Bajo la amenaza de la primera “ola de calor” del verano, nos hemos reunido en la Plaza Mayor a nuestra hora habitual un grupito compuesto por Eltiolavara, David, César, Horacio, Gabri, Juan Carlos y Rafa.
Decidimos en esta ocasión intentar hacer una rutilla en la que transcurrir a la sombra el mayor tiempo posible, por lo que con la idea de dirigirnos hacia el Pinar del Almorox abandonamos el pueblo con rumbo sur para dirigirnos hacia el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox hasta llegar a la finca La Blanca, desde donde continuamos hacia la carretera M-540.
Rodamos durante unos metros en paralelo a la carretera M-540 por un senderito hasta la entrada de la urbanización Las Hoyas, donde nos incorporamos a un camino que bordea la urbanización para dirigirnos hacia la zona de las casas de Valdeoliva, donde un poco más adelante nos desviamos a la derecha para dirigirnos hacia el Pinar de Almorox recorriendo un camino en paralelo al arroyo de Valdeasnos.
Tras un periplo por el pinar, nos dirigimos a la urbanización de Pinar de Almorox para en una fuente reponer “líquido elemento” además de darnos un “refrescón” antes de continuar con la ruta ascendiendo hacia El Encinar del Alberche con un calorcito “bastante considerable”.
Faldeamos el cerro de Pino Romero en las cercanías de la urbanización y continuamos hacia la carretera M-507, para atravesar la misma y continuar ascendiendo por la Cañada de Talavera mientras tomábamos la decisión de poner rumbo de regreso hacia el pueblo, ya que a pesar de no llegar aún a las once de la mañana, contábamos ya con una temperatura de 36º.
Recorrimos varios kilómetros por la Cañada de Talavera hasta desviarnos a la derecha y ascender por el pinar de Cuerda Morroche hasta incorporarnos al camino que faldea el cerro de La Puebla y desde allí tomar un camino apenas transitado que faldea el cerro Corrales para posteriormente descender por un cortafuegos hasta el antiguo camino de Villa del Prado a San Martín de Valdeiglesias.
Nos incorporamos al camino y como solemos hacer cuando regresamos por esa ruta, antes de afrontar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para tomar el camino que “faldea” el cerro Lucía hasta enlazar con el camino de Pelayos y desviarnos más adelante a la derecha para tomar el divertido sendero que pasando por detrás del depósito del agua nos llevó de regreso a Villa del Prado, donde directamente nos dirigimos a la Plaza Mayor para terminar esta asfixiante jornada “reponiendo líquidos” tras hacer una rutilla de unos 34 kilómetros.