martes, 25 de junio de 2019

Domingo 23 de junio de 2019 (Investigando por Paredes y Cenicientos)


Tras participar en la ruta “Huerta y vino” del domingo pasado, toca volver a salir “a nuestro rollo”, juntándonos para ello en la Plaza Mayor a la hora de siempre un buen grupito compuesto por Perejil, Transcastro, Horacio, Noesperoanadie, Jose, Senderitos y Rafa.
En esta ocasión Rafa había preparado un tramo de “exploración” por la zona de Paredes de Escalona, hacia donde pusimos rumbo minutos después de las nueve de la mañana y viendo que ya no se iba a presentar nadie más en la Plaza.
Así que echamos a rodar con rumbo sur abandonando el pueblo por la carretera M-540, por la que rodamos unos metros hasta desviarnos a la derecha para incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox para rodar hasta la finca "La Blanca".
Nos desviamos a la izquierda con dirección de nuevo a la carretera M-540 y recorrimos el senderito paralelo a la misma que transcurre sobre la conducción de agua que va a la urbanización de Las Hoyas, donde en la entrada de la urbanización nos incorporamos a la carretera M-540 durante unos quinientos metros para enlazar con el “Camino vecinal de Escalona y Almorox a Villa del Prado”, donde tuvimos que hacer una parada por un pinchazo en la rueda trasera de Jose (El nº 1 en el “ranking” de pinchazos del Club).
Tras unos minutos para efectuar la oportuna reparación, reanudamos la marcha y continuamos hasta llegar a la urbanización Valcarrillo-Campuzano, donde el camino ya se convirtió en asfalto y rodamos sin baches durante unos cinco kilómetros hasta llegar a la carretera N-403.
Nos incorporamos a la misma durante unos quinientos metros hasta desviarnos a la derecha en la entrada de la finca de Valdeoreja para tomar un caminito que nos llevó hasta Paredes de Escalona, donde comenzaba la primera parte de “exploración”, bordeando el pueblo por su parte sur por la carretera que va hacia Aldea En Cabo hasta desviarnos a la derecha para tomar un bonitos sendero que nos condujo hasta lo que parecía ser un viejo molino junto al arroyo de Pedrillán.
“Apuntándonos” el sendero y el sitio para cuando el campo estuviera más verde, ascendimos a continuación hasta la carretera CM-543, que tomamos durante unos metros hasta desviarnos hacia una vieja cantera abandonada, donde hicimos una breve paradita para esperar a Perejil, que ya venía “suspirando”.
Retomamos la marcha y continuamos por un camino que nos llevó a salir de nuevo a la carretera CM-543, que atravesamos para continuar por un bonito camino-sendero entre las encinas hasta llegar a la Cañada de Talavera, a la que nos incorporamos haciendo un poco más adelante nuestra “parada barrita” y una fotito de grupo.
Proseguimos por la Cañada y llegamos de nuevo a la carretera M-543, cruzando para continuar por la Cañada, aunque más adelante nos encontramos con la sorpresa de que una valla de dos metros nos cortaba el paso, lo que nos obligó a saltar un par de vallas de piedra y “conejear” entre los tomillos durante un tramo hasta que por fin pudimos enlazar con la Senda de Cerro Altillo, por la que por fin pudimos enlazar de nuevo con la Cañada de Talavera.
Continuamos rodando por la Cañada, atravesando la carretera M-544 y recorriendo los casi ocho kilómetros que nos separaban de la carretera N-403, donde llegamos junto a la urbanización de El Romillo y donde Perejil y Jose decidieron abandonar el grupo e irse al pueblo por la carretera, ya que iban algo “perjudicados”.
Los cinco restantes ascendimos por la pista de hormigón hasta la urbanización de El Encinar del Alberche, atravesando la urbanización para enlazar con el cortafuegos que bordea la urbanización por su parte sur y enlazar con el camino de Almorox para regresar al pueblo, haciendo frente a última hora al rampón del 20% de la ladera del Cerro Crespo.
En una jornada en la que a última hora hacía bastante calor, nos hemos hecho una bonita ruta de unos 51 kilómetros en la que hemos conocido un nuevo senderito y unos nuevos caminos de los que hemos “tomado nota” para cuando el campo no esté hecho “un secarral” como en este momento.


jueves, 20 de junio de 2019

Domingo 16 de junio de 2019 (Participando en la Huerta y Vino)


