lunes, 27 de marzo de 2017

Domingo 26 de marzo de 2017 (Pasando del calor al frío)



Con un cambio drástico en la climatología con respecto al domingo pasado en el que disfrutamos de más de veinte grados, en esta ocasión la mañana ha amanecido lluviosa y desapacible, lo que ha provocado una “espantá general” reuniéndonos en la Plaza Mayor a la hora de siempre únicamente dos valientes, Eltiolavara y Rafa.
Como es habitual cuando la climatología “no acompaña”, nada mejor que tirar “p’arriba” para entrar pronto en calor, con lo que tras constatar que no hacía acto de presencia nadie más comenzamos a pedalear con rumbo norte abandonando la Plaza Mayor por la Avenida Reina Sofía.
Dejamos el pueblo y comenzamos a subir por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado “dándole al palique” mientras pedaleábamos a buen ritmillo, con el terreno algo pegajoso en algunos tramos debido a las lluvias caídas durante la noche anterior.
Llegamos al alto en la ladera del cerro de Santa Lucía y tras descender a continuación unos metros, giramos a la izquierda para incorporarnos a un cortafuegos “sube-baja” que recorrimos hasta llegar a los pies del cerro Otanejo, donde tomamos un senderito que transcurre junto al arroyo del Bodegón y que nos llevó hasta la Cañada de Talavera.
Cruzamos la Cañada y de nuevo nos incorporamos al camino de San Martín de Valdeiglesias, recorriendo el cortafuegos y haciendo una paradita junto al “Canto del Pichón” para hacernos una fotito continuando después por el cortafuegos hasta enlazar con el camino de La Fuenfría, donde Eltiolavara propuso dirigirnos hacia un sendero por la ladera del “Alto la Mira” que había descubierto el lunes pasado.
Giramos más adelante a la derecha para tras recorrer unos metros girar a continuación a la izquierda y bajar por un cortafuegos hasta enlazar con el comienzo del sendero, que aunque en la primera parte era “asequible”, a continuación se convertía en un “paredón” del 30% por el que subimos hasta que “nos dejó la patata”, teniendo que subir un tramo haciendo “empuja-bike” hasta enlazar con el camino que sube por la cara norte del “Alto de la Mira” (el sendero quedó claro que mucho mejor para bajarle).
Al salir al camino, subimos de nuevo a “las cabalgaduras” para continuar con el durillo ascenso hasta la cima, donde una espesa niebla impedía disfrutar de las vistas. Tras una breve paradita para una fotito y “reponer fuerzas” rápidamente ya que en esos momentos la lluvia comenzó a “arreciar”, emprendimos un rápido descenso por el cortafuegos en el que las gotas de lluvia y el frío hacían que “doliera la cara”.
El descenso por el cortafuegos nos condujo hasta la Cañada de Talavera, donde giramos a la izquierda para descender unos metros por la misma hasta girar a la derecha para comenzar a ascender de nuevo entre los pinos por el camino que transcurre entre el cerro de La Puebla y el Cerro Rojo, continuando posteriormente por la ladera de éste último hasta enlazar con el antiguo camino de Pelayos a Villa del Prado.
Comenzamos entonces a realizar el descenso final con destino al pueblo hasta que ya en las cercanías nos desviamos a la derecha para tomar el divertido senderito que lleva hasta la parte de detrás del depósito del agua de Villa del Prado finalizando la ruta en el comienzo del camino de Pelayos.
Aunque la mañana tenía “muy mala pinta” finalmente nos ha respetado, lloviendo únicamente en la cima del Alto de la Mira y unas pocas gotillas durante el resto de una ruta que aún siendo cortita (unos 22 kilómetros), ha tenido un buen tramo de exigencia hasta subir al Alto la Mira además de lo blandito del terreno en muchos tramos de la misma.
Una vez más, haciendo honor a nuestro lema……”Salimos aunque haga bueno” (al menos los más locos).

martes, 21 de marzo de 2017

Domingo 19 de marzo de 2017 (Celebrando "con rampones" el Día del Padre)



