo
que en la Plaza Mayor a nuestra hora habitual nos hemos juntado hoy únicamente
Eltiolavara, Jorge, Jose y Rafa, además de Mónica, a la que hacía tiempo que no
veíamos por estar inmersa en la temporada de ciclocross.
Sin destino concreto decidimos tirar p’al monte por ver si “se quitaba” la
niebla, y para ello abandonamos el pueblo por el antiguo camino de San Martín
de Valdeiglesias, donde en la primera cuesta Jose “se nos rajó” y abandonó el
grupo porque se encontraba “flojo” y se volvió para hacer una ruta “a su ritmo”.
El cuarteto restante continuamos el ascenso partido en “dos dúos”, por un
lado Mónica y Jorge subiendo “como dos motos” y por otro Eltiolavara y Rafa
tomándoselo con más relajación y a otro ritmo.
Realizamos los casi cinco kilómetros de ascensión hasta llegar al alto en
la ladera del Cerro Lucía y nos reagrupamos allí para después continuar por el
camino y dirigirnos hacia la Cañada de Talavera, llegando a la “bifurcación” de
la “Casa de la Coneja” y desviándonos a la derecha para continuar ascendiendo
suavemente por la ladera del Cerro de la Puebla hasta llegar a un “alto” entre
éste cerro y el Cerro Temblón, donde nos desviamos a la izquierda para comenzar
a subir por un cortafuegos.
Tras unos metros de subida por el cortafuegos, nos desviamos a la izquierda
para tomar el camino que habíamos investigado hacía un par de semanas y que
recorría toda la falda del Cerro de la Puebla hasta salir al cortafuegos que va
desde la cima del cerro hasta el camino de San Martín y por el que bajamos “no
sin precauciones”.
Después de bajar por el cortafuegos, nos incorporamos al camino de San
Martín para llegar hasta la Cañada de Talavera, donde cruzamos la misma para
continuar con dirección hacia San Martín de Valdeiglesias, aunque unos metros
más adelante nos vino “la vena exploradora” y abandonamos el camino para
internarnos en la finca de “La Granjilla” pasando por el agujero de una valla
para investigar un sendero que según Eltiolavara años atrás estaba habilitado.
Y por un sendero estrechito entre las jaras fuimos avanzando hasta llegar a
un claro donde tras unos metros de “campo a través” salimos a un camino por el
que enlazamos con un sendero que hacía mucho tiempo que no recorríamos por la
zona de “El Retamar”, y que tras un “periplo” por dentro de la finca nos llevó a
salir a la puerta de entrada a la misma junto a la carretera N-403, a la que
nos incorporamos durante unos metros hasta llegar al “cruce de la Granjilla”.
Cruzamos la carretera y tras otro pequeño tramo de “campo a través” salimos
a un sendero donde al solecito decidimos hacer la “parada barrita” de la
jornada con las vistas al inicio de la vía pecuaria del arroyo del Boquerón.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha y continuamos recorriendo el
sendero disfrutando entre los pinos hasta descender a la vía pecuaria, por la
que continuamos con dirección hacia San Martín de Valdeiglesias.
Nos incorporamos después al camino de Cadalso a San Martín de
Valdeiglesias, por el que ascendimos hasta llegar a la carretera N-403,
incorporándonos a la misma durante un par de kilómetros hasta desviarnos a la
izquierda para tomar el camino de Maroñones y por un sendero llegar hasta el
alto de Castillejos para continuar después hasta el camino de La Fuenfría.
Por el camino de la Fuenfría llegamos hasta la carretera M-541, cruzando la
misma para continuar por el camino hasta el camino-cortafuegos de San Martín a
Villa del Prado, por el que continuamos en dirección al pueblo hasta desviarnos
a la izquierda para tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía
pasando por una explotación ganadera abandonada, y salir al antiguo camino de
Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo
hasta desviarnos a la derecha y tomar el divertido senderito que lleva hasta
detrás del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el
pueblo.
Y ya en el pueblo, Jorge se ofreció a invitar a unas cervecitas con motivo
de su cumpleaños, a lo que claro está “no pudimos decir que no” (a excepción de
Mónica, que aún tenía que realizar más tiempo de entrenamiento), y para ello
nos dirigimos a la Plaza Mayor, donde nuestro amigo Valentín nos puso las cervecitas
a la salud de Jorge para terminar así la mañana de una manera estupenda tras
hacernos una rutilla de unos 39 kilómetros en la que a pesar de unos primeros
metros con niebla, nos ha hecho una temperatura espectacular, pasando incluso
calor en algunos tramos.
¡¡MUCHAS FELICIDADES, JORGITO!!
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