Gran ambiente de bikers en el pueblo para la celebración de la ruta “Huerta y Vino 2019”, juntándonos para participar en ella un grupito compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Nacho, Noesperoanadie, Senderitos, Rafa y César, que debutaba como nuevo miembro del Club MTB Villa del Prado.
Habíamos quedado a las nueve menos cuarto en la Plaza Mayor para a continuación bajar a recoger los dorsales al Polideportivo Municipal, punto de inicio y final de la ruta, donde tras recogerlos y colocarlos en las bicis nos colocamos en el cajón de salida a esperar.
Y a las 9,36 se dio la salida a la prueba, abandonando el Polideportivo para dirigirnos hacia el cementerio e incorporarnos al antiguo camino de Villa del Prado a La Torre de Esteban Hambrán, por el que con un terreno favorable “picando p’abajo” sumado al gran número de bikers, al igual que el año pasado “se preparó” una polvareda importante.
Tras unos seis kilómetros de rodar llegamos al “Charco del Arropino”, donde nos incorporamos al camino de Las Migueras para cruzar el arroyo Arrofresnos, y continuar rodando en dirección sur en paralelo al río Alberche.
Enlazamos a continuación con el camino de Montrueque, que ahora “picando p’arriba” nos llevó hasta la carretera M-540 para atravesar la misma y continuar por un camino hasta enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que continuamos rodando durante poco más de un kilómetro hasta llegar a la finca “La Blanca”, donde giramos a la izquierda para dirigirnos hacia la carretera M-540, rodando a continuación por un senderito en paralelo a la misma hasta llegar casi a la entrada de la urbanización de “Las Hoyas”.
Bordeamos la urbanización de “Las Hoyas” por un camino ascendente hasta llegar a la zona de Valdeolivas, desde donde comenzamos a ascender hacia el cerro de Los Valles para llegar hasta las cercanías de El Encinar del Alberche, desde donde a continuación tocaba un divertido descenso entre las jaras por la ladera del cerro de Los Valles hasta llegar a una laguna, desde donde de nuevo teníamos que ascender hasta prácticamente el mismo sitio desde donde habíamos comenzado el descenso.
Tras recorrer la zona de El Quejigal, descendimos hasta el arroyo Arrofresnos para de nuevo comenzar a ascender hasta coronar el Cerro Crespo, desde donde tras recorrer diversos senderos incluido un rampón del 23% de inclinación llegamos al polígono industrial de Villa del Prado, cruzando después la carretera para hacer una paradita en el primer avituallamiento de la ruta tras unos 30 kilómetros de ruta.
Y lo que para unos fue una paradita para reponer fuerzas, para Noesperoanadie fue el “fin de ruta”, ya que (como es costumbre) decidió que ya tenía bastante con hacer media ruta y abandonó el grupo, mientras el resto comenzamos a ascender por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias, en el que Nacho se sintió fuerte en cabeza mientras que César comenzaba a dar “muestras de flaqueza”.
Realizamos el ascenso y continuamos hacia la Cañada de Talavera, donde al llegar giramos a la derecha para ascender levemente por la misma e incorporarnos posteriormente al Camino de Valdenoches, por el que continuamos ascendiendo para a continuación descender hasta la “Casa de los Forestales” y desde allí recorrer un camino por la cara norte del cerro Valdenoches para después bordear el cerro de Las Mucas y descender por el cortafuegos hasta la laguna del arroyo de Las Labores, desde donde de nuevo tocaba volver a ascender por la Cañada de Talavera.
Ascendimos algo más de dos kilómetros por la Cañada de Talavera y nos desviamos a la izquierda para incorporarnos a un camino entre los pinos por el que continuamos ascendiendo para después recorrer el cerro Rojo por su parte sur hasta enlazar con el camino de Pelayos de la Presa.
Por fin teníamos “un poco de respiro” y tocaba un rato de bajada, descendiendo por el camino hasta desviarnos más adelante a la derecha para tomar el senderito que va hacia detrás del depósito de agua de Villa del Prado y desde allí continuar hasta el pueblo, dirigiéndonos hacia la Ermita del Cristo y a continuación hacia el avituallamiento, que se encontraba en el mismo lugar que cuando habíamos pasado anteriormente.
Y aunque ya estábamos en el pueblo, todavía quedaban un par de “suplicios”, ya que tras una breve paradita en el avituallamiento teníamos que continuar ruta hacia el camino del Valle, haciendo frente a una buena cuesta de asfalto suelto para descender a continuación hacia el arroyo Arrofresno y volver a ascender hasta el camino del Majanal, ya con las patas “a punto de caramelo”.
Menos mal que desde allí sólo quedaba dejar a la bici rodar “cuesta abajo” durante unos tres kilómetros hasta llegar al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que recorrimos los últimos cuatro kilómetros hasta llegar al pueblo y finalizar la ruta con una buena paliza en el cuerpo.
El recorrido, de unos 65 kilómetros, aunque lo conocíamos todo no deja de ser bonito, resultándonos bastante más duro que el año pasado, pero que hemos podido realizar sin problema, cosa que seguro no podrán decir otros bikers a los que veíamos bastante “malamente” en los kilómetros finales de ruta.

jueves, 13 de junio de 2019

Domingo 9 de junio de 2019 (Reconociendo la ruta "Huerta y Vino")


