Hoy estaba previsto realizar la que probablemente sea la última de nuestras
“rutas mensuales”, siendo en esta ocasión el destino elegido la “Sierra de San
Vicente”, donde nuestra última visita tuvo lugar en el año 2013.
A las ocho de la mañana nos habíamos dado cita en la estación de autobuses
de Villa del Prado un estupendo grupo compuesto por Eltiolavara, Transcastro,
Senderitos, Alberto, César, Jorge, Mariano, Noesperoanadie, Horacio y Rafa,
dispuestos a disfrutar a tope de la ruta.
Tras apañar las bicis en la furgoneta, nos subimos a los vehículos y
pusimos rumbo hacia Almendral de la Cañada, hasta donde teníamos unos 50
kilómetros de camino, y donde llegamos unos minutos antes de las nueve de la
mañana, haciendo los preparativos oportunos en las burras para seguidamente
echar a rodar.
Y tras una fotito antes de empezar, comenzamos a dar pedales para abandonar
Almendral de la Cañada calentando rápidamente las piernas por una estrecha
pista de hormigón con algunas buenas rampas durante algo más de tres kilómetros
y continuando después con el ascenso ya por camino y a la sombra de los robles
hasta llegar a la cima del monte de Cruces tras recorrer unos diez kilómetros
de continuo ascenso desde Almendral, haciendo “entre medias” una paradita para
arreglar un pinchazo de Noesperoanadie.
Disfrutamos de las vistas desde la cima y nos hicimos varias fotitos antes
de retomar la marcha para descender rápidamente y en línea recta por la ladera
del monte de Cruces, teniendo que parar nuevamente ya que a Senderitos se le
habían roto tres radios de la rueda trasera.
Quitamos los radios rotos continuamos bajando hasta llegar a la carretera
de el Piélago, a la que nos incorporamos durante aproximadamente un kilómetro
hasta desviarnos a la izquierda con dirección hacia el campamento de El Piélago
y comenzar a ascender entre los robles hasta llegar de nuevo a la pista que
sube hacia el monte de Cruces por donde ya habíamos pasado.
De ahí tomamos un camino que bordeando un pinar nos llevó hasta el segundo
pico de la jornada, el “Monte Pelados”, con una nueva avería esta vez en la
burra de Eltiolavara, a la que se le rompieron tres piñones del casette, pero
que al menos no le impedían rodar.
Coronamos el Monte Pelados desde donde también podíamos divisar unas
bonitas vistas y donde claro está nos hicimos una fotito de grupo y descendimos
a continuación por un sendero casi perdido entre los pinos (entre las “pestes”
de Senderitos” hasta llegar de nuevo a la carretera de El Piélago para afrontar
a continuación el ascenso al último de los picos de la jornada, el cerro de San
Vicente, para lo que tuvimos que hacer frente a un buen rampón, mereciendo
totalmente la pena la subida por las impresionantes vistas que teníamos desde
allí, visitando además unas ruinas que al parecer son de un castillo de los
Templarios.
Y cuando nos disponíamos a descender del cerro de San Vicente se produjo la
avería más grave de la jornada, cuando a Alberto se le rompió el tornillo que
sujeta el amortiguador de la bici, para lo que hubo que improvisar remedio
gracias a un tornillo que llevaba Noesperoanadie y la siempre útil “cinta
aislante” que llevaba a su vez Senderitos.
Solventado el problema, tocaba descender hasta El Real de San Vicente,
marchándose Alberto junto con Senderitos y Mariano por la carretera para no
forzar la bici, mientras el resto realizamos un divertido descenso hasta llegar
al pueblo, esperándonos a continuación una buena subida para bordear el pueblo
hasta llegar a la gasolinera, donde nos incorporamos al “camino de Almendral”
para recorrer los últimos cinco kilómetros de la ruta hasta regresar a
Almendral de la Cañada, donde nos esperaba nuestro habitual avituallamiento
líquido y sólido para reponer fuerzas, que bien nos habíamos merecido.
Y una vez más hemos pasado una mañana fantástica, realizando una ruta de
únicamente 34 kilómetros pero bastante durilla y en un entorno espectacular de
robles que “hizo las delicias” del personal, esperando que no pase tanto tiempo
hasta que estemos de vuelta por la Sierra de San Vicente.