martes, 28 de junio de 2016

Domingo 26 de junio de 2016 (Vadeando el río por primera vez en el año)



Para compartir una nueva jornada de bici en esta ocasión nos hemos citado en la Plaza Mayor a las nueve un buen grupo de diez bikers compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Senderitos, Jose, Noesperoanadie, Alberto y Rafa por el Club, además de Juan Pedro “Tresme” y Ángel el hijo de Eltiolavara, que repetía con nosotros después de mucho tiempo.

Ante la previsión de una nueva jornada calurosa, nos fijamos el objetivo de cumplir con “nuestra máxima” en tiempos de calor........¡¡Una cortita, y cervecita!!!. Así que en esta ocasión decidimos además cruzar el río por primera vez en lo que va de “buen tiempo”.

Echamos a rodar tras los minutos habituales de cortesía para poner rumbo suroeste y abandonar el pueblo por la carretera M-540, para un poco más adelante desviarnos a la derecha para incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que con algo de “brisilla de culo” rodamos a buen ritmo hasta llegar a la finca “La Blanca”, donde giramos a la izquierda para tomar un camino y después un sendero paralelo a la carretera hasta más adelante salir de nuevo a la M-540.

Tras unos metros por la carretera enlazamos con el camino vecinal de Villa del Prado a Escalona y Almorox, que también fuimos recorriendo a buen ritmo hasta que Noesperoanadie sufrió un pinchazo que obligó al grupo a detenerse para realizar la reparación oportuna.

Una vez solventado el imprevisto, retomamos la marcha para un poco más adelante girar a la izquierda y dirigirnos hacia el río Alberche, donde al llegar nos llevamos dos sorpresas, una agradable de ver que habían “adecentado la zona” poniendo unos contenedores incluso, y otra desagradable de que aún así hay sueltos un montón de cerdos “hijos de p…” que siguen llenándolo todo de mierda allí por donde pasan.

A la orilla del río nos descalzamos (el que quiso) y bici al hombro nos dispusimos a cruzar el río (con el agua fresquita “de narices”, por cierto), poniendo a remojo cada uno partes de su anatomía en función de la altura (mínimo las “partes nobles” y de ahí para arriba), hasta reagruparnos en la orilla de enfrente y prepararnos para reemprender la marcha.

Comenzamos de nuevo a dar pedales y nos incorporamos al camino del Retamar, que “picando hacia arriba” nos llevó a enlazar con el camino de Escalona a La Torre de Esteban Hambrán, al que nos incorporamos para para poner rumbo hacia esta última localidad toledana.

Transitaba el grupo con Noesperoanadie en cabeza cuando al cruzar lo que parecía un charco seco, resultó que solamente estaba seca la “capa de arriba”, habiendo debajo un buen grosor de “cieno”, lo que hizo que la rueda delantera de la bici de Noesperoanadie se clavara hasta la horquilla, con lo que salió volando “por las orejas” aunque por fortuna no sufrió ningún daño, sólo el susto.

Con la rueda de la bici de Noesperoanadie soltando un “olorcillo poco agradable” y llena de cieno, reanudamos la marcha para continuar por el camino hasta llegar a La Torre de Esteban Hambrán, donde en la fuente de “La Canaleja” hicimos la “parada barrita” de la jornada y repusimos agua mientras el protagonista de la jornada hasta el momento “se afanaba” en limpiar la bici y sus zapatillas.

Tras los minutillos de relax comenzamos a rodar de nuevo y tras tomar unos metros de carretera nos desviamos a la izquierda para tomar el camino del Molino y a continuación el camino de Madereros para llegar hasta la entrada de la urbanización “El Avión” ya en “las puertas” de Méntrida, desde donde bajamos hasta el pueblo para hacer una nueva paradita junto a la fuente de El Caño  y reponer agua.

Tras refrescarnos durante unos minutos y recuperar fuerzas, reanudamos la marcha abandonando Méntrida por el camino de la Cuesta de la Reina, por el que llegamos hasta el cerro del Barro Colorado, bajando a continuación hacia el río por el camino que transcurre por la ladera con mucha precaución debido a los "grietones" que tiene.

