Tras el pasado fin de semana
pasado por agua, de nuevo para este domingo se preveía buena climatología, lo
que ha debido de influir para que en la Plaza Mayor, lugar habitual de nuestra
cita dominical, nos juntáramos un numeroso grupo compuesto por Eltiolavara,
Transcastro, Horacio, Alberto, Noesperoanadie, Jose, Jorge, Perejil y Rafa por
el Club, uniéndose a nosotros Paquito “el Máquina”, David y un grupo de “Los
Caracoles” compuesto por Dani, Pablo, Infierno y Javi, además de Alejandro.
Tal como habíamos hablado
mediante el grupo del whatsapp, había dos posibles itinerarios para la ruta de
hoy, el Cerro de San Ramón o la Peña de Cenicientos, y como Jorge no la conocía
y estaba empeñado en “debutar con nuestros colores por todo lo alto”, nos
decidimos por la segunda opción.
Echamos a rodar a eso de las
nueve y diez abandonando la Plaza Mayor poniendo rumbo norte por la calle Reina
Sofía, cruzando la carretera M-507 para continuar por la Avenida de la Piscina
hasta enlazar con el antiguo camino de Villa del Prado a San Martín de
Valdeiglesias, por el que realizamos un rápido ascenso hasta llegar al alto en
las faldas del cerro Lucía, donde hicimos una parada para reagruparnos.
Tras unos minutos de esperar a
Dani y tras llamarle por teléfono sin obtener respuesta, Alejandro se quedó a
esperarle mientras los demás decidimos continuar la marcha hasta llegar a la
Cañada de Talavera, girando a nuestra izquierda para hacer frente a la cuesta
asfaltada y descendiendo posteriormente hasta la N-403.
Tomamos durante unos metros la
carretera y nos desviamos a la izquierda para tomar un camino que tras pasar
junto a la laguna del manantial del Andrinoso, nos condujo hasta la carretera
M-541, a la que nos incorporamos para rodar por ella durante algo más de unos
cinco kilómetros hasta llegar a Cadalso de los Vidrios, atravesando el pueblo y
continuando por la misma carretera durante otros cuatro kilómetros hasta en una
curva desviarnos a la derecha para “empezar lo bueno”.
Y en esa curva de la carretera
tomamos el camino de la Alberca para comenzar con un primer tramo de subida de
un kilómetro y medio donde nos movíamos en porcentajes entre el 16% y el 20%,
con lo que a alguno le tocó poner pie a tierra durante algunos metros.
El camino de la Alberca desembocó
en otro camino por el que continuamos la subida ya de forma más tendida y sin
rampas tan duras hasta llegar a un punto donde el camino termina y ya hay que
continuar por un sendero hasta llegar a la cima de la Peña de Cenicientos.
Algunos de los integrantes del
grupo no quisieron subir hasta la cima y se quedaron en este punto, mientras el
resto continuamos por el sendero en bici durante unos metros hasta dejarlas “repartidas”
entre los árboles para continuar el tramo final escalando entre las piedras
hasta llegar a la cima.
Una vez coronamos, estuvimos durante
unos minutos disfrutando de las vistas, realizando la “parada barrita”, y como
no, haciéndonos las obligadas fotitos, antes de volver a bajar entre las
piedras y retomar las bicis para regresar donde esperaban los que no habían
querido subir.
Tocaba entonces el momento de
descender, bajando “a toda leche” los cinco kilómetros hasta llegar a la
carretera M-541 y tomando después un senderito por el que bajamos hasta el
pueblo de Cenicientos, dirigiéndonos después hacia el cementerio y haciendo una
paradita junto a la Ermita de la Virgen del Roble para allí en una fuente
reponer “agua bendita” antes de poner rumbo de regreso al pueblo.
Tras reponer todos agua,
abandonamos Cenicientos tomando el antiguo camino de Cenicientos a Villa del
Prado, aunque unos metros más adelante nos desviamos a la izquierda para tomar
un senderito que recorríamos por primera vez y que nos hizo disfrutar de la
bajada (a unos más que a otros, como siempre) hasta salir a la carretera M-542,
que atravesamos para continuar descendiendo hasta el arroyo del Molinillo,
donde tomamos un senderito que bordea una finca y asciende por unas lanchas de
piedra y que nos llevó hasta la Cañada de Talavera.
Transitábamos por la Cañada de
Talavera rumbo al pueblo cuando…¡¡Doble pinchazo!!, Perejil y Jose pinchados,
con lo que tuvimos que hacer una paradita para arreglarlos antes de continuar
la marcha hasta llegar a la urbanización "El Romillo", donde cruzamos
la carretera N-403 para tomar la pista hormigonada que enlaza con la urbanización
"El Encinar del Alberche", donde como ya íbamos “pegadillos de hora”,
decidimos descender hasta el pueblo por la carretera M-507, reagrupándonos
todos frente a la estación de autobuses.
Y así después de mucho tiempo
hemos vuelto a visitar la Peña de Cenicientos, realizando una rutilla de unos 48
kilómetros en la que a pesar de rodar por asfalto “más de lo que nos gusta”,
nos hemos pasado de hora y hemos llegado más tarde de lo habitual, aunque en
contraprestación hemos podido disfrutar de las impresionantes vistas desde la
Peña y recorrer un senderito de nuevo descubrimiento desde Cenicientos, todo
ello en una mañana con una temperatura espectacular para estar casi en noviembre.