En una nueva jornada con una previsión de muuuuuucho calor dado como había
transcurrido el sábado, y con las
vacaciones playeras de algunos “haciendo mella” en el número de integrantes, nos hemos reunido en la Plaza Mayor un grupo
compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Jose, Horacio y Rafa por el Club,
uniéndose a nosotros “El Caracol” Jorge, Juan Pedro “Tresme” y Paquito “el
Máquina”.
Minutos después de las nueve comenzamos nuestra ruta poniendo rumbo norte
para tras pasar junto a las instalaciones de la piscina municipal desviarnos a
la derecha para dirigirnos hacia el depósito del agua, haciendo frente nada más
empezar a una buena cuestecilla antes de enlazar con el exigente senderito (que
normalmente hacemos “en bajada”) por el que continuamos ascendiendo hasta salir
al antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa.
Tras una breve paradita para reagruparnos dado lo “¡ntenso” del sendero,
rodamos unos metros por el camino de Pelayos hasta desviarnos a la izquierda y
pasar junto a una puerta para continuar ascendiendo por la ladera del cerro del
Juego de Bolos y del cerro Lucía bajo una buena “calorina” en la que pese a ser
poco más de las nueve y media el termómetro marcaba 31º de temperatura.
Pasamos junto a la explotación ganadera abandonada y un poco más adelante
salimos al camino de Villa del Prado a San Martín de Valdeiglesias, al que nos
incorporamos para continuar nuestra marcha hasta llegar a la Cañada de
Talavera.
Tomamos la Cañada de Talavera a nuestra derecha para mientras comentábamos
la etapa del Tour del día anterior continuar ascendiendo levemente hasta
enlazar con el camino de Valdenoches, por el que proseguimos el ascenso hasta
llegar a la “explanada” entre el cerro del mismo nombre y el Alto de la Mira y
donde hicimos una breve paradita.
Nos dirigimos a continuación hacia el sendero que transcurre por la cara
norte del cerro Valdenoches y por el que “dejando muestras de ADN” de nuestros
brazos en las jaras descendimos hasta un nuevo camino que tomamos a nuestra
izquierda para tras pasar junto a la casa de los Forestales y rodar por la cara
norte del Alto de la Mira llegar hasta la carretera M-541.
Atravesamos la carretera y continuamos por un sendero entre los pinos (con
parada mecánica incluida para arreglar la cadena de Jose) hasta llegar junto al
abrevadero de “La Cancha”, donde a la sombrita de un pino hicimos la “parada
barrita” de la jornada.
Tras los minutillos de relax retomamos la marcha para bajar por el camino
que transcurre por la ladera del cerro de Las Colmenas pasando junto a la
cantera de Pelayos e incorporarnos a un camino que transcurre en paralelo a la
carretera M-501, por el que llegamos hasta las cercanías de Pelayos de la
Presa.
Pasamos bajo la carretera M-501 por un tubo y bordeando el residencial “Las
Cumbres” nos dirigimos hacia el centro del pueblo para en la fuente de la Plaza
hacer una paradita de relax y reponer agua, bastante necesaria durante toda la
jornada.
De nuevo retomamos la marcha y tomamos la antigua M-501 que atraviesa el
pueblo y después un camino paralelo a la misma hasta llegar a la rotonda de
circunvalación, donde tomamos unos metros de la M-501 para dirigirnos hacia el
inicio de la vía verde de Picadas.
Comenzamos a recorrer la vía verde y como ya el calor iba siendo
considerable, nada mejor para “mitigarlo” que un bañito en las frescas aguas
del embalse de Picadas, para lo que hicimos una parada en uno de los puentes dándose
Eltiolavara, Transcastro, Horacio y Jorge un buen chapuzón.
Después del bañito reanudamos la marcha y recorrimos toda la vía verde
hasta llegar a la presa, pasando sobre el muro y continuando con el ascenso por
la carretera para reagruparnos todos en el alto y desde allí realizar el
descenso hasta enlazar con el camino que transcurre por detrás del detrás del
Safari Park, por el que rodamos hasta conectar con el camino del Molino de
Rodeles que nos llevó junto a la carretera M-507 a la altura de El Rececho.
Cruzamos la carretera y enlazamos con el antiguo trazado del ferrocarril
Madrid-Almorox para regresar al pueblo tras hacernos una buena rutilla de unos
40 kilómetros bajo un calor considerable desde que comenzamos a pedalear,
quedando como muestra los 42º que marcaba el termómetro de Eltilavara en las
cercanías del pueblo.
Al llegar al pueblo y para terminar, como suele ser habitual en estas
jornadas calurosas nos dirigimos a tomarnos las merecidas jarritas de cerveza que
nos supieron a gloria después del calorcito que habíamos aguantado durante toda
la jornada.