Con la previsión de disfrutar de una climatología estupenda y dispuestos a “regalarnos” una buena rutita por ser “El día del Padre”, nos hemos reunido en la Plaza Mayor a la hora de siempre un sexteto compuesto por Horacio, Perejil, Transcastro, Jorge, Edu y Rafa, uniéndose también al grupo nuestro amigo Javi, de El Encinar, dispuesto de nuevo a disfrutar de otra mañana en nuestra compañía.
Al ser un día “señalado” en el que tendríamos que cumplir con la familia, habíamos hablado por el grupo del Whatsapp de hacer una ruta cortita para estar pronto de vuelta, con lo que con intención de no alejarnos mucho del pueblo comenzamos a subir “a la aventura” por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, con Perejil “evidenciando” un “estado de forma” que no debe de distar mucho del que pueda tener Bahamontes a día de hoy.
Subíamos por el camino cuando Edu comento……”El otro día corriendo descubrí un sendero nuevo para enlazar el camino de San Martín y el de Pelayos…..”, así que fieles a nuestro “espíritu aventurero” nos encomendamos a sus indicaciones, y continuamos subiendo por el camino de San Martín hasta desviarnos a la derecha para tras pasar junto a una puerta tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía y lleva hasta una explotación ganadera abandonada, punto donde comenzaba el “supuesto sendero”.
Al llegar junto a los restos de las construcciones, siguiendo las instrucciones de Edu nos incorporamos a unas “rodadas” por las que tras recorrer unos metros nos encontramos…..¡¡Con un rampón del 27%!!!.
Con los comentarios de…¡¡Cabrón, donde nos has traído!!, comenzamos a subir el rampón, teniendo poco a poco que ir poniendo todos pie a tierra, menos Jorge, que aunque tuvo que tirarse al suelo después para “tomar aire” consiguió subirlo casi entero sobre la bici.
Tras el rampón llegamos a un pequeño claro en la ladera del “cerro del Juego de Bolos”, donde “el rastreador” Edu, comenzó a dudar por donde continuar, optando finalmente por un sendero entre las chaparras que más adelante desapareció…..(parece que no es por aquí, comentaba), con lo que terminamos “jabalineando” por la ladera recorriendo lo que parecían senderos de los ciervos o jabalíes.
Finalmente y tras un rato de “exploración” entre las jaras y encinas encontramos un camino por el que conseguimos incorporarnos al camino de Pelayos y continuar con el ascenso hasta llegar a la ladera del Cerro Rojo, donde estuvimos esperando al “rezagado” Perejil para en vez de continuar hacia Pelayos desviarnos a la izquierda para rodar unos metros por un camino antes de desviarnos a la izquierda para por un cortafuegos comenzar a ascender por la ladera del “cerro de La Puebla”.
Molinillo “p’arriba” ascendimos por el cortafuegos hasta llegar a la cima (936 metros) con Perejil coronando un ratillo después y “llamándonos de todo”, mientras al solecito y con unas impresionantes vistas de la zona hacíamos la “parada barrita” de la jornada.