Descendimos hasta la vega del río y giramos a la derecha incorporándonos al camino de la Vega Grande, por el que rodamos unos dos kilómetros hasta enlazar con el antiguo camino de Villa del Prado a Méntrida, donde giramos a la izquierda para dirigirnos hacia el río Alberche.

Llegamos al río y de nuevo tocaba descalzarse (o no) para pasar a la otra orilla, así que con la bici al hombro y poniéndonos de nuevo a remojo cruzamos el río.

Después de calzarnos de nuevo reanudamos la marcha continuando por el camino de Méntrida hasta llegar a la carretera M-952, que va al hospital Virgen de la Poveda, la cual tomamos durante unos metros hasta girar a la derecha y tomar un camino que pasando por detrás de la granja de La Almudena nos llevó a enlazar con el camino del Charco y regresar al pueblo.

Cumpliendo con el objetivo, estábamos de regreso en el pueblo a una hora prudencial para tomarnos unas cervecitas en la Plaza tras haber realizado una rutilla de unos 48 kilómetros sin mucha exigencia física y con menos calor del esperado por la brisilla que en muchos momentos nos acompañó.

Lo dicho, en tiempos de calor........¡¡Una cortita, y cervecita!!!


martes, 21 de junio de 2016

Domingo 19 de junio de 2016 (De rutilla por la sierra madrileña)



En esta jornada tocaba una realizar una ruta de las que mensualmente realizamos “con desplazamiento”, habiendo preparado para la ocasión una preciosa ruta con salida y llegada en Cercedilla, para lo que nos desplazamos hasta esa localidad de la sierra norte madrileña.
Habíamos quedado a las siete y media en la estación de autobuses, donde nos dimos cita Eltiolavara, Perejil, Transcastro, Noesperoanadie, Horacio y Rafa, además de Jorge de “los Caracoles”, que se unía a nosotros para realizar esta ruta.
Tras apañar “las burras” en el camión de Transcastro, nos dirigimos hacia Aldea del Fresno, donde nos esperaban Alberto y Jose y donde paramos para recogerlos antes de continuar camino de Cercedilla, donde también nos esperaba Carlitos, al que llevábamos unos cuantos meses sin ver.
Llegamos a Cercedilla minutos antes de las nueve, realizando a continuación los preparativos oportunos y comenzando a rodar haciendo frente a una buena cuestecilla de asfalto hasta enlazar con el camino Puricelli, que discurre entre la estación de Cercedilla y el Hospital de la Fuenfría por el interior de un cerrado pinar recorriendo un trazado paralelo al de la carretera de las Dehesas y por el que poco a poco fuimos “entrando en calor”.
Después de rodar por preciosos senderitos entre los pinos y helechos, tomamos un trozo de carretera que nos llevó a enlazar con la pista que sube al puerto de la Fuenfría, donde al tomar contacto “con buen firme” el grupo se dividió según “las patas” del personal, realizando cada uno la subida a su ritmo hasta llegar al mirador de Vicente Aleixandre, donde nos reagrupamos todos para hacernos una fotito de grupo y disfrutar de las vistas.
Reanudamos la marcha para continuar con un ascenso más suave que unos cuatro kilómetros más adelante nos llevó hasta el mirador de La Calva (o de La Reina), desde el que se tienen unas impresionantes vistas de todo el valle de la Fuenfría y los picos de la sierra.
