Para la jornada de hoy había una previsión meteorológica de bastante lluvia, lo que nos hizo a lo largo de la semana aplazar la “excursión” que teníamos prevista por la zona de Las Navas del Marqués, aunque ello no ha impedido que en la Plaza Mayor nos juntáramos un buen grupito compuesto por Eltiolavara, Horacio, David, Alberto, Jorge, Gabriel, Rafa y Juan Carlos.
Tras las lluvias caídas el día anterior, decidimos tirar p’al monte con el fin de evitar terrenos embarrados, por lo que sin rumbo fijo abandonamos el pueblo por el antiguo camino de Villa del Prado a San Martín de Valdeiglesias, por el que tras unos siete kilómetros de ascensión llegamos hasta la Cañada de Talavera.
Nos incorporamos a la Cañada de Talavera y continuamos ascendiendo para posteriormente desviarnos a la izquierda y tomar el camino de Valdenoches, por el que ascendimos hacia el cerro del mismo nombre para continuar después descendiendo unos metros hasta desviarnos a la derecha para dirigirnos hacia la Casa de los Forestales.
Desde allí descendimos por un camino entre los pinos hasta llegar a un cortafuegos que atravesamos para continuar descendiendo por un sendero que nos condujo hasta las cercanías de la carretera M-501.
Pasamos bajo la carretera M-501 por un tubo, y tras realizar la “parada barrita” de la jornada y hacernos una fotito de grupo bordeamos el pueblo de Pelayos de la Presa y la urbanización Javacruz para dirigirnos hacia el cerro de San Esteban, por el que disfrutamos de los senderos primero en forma de ascenso por las lanchas de piedra y después descendiendo hasta el helipuerto y el muro de contención del embalse de San Juan.
Nos dirigimos a continuación hacia la gasolinera de Pelayos, desde donde bordeamos la estación de tratamiento de aguas y posteriormente el cerro del Cubo para enlazar con la vía verde de Picadas, por la que rodamos a buen ritmo atravesando todos los charcos y pasando sobre el muro para continuar con el ascenso por la carretera y posterior descenso hasta enlazar con el camino que transcurre del detrás del Safari Park y con el camino del Molino de Rodeles, por el que llegamos junto a la carretera M-507 a la altura de El Rececho.
Cruzamos la carretera y enlazamos con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox para regresar al pueblo tras hacernos una buena rutilla de unos 40 kilómetros en la que finalmente no nos ha caído ni una gota y hemos podido disfrutar del campo con “un buen lavado” y con un terreno en un estado fantástico para nuestro deporte.