No sabemos si por “la resaca” de la celebración de “La Champions” por parte
de unos y “la depresión” por haber perdido por parte de otros, pero el tema es
que el grupo ha menguado con respecto a las últimas jornadas, dándonos únicamente
cita en la Plaza Mayor a la hora de siempre un quinteto compuesto por
Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Senderitos y Rafa. Se unieron también a
nosotros “los Caracoles” Jorge, Mariano y Javi, además de Juan Pedro “Tresme”,
dispuesto a “ejercitar la rodilla” tras su operación.
Como por diferentes motivos habíamos ido aplazando una ruta que teníamos
pendiente consistente en ir a Rozas de Puerto Real, decidimos realizarla en
esta ocasión si no surgía ningún impedimento, así que tras los “minutos
habituales de cortesía” comenzamos nuestra ruta.
Salimos desde la Plaza Mayor tomando rumbo suroeste para abandonar el
pueblo por el camino del Valle, donde tras cruzar el arroyo Arrelobos y el
arroyo Arrofresnos seguidos ambos de sendos rampones llegamos hasta el camino
del Majanal, por el que continuamos ascendiendo hasta llegar a las cercanías de
El Encinar del Alberche.
En el alto hubo que realizar una “parada mecánica”, ya que a Rafa se le
soltó el cable del desviador delantero “requiriendo los servicios” de nuestro “mecánico
profesional” Eltiolavara, que siempre “nos saca las castañas” en caso de
avería. ¡¡Como siempre, Muchas gracias!!. ¡¡¡Que haríamos sin ti……….!!!
Tras la parada obligada, nos dispusimos a bordear la urbanización por el
cortafuegos que transcurre por su parte sur, para tomar después una calle de la
urbanización y enlazar a continuación con el comienzo de la pista forestal que
enlaza las urbanizaciones de El Encinar de Alberche y Pinar de Almorox, a la
que nos incorporamos con dirección a esta última.
Rodando a buen ritmo por la pista y tras "acortar" por un
sendero, llegamos hasta Pinar de Almorox, atravesando la urbanización para
llegar hasta la carretera N-403, donde cruzamos la misma para rodar en paralelo
a la misma durante unos metros hasta desviarnos a la izquierda por un camino y
a continuación un sendero que nos llevó hasta la parte de atrás de la
urbanización de El Romillo.
Desde allí nos dirigimos hacia el pantanillo que hay detrás de la
urbanización, mojándonos los pies al pasar por el rebosadero del muro de la
presa y continuando después por un sendero hasta llegar a la Cañada de
Talavera.
Rodamos por la Cañada durante unos metros hasta desviarnos a la derecha
para tomar el antiguo camino de Cadalso de los Vidrios a Almorox, por el que
llegamos hasta la carretera M-507 junto a las instalaciones de reparto de
gasóleo, cruzando a continuación la carretera para incorporarnos al camino del
Canto del Agua y llegar hasta Cadalso de los Vidrios.
Buscando una fuente nos dispusimos a atravesar el pueblo, realizando una “parada
barrita” en la que Juan Pedro protagonizó la anécdota de la jornada cuando
entró a una tienda y se compró “un brazo de gitano” para “avituallar”, con el
consiguiente cachondeo de después por parte de todos. Allí nos encontramos con
nuestro amigo Javi “el Almorojano”, que como había salido solo decidió
acompañarnos durante el resto de la ruta.
Tras unos minutos reanudamos la marcha para dirigirnos hacia la “zona
inexplorada” de la ruta, incorporándonos durante unos metros la carretera M-541
con dirección a Cenicientos para a continuación desviarnos a la derecha y tomar
el camino de la Higuera, que transcurre bordeando por su cara norte el pico “Lancharrasa”
(el hermano de la Peña de Cenicientos), situado al oeste del pueblo de Cadalso.
El camino era una preciosidad aunque se encontraba bastante blando y con
algunos tramos embarrados, lo que unido a que “picaba para arriba” nos resultó
un pelín exigente en algunos tramos, sobre todo a Juan Pedro, que ya empezaba a
notar que las fuerzas escaseaban.
Tras recorrer el camino salimos a la carretera M-546, por la que rodamos
unos dos kilómetros hasta llegar a nuestro objetivo, Rozas de Puerto Real,
donde a la entrada del pueblo encontramos una fuente que nos vino “al pelo”
para repostar agua y realizar una nueva “parada barrita”.
Después de unos minutillos de parada, reanudamos la marcha atravesando una
parte del pueblo para dirigirnos hacia el polideportivo y desde allí tomar una
vía pecuaria que rodando entre vacas y terneros nos condujo hasta la
urbanización de Entrepinos.
Recorrimos a continuación unas calles de la urbanización con la idea de
tomar unos senderos muy chulos que conocíamos, pero debido a todos los pastos
crecidos últimamente fuimos incapaces de encontrarlos, con lo que en un punto nos
tocó “dar marcha atrás” para irnos a tomar “lo conocido”, ya que íbamos
bastante mal de hora.
Así que nos dispusimos a bajar por la trialera que va desde Entrepinos
hasta el arroyo Tórtolas, donde durante la bajada Juan Pedro “salió por los
aires” con el resultado de unas buenas marcas en muslos y rodillas, aunque por
suerte sin gravedad.
Cruzamos después la carretera M-542 para tomar la vía pecuaria del
Boquerón, donde el grupo “se dispersó” ya que cada uno se puso un ritmo “acorde
a sus fuerzas”, aunque después nos reagrupamos todos al llegar junto a la carretera
M-541, donde atravesamos la misma para continuar por un sendero hasta llegar a
la laguna del manantial del Andrinoso y desde allí hasta la carretera N-403, a
la que nos incorporamos durante unos metros hasta enlazar con la pista
asfaltada que lleva hasta la Cañada de Talavera.
Nos despedimos de nuestro amigo Javi, que ponía rumbo hacia Almorox y bajamos
por la Cañada de Talavera hasta enlazar con el antiguo camino de San Martín de
Valdeiglesias a Villa del Prado, por el que afrontamos el descenso final hasta
el pueblo.
Hemos
disfrutado de una ruta preciosa de más de 50 kilómetros pero bastante
rompepiernas con mucho tiempo subiendo, y ello unido a la avería mecánica de
Rafa, el extravío que nos hizo dar marcha atrás, y el bajar el ritmo un poco en
los últimos kilómetros nos hizo llegar al pueblo a las dos de la tarde en punto
(la única pega de la jornada).