De nuevo tras unos minutillos de relax y las oportunas fotos continuamos para afrontar los últimos metros hasta llegar a el alto de la Fuenfría, desde donde sin detenernos continuamos por la vereda del Infante hacia el Collado de Marichiva, donde al solecito hicimos una “parada barrita” para reponer fuerzas.
Desde allí tomamos realizamos a continuación una corta pero bastante “pedregosa” bajada que nos llevó hasta el Valle del Río Moros. Con los brazos “dormidos” de tanto “rebote” por las piedras, llegamos hasta una pista que recorre el valle por su lado sur y que nos llevó a bordear el embalse de El Espinar llegando a continuación hasta el embalse del Tejo, donde de nuevo hicimos otra paradita.
Precisamente en ese tramo tuvimos “el susto de la jornada” ya que rodábamos junto a otro grupo de gente cuando no sabemos por qué (un despiste quizá) un chaval arrolló por detrás a Eltiolavara con el resultado de terminar los dos por el suelo, aunque por suerte sin consecuencias graves quedando el otro chaval bastante magullado y aturdido (nuestro “Tiolavara” está hecho “un toro” y continuó sin problemas más preocupado por los arañazos de su bici nueva).
Tras visitar el embalse de El Espinar, continuamos rodando cómodamente por una pista descendente en paralelo al río Moros hasta desviarnos a la izquierda para tomar la Senda del Arcipreste que transcurre por un escenario espectacular, comenzando con una primera parte más sencilla para a continuación hacer frente a unos tramos pedregosos en los que tuvimos que echar pie a tierra durante algún metro (pero ni de lejos lo que esperábamos después de lo que algunos habíamos leído y donde la gente decía que había que subir con la bici al hombro porque era “inciclable”).
La realidad es que sin ser “unos fenómenos” pero con voluntad, buena dosis de técnica y por supuesto unos buenos “arreones” de piernas, algunos de nosotros subimos bastantes tramos de piedras sobre la bici realizando únicamente algunas pequeñas paradas de tres-cuatro metros, con lo que pasamos de forma rápida y divertida la “temida” Senda del Arcipreste que…..¡¡No es pa tanto!!.
A continuación tras un corto tramito de sendero comenzábamos a bajar por un sendero-cortafuegos cuando….¡¡Pum!!, ¡¡reventón de Nosperoanadie!!, con lo que tuvimos que dedicar unos minutillos a subsanar el imprevisto antes de continuar bajando por el sendero hasta salir al camino de Los Lomitos.
El camino de Los Lomitos es una pista rápida con un tramo intermedio de ligera subida que recorrimos a buen ritmo hasta llegar a la fuente de La Solana, donde hicimos la última paradita de la jornada para echar un traguito de agua de la sierra antes de realizar el descenso final hasta Cercedilla, con un tramo final donde nos esperaba un corto pero divertido sendero que nos dejó en la misma calle por la que habíamos comenzado la ruta.
Y así concluimos una preciosa rutilla de algo más de 41 kilómetros en la que hemos pasado fresquito en algunos tramos de la jornada sobre todo cuando rodábamos “a la umbría” y recorriendo un entorno espectacular de pinares por la sierra madrileña.
Para terminar la jornada y como es habitual, en los coches nos esperaba el avituallamiento líquido y sólido del que dimos buena y merecida cuenta mientras entre risas comentábamos los pormenores de la ruta y otras cuestiones varias……..