Tras nuestro rutón de Segovia a Villa del Prado, volvemos a nuestro horario habitual de salidas, es decir a las nueve de la mañana, y en la Plaza Mayor nos hemos reunido un buen grupito compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Senderitos, Perejil, Noesperoanadie, Jose y Rafa por el Club, además de Pablo el sobrino de Senderitos y César, que de nuevo había bajado desde El Encinar para acompañarnos en nuestra ruta.
Mientras debatíamos hacia donde encaminarnos, llegaron a la plaza un grupito de la U.C. Villa del Prado, encabezado por su Presidente Juan Carlos y acompañado por Javi “Tresme”, Ricardo y Mónica Varas, que nos propusieron realizar con ellos el recorrido de la marcha del próximo domingo “Huerta y Vino”, a lo que “por supuesto” aceptamos.
Y así comenzamos la ruta echando a rodar con dirección sur para dirigirnos hacia el cementerio e incorporarnos al antiguo camino de Villa del Prado a La Torre de Esteban Hambrán, por el que con un terreno favorable “picando p’abajo” rodamos a buen ritmo durante unos seis kilómetros hasta llegar al “Charco del Arropino”, donde nos incorporamos al camino de Las Migueras para cruzar el arroyo Arrofresnos, y continuar rodando en dirección sur en paralelo al río Alberche.
Enlazamos a continuación con el camino de Montrueque, que ahora “picando p’arriba” nos llevó hasta la carretera M-540 para atravesar la misma y continuar por un camino hasta enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que continuamos rodando durante poco más de un kilómetro hasta llegar a la finca “La Blanca”, donde giramos a la izquierda para dirigirnos hacia la carretera M-540, rodando a continuación por un senderito en paralelo a la misma hasta llegar casi a la entrada de la urbanización de “Las Hoyas”.
Bordeamos la urbanización de “Las Hoyas” por un camino ascendente hasta llegar a la zona de Valdeolivas, donde tuvimos que realizar una parada para solucionar un pinchazo en la rueda trasera de César, y que al estar parados un rato avisamos a Juan Carlos para que no nos esperaran y continuaran ellos con la ruta a su ritmo.
Tras arreglar el pinchazo, reanudamos la marcha y desde la zona de Valdeolivas comenzamos a ascender hacia el cerro de Los Valles para llegar hasta las cercanías de El Encinar del Alberche, desde donde a continuación tocaba un divertido descenso entre las jaras por la ladera del cerro de Los Valles hasta llegar a una laguna, desde donde de nuevo teníamos que ascender hasta prácticamente el mismo sitio desde donde habíamos comenzado el descenso.
Mientras recorríamos la zona de El Quejigal, nos encontramos con Javi “Padrós”, al que convencimos para que se uniera a nosotros para descender a continuación hasta el arroyo Arrofresnos y de nuevo comenzar a ascender hasta coronar el Cerro Crespo, desde donde tras recorrer diversos senderos incluido un rampón del 23% de inclinación llegamos al polígono industrial de Villa del Prado.
Más o menos esa era la primera parte de la ruta, ya que ahora tocaba continuar con la parte de “montaña” ascendiendo por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias, en el que Senderitos y Jose abandonaron el grupo alegando “compromisos” y se dieron la vuelta a mitad del ascenso, mientras el grupo restante compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Javi “Padrós”, Noesperonadie, César y Rafa completamos el ascenso y en una parada a la sombrita de un pino nos hicimos la “fotito de grupo” de la jornada, aunque ya habíamos perdido a varios integrantes.
Como ya íbamos mal de hora, valoramos sobre si continuar la ruta o acortar y dirigirnos hacia el pueblo a tomarnos unas cervecitas, “triunfando” la segunda opción (como era de esperar), con lo que con esa idea reanudamos la marcha recorriendo el camino que transcurre por la parte sur del cerro de La Puebla y del cerro Rojo para dirigirnos hacia el camino de Pelayos de la Presa a Villa del Prado, por el que comenzamos el descenso con dirección al pueblo hasta desviarnos como es habitual en la parte final a la derecha para tomar el senderito que conduce hasta el depósito del agua y desde allí terminar finalmente en el pueblo, dirigiéndonos hacia la Plaza Mayor para tomarnos allí unas refrescantes cervecitas.
Aunque no hemos realizado la ruta completa, nos ha salido un recorrido de unos 46 kilómetros en el que se nos hizo “extraño” subir por el camino de San Martín tras llevar 30 kilómetros en las piernas, ya que siempre lo hacemos “desde cero”.
Y el próximo domingo, ahí estaremos realizando en su totalidad el recorrido de la marcha “Huerta y Vino” en nuestra localidad, esperando que no haga tanto calor como el año pasado, ya que el recorrido es “durillo”.