Tras el “paréntesis” motivado por las Fiestas
Patronales, volvíamos a la acción en una jornada con previsión de algo de
lluvia, lo que no ha impedido que a las nueve de la mañana nos reuniéramos en la
Plaza Mayor un grupete compuesto por Horacio, César, Rafa, Juan Carlos y su
hijo Carlos.
Habíamos quedado en esta ocasión en el puente de la
Pedrera con nuestros “compis” de Villamanta Alberto y David, además de con Nacho
que venía desde Madrid, para hacer un recorrido contemplando la devastación
ocasionada por la Dana de hacía un par de semanas.
Tras unos minutos de cortesía (como siempre esperando
a los que dicen que van a salir pero luego se quedan en casa) iniciamos la ruta
abandonando el pueblo por el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox,
por el que llegamos hasta la pista asfaltada que va hacia la Ermita de La
Poveda, por la que rodamos algo menos de un kilómetros hasta desviarnos a la izquierda
para tomar un camino que recorriendo la zona de “Los Albañales” nos condujo
hasta el camino de La Poveda.
Nos incorporamos al camino de La Poveda con dirección
hacia la M-507, por la que recorrimos a continuación los algo menos de tres
kilómetros que nos separaban del puente de La Pedrera, donde ya nos esperaban
nuestros “compis” y donde pasamos sobre el río Alberche por la pasarela construida
por los militares.
Una vez reunidos, nos dispusimos a bordear Aldea del
Fresno por el “paseo” que había junto al cauce del río, dirigiéndonos después hacia
el polideportivo, donde pudimos comprobar cómo el agua había dejado las pistas
de pádel y tenis completamente llenas de barro y ramas.
Continuamos con dirección hacia donde estaba el puente
de la carretera M-510, donde hicimos una breve parada para una foto antes de
continuar la marcha pasando sobre el río Perales por un paso de tierra con el
fin de dirigirnos hacia la Cañada Real Segoviana, por la que ascendimos con dirección
hacia Chapinería hasta desviarnos a la derecha para descender por un sendero
recorriendo la zona de Las Esperillas y tomar a continuación otro camino por el
que llegamos hasta el cauce del río Perales.
Rodamos junto al río Perales y posteriormente
emprendimos el ascenso hacia Villamantilla por el camino del Río, donde al llegar
al alto hicimos la “parada barrita” de la jornada mientras comenzaban a caernos
las primeras gotas de agua.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha y bordeamos
el pueblo de Villamantilla para recorrer varios caminos por la Dehesa de Villamantilla
y enlazar posteriormente con la Cañada Real Segoviana, por la que llegamos hasta
Villamanta, donde tras reponer agua en una fuente nos dispusimos a bordear el
pueblo por la parte sur, la zona más castigada por la Dana.
Y lo que vimos nos dejó impresionados, empezando por
el polideportivo y el campo de fútbol, ya que se hace difícil imaginar que ahí
había un campo de fútbol y una pista de tenis, al ser todo un arenal con
montones de ramas.
Continuamos bordeando el pueblo contemplando los
destrozos y nos dirigimos posteriormente hacia un alto en el cerro de
Valdespino, desde donde se podía comprobar cómo el Arroyo Grande había tenido
en algunas partes un ancho de casi 200 metros, y pudiendo ver hasta un camión que
había sido arrastrado por las aguas!!!.
Llegó la hora de poner rumbo de regreso al pueblo, y
tras dejar a Alberto, David y Nacho, ascendimos por el camino de La Virgen
mientras comenzaba a llover “en serio” hasta el Camino de Navayuncosa, donde ya
si que nos cayó una tromba de agua que convirtió el camino en un arroyo.
Con la sensación de “ir pinchados” continua motivada
por el barro llegamos hasta Aldea del Fresno, desde donde descendimos hasta el
puente de La Pedrera para volver a cruzar por la pasarela y emprender por
carretera los últimos diez kilómetros de regreso al pueblo, cayéndonos a mitad
de camino otra buena cantidad de agua.
Y tras unos 61 kilómetros acompañados por una lluvia
intensa en la parte final, finalizamos una bonita ruta en la que hemos podido
comprobar gran parte de los destrozos ocasionados por la Dana, dejándonos impresionados
por la magnitud del desastre.
Ojalá no vuelva a producirse algo así.