martes, 14 de junio de 2016

Domingo 12 de junio de 2016 (Una cortita e intensa)



Dispuestos a disfrutar de otra mañana calurosa nos hemos juntado a las nueve en la Plaza Mayor un grupo compuesto por Eltiolavara, Alberto, Transcastro, Jose, Horacio, Rafa y Noesperoanadie, al que llevábamos “sin ver el pelo” desde hacía dos meses, uniéndose también al grupo “Los Caracoles” Jorge y Pablo.
Como los últimos domingos nos habíamos demorado bastante en la hora de regreso al pueblo, decidimos hacer una “cortita” para que diera tiempo a tomarnos unas cervecitas a la vuelta, así que para “ganarnos las cervezas” la ruta tendría que ser “corta e intensa” y….¿¿Que tenemos “intenso” por la zona??......¡¡¡Pues el Alto de la Mira!!!.
Así que tras esperar unos minutos por si aparecía alguien más, echamos a rodar poniendo rumbo norte para tomar el antiguo camino de Villa del Prado a San Martín de Valdeiglesias, por el que comenzamos a subir con Pablo destacado en cabeza y los demás a buen ritmillo.
Al llegar a la puerta de arriba, Transcastro dijo que la rodilla le dolía mucho (producto de la caída del domingo anterior) y que no podía continuar, con lo que “su ruta” terminó ahí, despidiéndose hasta el próximo domingo y dándose la vuelta para regresar al pueblo.
El resto del grupo continuamos con el ascenso hasta llegar a la Cañada de Talavera, que atravesamos para continuar por el camino de San Martín, que después se convierte en camino-cortafuegos y que estaba “recién aradito”, con mucha tierra suelta y haciendo difícil el pedaleo en algunos tramos.
Tras realizar un buen esfuerzo por el cortafuegos, donde en algunos tramos de tierra suelta algunos tuvieron que poner “pie a tierra” llegamos al camino de Fuenfría, donde tras unos metros giramos a la derecha para dirigirnos a afrontar el ascenso al Alto de la Mira por su cara norte.
Y tras pasar una barrera comenzamos a hacer frente a esas buenas rampas de piedra suelta y grietas donde casi todos menos Rafa, Pablo y Jorge tuvieron que “descabalgar” en algún momento.
Tras la “corta” pero intensa subida, fuimos llegando a la cima “con cuentagotas” hasta reunirnos todos junto a la antena para realizar allí una merecida “parada barrita” además de la fotito de grupo con vistas hacia el norte.
Después de reponer fuerzas y “bajar pulsaciones” llegó el momento del descenso, para el que tomamos un sendero técnico entre pinos y jaras por el que después salimos a un cortafuegos (también arado, aunque algo más “asentado) por el que bajamos hasta la explanada a los pies del cerro Valdenoches, desde nos encaminamos a realizar la subida al cerro por su pista de piedra suelta.
Coronamos el cerro Valdenoches y a continuación de nuevo tocaba descenso por un rápido cortafuegos donde Jose bajó “como loco” y que nos llevó a los pies del cerro de Las Mucas, donde de nuevo tocaba una buena subidita por un cortafuegos en el que de nuevo el personal tuvo que poner pie a tierra menos Rafa, Jorge y Pablo.
Tras reagruparnos en el alto, a continuación nos dirigimos hacia el comienzo de “las zetas de Pelayos”, por las que hacía bastante tiempo que no bajábamos y que encontramos en mejor estado que la última vez que estuvimos por allí.
Al final del descenso y con “hormigueo” en los brazos por las piedras, nos dirigimos hacia el camino de Valdeyeros, donde tras unos metros….¡¡Pum!!, Jorge destalonó la cubierta trasera, con lo que hubo que hacer una paradita para ponerla de nuevo en su sitio (milagrosas botellas de aire comprimido) para poder reanudar la marcha.
Nos dirigimos al pinar junto al arroyo de Las Labores y desde allí tomamos un camino para pasar por debajo de la carretera M-501 y bordear el pueblo de Pelayos para dirigirnos hacia el muro del embalse de San Juan, pasando sobre el mismo para contemplar como el embalse está prácticamente al 100% de su capacidad.
Continuamos después la marcha hasta la gasolinera de Pelayos, donde hicimos una paradita para comprar unas botellas de agua fresquita con las que reponer los bidones para después incorporarnos durante unos metros la carretera M-501 para enlazar con el inicio de la vía verde de Picadas.
Y para variar, fue tomar contacto con “el llano” y “desatarse las hostilidades” con Noesperoanadie en cabeza, lo que hizo que el personal “se volviera loco” y pusieran un ritmo infernal, con excepción de Horacio, Alberto y Rafa que se lo tomaron con más tranquilidad, quedándose “perdidos” con respecto al grupo.
Recorrimos toda la vía verde hasta llegar a la presa, pasando sobre el muro y continuando con el ascenso por la carretera para reagruparnos todos en el alto, y desde allí realizar el descenso hasta enlazar con el camino que transcurre por detrás del detrás del Safari Park, por el que rodamos hasta conectar con el camino del Molino de Rodeles que nos llevó junto a la carretera M-507 a la altura de El Rececho.
Cruzamos la carretera y enlazamos con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox para regresar al pueblo tras hacernos una buena rutilla con subidas durillas y descensos vertiginosos de unos 40 kilómetros en la que hemos visitado “los tres picos” comenzando por el punto más alto de la zona, el alto de la Mira, seguido del cerro Valdenoches y el cerro de Las Mucas.
Al llegar al pueblo, como era una “hora prudencial” y además lo teníamos en mente, nos dirigimos al lugar de comienzo de la ruta, la Plaza Mayor, donde el amigo Jose nos invitó a unas cervecitas que nos supieron a gloria después del calorcito pasado. ¡¡Muchas gracias, Jose!!