Tras reponer fuerzas, retomamos la marcha realizando un vertiginoso descenso “ladera abajo” por el cortafuegos para después incorporarnos a la Cañada de Talavera justo al comienzo de la cuesta asfaltada, por la que de nuevo tocaba realizar una subidita para continuar después con un descenso hasta la carretera N-403.
Tomamos unos metros la carretera y nos desviamos a la izquierda para llegar junto a la laguna del manantial del Andrinoso, donde de nuevo afrontamos a nuestra izquierda un rampón del 25%, donde ésta vez únicamente Rafa pudo subirlo dando pedales, con el resto del grupo haciendo algo de “empuja-bike”.
Al coronar el cerro nos incorporamos a un cortafuegos por el que nunca habíamos rodado y por el que fuimos a salir a un trozo de la antigua N-403, bajando por el asfalto hasta una cantera junto a la actual carretera, donde comenzamos a recorrer un bonito “sendero-cortafuegos” que transcurre entre los pinos junto a la misma por el que llegamos junto al cruce de la N-403 y la M-507, donde cruzamos la carretera para continuar recorriendo el pinar hasta llegar a la Cañada de Talavera.
Cuando íbamos a reanudar la marcha tras reagruparnos después de la bajada, descubrimos un sendero de nueva creación que entre los pinos nos condujo al punto donde queríamos llegar, o sea los tubos para cruzar bajo la N-403 al otro lado.
Contentos por haber descubierto un nuevo senderito, tras cruzar la carretera de nuevo comenzaba un ascenso por la ladera del cerro de Pino Romero hasta llegar a la pista hormigonada que enlaza El Encinar del Alberche y El Romillo, por la que continuamos ascendiendo hasta llegar a la puerta de entrada a El Encinar.
Junto a la puerta el grupo se dividió en dos, ya que Perejil, Edu y Horacio no estaban por la labor de subir más cuestas y decidieron bajarse al pueblo por la carretera, mientras que Javi ya se quedaba en su casa y Jorge, Gabriel, y Rafa continuaron la ruta por el cortafuegos que bordea toda la toda la parte sur de la urbanización haciendo frente a otras buenas rampas.
Tras bordear El Encinar descendimos hasta el arroyo de Arrofresnos, donde a continuación nos esperaba el último rampón del 20% para subir por la ladera del cerro Crespo, mientras Gabriel comentaba…..¡¡Si no “reventamos” hoy………..!!!.
Conseguimos los tres subir el rampón sin poner pie a tierra y a continuación bajamos por el divertido senderito entre las encinas hasta el arroyo Arrelobos, para continuar con la subida final y posterior descenso que nos condujo hasta el Polígono Industrial, donde llegamos unos minutos después de las 12,30 horas.
Aunque ha sido una ruta cortita, (únicamente unos 31 kilómetros) ha sido bastante intensa, con varios rampones de entre el 20% y el 27% que nos han puesto “las patas” y “la caldera” a tope, añadiendo además una temperatura espectacular durante toda la mañana y cumpliendo nuestro objetivo de estar prontito de vuelta.
Y el próximo domingo, si la climatología no lo impide, comenzamos con nuestras rutas mensuales!!!

