Jornada calurosa la que se preveía para hoy, y
dispuestos a “sudar un poquito” nos hemos reunido en la Plaza Mayor a las 9,00
horas un estupendo grupo compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro,
César, Jorge, Senderitos, Noesperoanadie, Edu, Granaíno y Rafa por parte del
Club, uniéndose también a nosotros Ángel, Toni y Adrián, dispuestos a compartir
esta jornada con nosotros.
Con unas cervecitas prometidas por Antonio “Granaíno”
por haber aprobado “la opo” el año pasado (es que llevábamos mucho tiempo sin “verle
el pelo” y aún se las debía), comenzamos nuestra ruta minutos después de las
nueve ya con “Lorenzo” calentando lo suyo.
Abandonamos el pueblo por un camino con rumbo sur para
posteriormente incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox para
ir calentando las piernas a buen ritmillo hasta llegar a la finca "La
Blanca".
Giramos a nuestra derecha y comenzamos a ascender
hacia El Encinar del Alberche por un camino paralelo al arroyo de Navacarrala,
rodando entre las encinas por la zona de “Los Valles” y entrando del todo en
calor (por si hacía poco ya) haciendo frente a alguna buena cuesta.
Tras el bonito ascenso entre las encinas, nos
reagrupamos en el alto junto al camino del Majanal (es que a alguno la subida
se le “atragantó”) y descendimos a continuación para incorporarnos al
cortafuegos que bordea la urbanización de El Encinar del Alberche y hacer
frente de nuevo a un par de buenos rampones.
Pasamos las bicis al otro lado de una valla para
incorporarnos al cortafuegos que hace de límite entre las provincias de Madrid
y Toledo para tras unos metros de ascenso descender para desviarnos a la
derecha y tomar el bonito sendero de aproximadamente un kilómetro que transcurre
junto al arroyo del Toril y que recorrimos a la sombrita de los pinos.
La primera parte de sendero nos condujo hasta la pista
que va hacia la urbanización de Pinar de Almorox, cruzando la misma para
continuar ascendiendo y salir más adelante a la mencionada pista, por la que
descendimos unos metros hasta desviarnos a la derecha para afrontar un rampón
del 25% que nos llevó hasta el camino que sube desde la urbanización de Pinar
de Almorox hasta el cerro de Pino Romero, descendiendo a continuación entre los
pinos hacia la urbanización Pinar de Almorox.
A la sombra de los pinos rodamos en paralelo a la
carretera N-403 haciendo en ese trayecto la “parada barrita” de la jornada
además de nuestra fotito de grupo antes de continuar hasta llegar a la pista
hormigonada que comunica las urbanizaciones de El Encinar del Alberche y El
Romillo.
Ascendimos por la pista y el grupo perdió a su primer
integrante, ya que César se desvió para dirigirse ya de vuelta a casa en El
Encinar, mientras los demás nos desviamos a la izquierda para descender hasta
el “Arroyo del Moro” y ascender después hacia la carretera M-507, donde
perdimos a otro miembro, ya que Jorgito se había pegado buena paliza el día
anterior y ya “iba en reserva”.
El resto del grupo emprendimos el ascenso por la
Cañada de Talavera hasta llegar a la pista asfaltada de arriba, donde más
miembros “se cansaron de dar pedales” y dejaron el grupo para dirigirse al pueblo
(Eltiolavara, Toni y Adrián), mientras el resto (los que tenían aún ganas de
dar pedales) descendíamos por la pista para a continuación desviarnos a la
derecha e internarnos en la finca de “La Granjilla” y realizar unos kilómetros “extra”
por senderos hasta enlazar posteriormente con el camino de La Fuenfría (el de
San Martín) y ya poner rumbo de regreso al Pueblo.
Llegamos hasta la Cañada de Talavera y cruzamos la misma
para proseguir hacia Villa del Prado por el antiguo camino de San Martín,
aunque como hacemos habitualmente, antes de comenzar el descenso final hasta el
pueblo nos desviamos a la izquierda para tomar el camino que recorre la ladera
del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y enlazar a
continuación con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa,
recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la derecha y tomar como
es habitual el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua
de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el pueblo.
Aunque ha sido corta, nos ha salido una bonita ruta de
unos 35 kilómetros “durilla” por la temperatura y la elevación, pero estábamos
de vuelta en el pueblo a eso de las 12,30 para refrescarnos y reponer líquidos
con las cervecitas prometidas por Antonio, que claro está nos supieron a gloria
después de la calurosa jornada que habíamos pasado.