Tras el
rutón del domingo pasado por tierras de Piedralaves volvemos a nuestros
dominios, y en una mañana que ha amanecido con un fresquito considerable nos
hemos reunido un grupo reducido compuesto por Eltiolavara, Transcastro,
Noesperoanadie, Mariano y Rafa, uniéndose a nosotros nuestro amigo Javi de El
Encinar, al que llevábamos varias semanas “sin ver el pelo”.
Para esta
jornada estaba previsto investigar un nuevo camino desde la Cañada de Talavera
hasta Almorox, para lo que primero tendríamos que llegar hasta la Cañada y con
ese objetivo echamos a andar con rumbo suroeste para abandonar el pueblo por el
camino del Valle, donde calentamos las piernas con el cuestón que hay tras
cruzar el arroyo Arrelobos.
Por el
camino del Valle llegamos hasta el camino del Majanal que sube hacia El Encinar
del Alberche, aunque nosotros atravesamos el mismo para llegar a una laguna que
forma el arroyo de Navacarrala para desde allí comenzar a ascender por un
bonito sendero entre las jaras recorriendo el cerro de Los Valles hasta salir
de nuevo al camino del Majanal ya en las cercanías de El Encinar del Alberche.
Descendimos
a continuación hasta el arroyo del Charco de Cahorzo, donde Eltiolavara tuvo un
susto al toparse con una valla de alambre que han puesto últimamente. Por
suerte iba despacio y aunque se fue al suelo la caída no tuvo consecuencias.
Proseguimos
la marcha bordeando la urbanización de El Encinar por un sendero entre las
encinas que transcurre por el cerro de La Chacona, teniendo que atravesar por
un paso entre zarzas que últimamente se ha cerrado bastante y que nos hizo “jabalinear”
y llevarnos unos cuantos enganchones.
El sendero
nos condujo hasta un cortafuegos que bordea la urbanización, al que nos
incorporamos para después tomar la pista entre los pinos que llega hasta la urbanización
de Pinar de Almorox, que atravesamos hasta llegar a la carretera N-403.
Atravesamos
la carretera y continuamos por un camino por el que llegamos hasta la parte de
atrás de la urbanización El Romillo, para desde allí dirigirnos hacia el pequeño
embalse que hay, el cual bordeamos por el bonito sendero que recorre su orilla hasta
llegar a la Cañada de Talavera.
Al salir a
la Cañada el grupo perdió un integrante, y es que “Noesperoanadie” decidió
poner rumbo de regreso al pueblo “achacando” un tirón en el abductor, con lo
que los cinco restantes continuamos la marcha por la Cañada de Talavera durante
unos cuatro kilómetros hasta desviarnos a la izquierda para tomar un camino por
el que comenzamos “la exploración prevista” al nuevo camino, durante la que en
una explanadita al sol hicimos la “parada barrita” de la jornada, además de la
fotito de grupo.
Tras reponer
fuerzas reanudamos la marcha y continuamos por el camino para descender hasta enlazar
con la Senda del Cerro Cruz, por la que llegamos hasta la carretera M-544, cruzando
bajo la misma para a continuación hacer frente a la subidita hasta el pueblo de
Almorox, que con tramos de entre el 10% y el 14% nos “puso las patas” a tono,
dirigiéndonos después a la Ermita de Nuestra Señora Virgen de la Piedad para
reponer agua.
Rellenamos
las botellas y nos incorporamos a la carretera N-403 para rodar por asfalto
hasta llegar a la gasolinera abandonada de Almorox, donde tomamos el sendero
que transcurre en paralelo a la carretera hasta llegar a la urbanización de
Pinar de Almorox, donde callejeando hicimos frente a alguna buena cuesta hasta
llegar al depósito del agua.
Pasamos
entonces una valla de alambre y tomamos un camino por el que bajamos por la
ladera del cerro de la Fuente de Riofrío hasta llegar al cauce del arroyo del
Toril, donde nos incorporamos al bonito senderito que transcurre junto al arroyo,
llegando después hasta la parte de atrás de El Encinar del Alberche.
Atravesamos
una parte de la urbanización para acompañar a Javi hasta las cercanías de su
casa y continuando los cuatro “jinetes” restantes bordeando la urbanización por
un senderito por el que enlazamos con el cortafuegos de la parte sur de la
urbanización, por el que terminamos de bordear la misma hasta tomar un camino que
nos condujo hasta el arroyo Arrofresnos, junto al que rodamos unos metros para
después cruzar un puente de madera y ascender hasta el camino del Valle, por el
que habíamos comenzado la ruta y por el que regresamos al pueblo.
Nos ha
salido una rutilla muy chula de unos 36 kilómetros en la que hemos conocido
otro camino por el que nunca habíamos transitado (nunca dejamos de conocer
nuevos caminos y senderos), y aunque la mañana comenzó bastante fresquita al
final se ha quedado una mañana espectacular, tanto que al solecito en la plaza
nos hemos tomado unas cervecitas mientras comentábamos la jornada.