martes, 14 de marzo de 2017

Domingo 12 de marzo de 2017 (Primera jornada "primaveral" del año)



Después de un sábado con una climatología espectacular y con previsión de continuar al menos hasta mediodía del domingo, deseosos de irnos “despojando” de la indumentaria de invierno nos hemos reunido en la Plaza Mayor a la hora de siempre un sexteto compuesto por Eltiolavara, Horacio, Alberto, Transcastro, Jorge y Rafa. A última hora se unieron al grupo Toni y Angel “Lechero”, dispuestos de nuevo a acompañarnos en otra de nuestras andanzas dominicales.
Tal como habíamos hablado mediante el grupo del Whatsapp, para hoy teníamos previsto en el recorrido de nuevo una parte “arqueológica” en la que intentaríamos encontrar algunas de las tumbas de la necrópolis visigoda de Piedraescrita, además de investigar una trialera inédita por la zona de Cadalso de los Vidrios.
Y con ese objetivo echamos a rodar minutos después de las nueve para abandonar el pueblo por el camino del Valle, cruzando el arroyo de los Arrelobos y tras una buena subida con posterior descenso cruzamos también el arroyo Arrofresno para a continuación llegar hasta el camino del Majanal, que atravesamos para pasar junto a una laguna que forma el arroyo de Navacarrala y girar a la derecha para comenzar poco a poco con el ascenso con dirección a El Encinar del Alberche.
Entre las encinas y las jaras realizamos por un sendero un bonito ascenso por el cerro de Los Valles hasta llegar a las cercanías de El Encinar del Alberche, donde para incorporarnos al camino nos encontramos con la sorpresa que habían colocado una valla de alambre “con pinta” de ser muy reciente, ya que tenía un brillo “anormal”.
Pasamos las bicis por encima y sorteamos la valla para incorporarnos a un camino por el que realizamos un rápido descenso hasta la zona de los “Prados de Valdeolivas”, desde donde pusimos rumbo hacia Almorox tomando un camino para enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox por el que llegamos hasta el pueblo.
Atravesamos a continuación el pueblo para tomar un nuevo camino con posterior sendero por el que salimos al camino de Los Enebrales, por el que bajamos hasta el arroyo Tordillos para a continuación hacer frente a un ascenso de unos tres kilómetros con unas buenas rampas, siendo la mayoría de la subida por firme de hormigón, donde “las patas” se nos pusieron bien a tono y donde desde el inicio Toni puso un ritmo imposible de seguir para los demás, con lo que le perdimos de vista hasta llegar al alto, donde nos estaba esperando.
El ascenso nos condujo hasta la Cañada de Talavera, que tomamos unos metros a nuestra izquierda hasta desviarnos a la derecha para pasar unas puertas y dirigirnos hacia donde se encuentran las tumbas de la necrópolis visigoda de Piedraescrita.
Como las tumbas al parecer se encuentran muy diseminadas por la zona y además “semiescondidas” entre las encinas y los matorrales sólo conseguimos encontrar una, aprovechando el lugar para al solecito hacer la “parada barrita” de la jornada además de la fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha “volviendo sobre nuestras rodadas” para regresar hasta la Cañada de Talavera y tras cruzar la carretera M-544 continuar por la Cañada para más adelante desviarnos a la izquierda “poniendo rumbo” hacia Cadalso de los Vidrios rodando por una pista asfaltada que transcurre por la zona del “Lanchar de la Osa” y por la que llegamos hasta la carretera M-507.
Cruzamos la carretera y nos incorporamos al camino del Canto del Agua para dirigirnos al pueblo, donde como algunos íbamos “justos” de agua nos dirigimos hacia nuestro lugar habitual de “avituallamiento líquido”, que no es otro que el cementerio de Cadalso.
Después de reponer “líquido elemento”, llegó la hora de poner rumbo de regreso al pueblo, para lo que tomamos un divertido tramo de senderos para dirigirnos hacia la zona de “El Piquillo”, comenzando con un descenso entre los pinos para posteriormente abandonar el camino y tomar un sendero “semi-oculto” que más adelante se convierte en una trialera por la que bajar hasta la vía pecuaria del arroyo del Boquerón.
Inédita para nosotros hasta ahora ya que era la primera vez que la hacíamos, la trialera es bastante técnica y con mucha piedra suelta además de un desnivel importante, lo que hacía que en algunas ocasiones costara bastante frenar la bici.
Todos en algún momento de la bajada tuvimos que poner “pie a tierra”, siendo Transcastro “el chalao” que más tiempo se mantuvo sobre la bici y llegando abajo el primero, seguido de Alberto y Rafa.
Esperamos al final de la trialera a que llegaran Angel, Toni y Horacio (los que más suela de las zapatillas gastaron) y reanudamos la marcha rodando por la vía pecuaria del Boquerón con dirección ascendente hasta llegar a la carretera M-542, que cruzamos para tomar un sendero por el que pasamos junto a la laguna del manantial del Andrinoso, tomando a continuación durante unos metros la carretera N-403 hasta enlazar con la pista asfaltada que lleva hasta la Cañada de Talavera.
Tras rodar por la pista asfaltada, tras bajar por la cuesta que recorre la ladera del cerro Otanejo nos desviamos a la derecha para enlazar con el camino de San Martín del Valdeiglesias y afrontar los últimos kilómetros hasta el pueblo, aunque antes de afrontar el descenso final nos desviamos a la izquierda para tras pasar una puerta, tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y enlazar con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la derecha (todos menos Horacio, que ya iba “cascadillo”) para tomar el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado y continuando desde allí hasta el pueblo.
Y así terminamos nuestra ruta en la primera jornada “primaveral” del año, donde algunos por fin pudimos “enseñar cacha” tras un invierno que va tocando a su fin marcándonos un buen rutón de 50 kilómetros y más de 1.000 metros de desnivel en el que hemos recorrido algunos tramos inéditos para nosotros (sobre todo la trialera) y que ha hecho que alguno llegara a casa “madurito”.