lunes, 30 de mayo de 2016

Domingo 29 de mayo de 2016 (De ruta hacia Rozas)



No sabemos si por “la resaca” de la celebración de “La Champions” por parte de unos y “la depresión” por haber perdido por parte de otros, pero el tema es que el grupo ha menguado con respecto a las últimas jornadas, dándonos únicamente cita en la Plaza Mayor a la hora de siempre un quinteto compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Senderitos y Rafa. Se unieron también a nosotros “los Caracoles” Jorge, Mariano y Javi, además de Juan Pedro “Tresme”, dispuesto a “ejercitar la rodilla” tras su operación.
Como por diferentes motivos habíamos ido aplazando una ruta que teníamos pendiente consistente en ir a Rozas de Puerto Real, decidimos realizarla en esta ocasión si no surgía ningún impedimento, así que tras los “minutos habituales de cortesía” comenzamos nuestra ruta.
Salimos desde la Plaza Mayor tomando rumbo suroeste para abandonar el pueblo por el camino del Valle, donde tras cruzar el arroyo Arrelobos y el arroyo Arrofresnos seguidos ambos de sendos rampones llegamos hasta el camino del Majanal, por el que continuamos ascendiendo hasta llegar a las cercanías de El Encinar del Alberche.
En el alto hubo que realizar una “parada mecánica”, ya que a Rafa se le soltó el cable del desviador delantero “requiriendo los servicios” de nuestro “mecánico profesional” Eltiolavara, que siempre “nos saca las castañas” en caso de avería. ¡¡Como siempre, Muchas gracias!!. ¡¡¡Que haríamos sin ti……….!!!
Tras la parada obligada, nos dispusimos a bordear la urbanización por el cortafuegos que transcurre por su parte sur, para tomar después una calle de la urbanización y enlazar a continuación con el comienzo de la pista forestal que enlaza las urbanizaciones de El Encinar de Alberche y Pinar de Almorox, a la que nos incorporamos con dirección a esta última.
Rodando a buen ritmo por la pista y tras "acortar" por un sendero, llegamos hasta Pinar de Almorox, atravesando la urbanización para llegar hasta la carretera N-403, donde cruzamos la misma para rodar en paralelo a la misma durante unos metros hasta desviarnos a la izquierda por un camino y a continuación un sendero que nos llevó hasta la parte de atrás de la urbanización de El Romillo.
Desde allí nos dirigimos hacia el pantanillo que hay detrás de la urbanización, mojándonos los pies al pasar por el rebosadero del muro de la presa y continuando después por un sendero hasta llegar a la Cañada de Talavera.
Rodamos por la Cañada durante unos metros hasta desviarnos a la derecha para tomar el antiguo camino de Cadalso de los Vidrios a Almorox, por el que llegamos hasta la carretera M-507 junto a las instalaciones de reparto de gasóleo, cruzando a continuación la carretera para incorporarnos al camino del Canto del Agua y llegar hasta Cadalso de los Vidrios.
Buscando una fuente nos dispusimos a atravesar el pueblo, realizando una “parada barrita” en la que Juan Pedro protagonizó la anécdota de la jornada cuando entró a una tienda y se compró “un brazo de gitano” para “avituallar”, con el consiguiente cachondeo de después por parte de todos. Allí nos encontramos con nuestro amigo Javi “el Almorojano”, que como había salido solo decidió acompañarnos durante el resto de la ruta.
Tras unos minutos reanudamos la marcha para dirigirnos hacia la “zona inexplorada” de la ruta, incorporándonos durante unos metros la carretera M-541 con dirección a Cenicientos para a continuación desviarnos a la derecha y tomar el camino de la Higuera, que transcurre bordeando por su cara norte el pico “Lancharrasa” (el hermano de la Peña de Cenicientos), situado al oeste del pueblo de Cadalso.
El camino era una preciosidad aunque se encontraba bastante blando y con algunos tramos embarrados, lo que unido a que “picaba para arriba” nos resultó un pelín exigente en algunos tramos, sobre todo a Juan Pedro, que ya empezaba a notar que las fuerzas escaseaban.
Tras recorrer el camino salimos a la carretera M-546, por la que rodamos unos dos kilómetros hasta llegar a nuestro objetivo, Rozas de Puerto Real, donde a la entrada del pueblo encontramos una fuente que nos vino “al pelo” para repostar agua y realizar una nueva “parada barrita”.
Después de unos minutillos de parada, reanudamos la marcha atravesando una parte del pueblo para dirigirnos hacia el polideportivo y desde allí tomar una vía pecuaria que rodando entre vacas y terneros nos condujo hasta la urbanización de Entrepinos.
Recorrimos a continuación unas calles de la urbanización con la idea de tomar unos senderos muy chulos que conocíamos, pero debido a todos los pastos crecidos últimamente fuimos incapaces de encontrarlos, con lo que en un punto nos tocó “dar marcha atrás” para irnos a tomar “lo conocido”, ya que íbamos bastante mal de hora.
Así que nos dispusimos a bajar por la trialera que va desde Entrepinos hasta el arroyo Tórtolas, donde durante la bajada Juan Pedro “salió por los aires” con el resultado de unas buenas marcas en muslos y rodillas, aunque por suerte sin gravedad.
Cruzamos después la carretera M-542 para tomar la vía pecuaria del Boquerón, donde el grupo “se dispersó” ya que cada uno se puso un ritmo “acorde a sus fuerzas”, aunque después nos reagrupamos todos al llegar junto a la carretera M-541, donde atravesamos la misma para continuar por un sendero hasta llegar a la laguna del manantial del Andrinoso y desde allí hasta la carretera N-403, a la que nos incorporamos durante unos metros hasta enlazar con la pista asfaltada que lleva hasta la Cañada de Talavera.
Nos despedimos de nuestro amigo Javi, que ponía rumbo hacia Almorox y bajamos por la Cañada de Talavera hasta enlazar con el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, por el que afrontamos el descenso final hasta el pueblo.
Hemos disfrutado de una ruta preciosa de más de 50 kilómetros pero bastante rompepiernas con mucho tiempo subiendo, y ello unido a la avería mecánica de Rafa, el extravío que nos hizo dar marcha atrás, y el bajar el ritmo un poco en los últimos kilómetros nos hizo llegar al pueblo a las dos de la tarde en punto (la única pega de la jornada).

lunes, 23 de mayo de 2016

Domingo 22 de mayo de 2016 (Reabriendo caminos y senderos)



Con la previsión de una buena jornada de bici nos hemos juntado en la Plaza Mayor a la hora de siempre un buen grupito compuesto por Eltiolavara, Horacio, Perejil, Alberto, Transcastro, Javichy, Jose, Senderitos y Rafa. Además se unió a nosotros Paco “el Máquina”, al que llevábamos sin “ver el pelo” desde antes del invierno.
Como Perejil “se puso pesao” con que rodáramos un poco, después de bastante tiempo comenzamos una ruta rodando con rumbo sur, tomando la carretera M-540 para a continuación desviarnos a la derecha para incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y rodando a buen ritmo llegar hasta la finca "La Blanca", donde giramos a la derecha para tomar un camino entre las encinas rumbo norte por el que llegamos hasta un par de lagunas, teniendo que parar durante unos minutos junto a una de ellas por una avería de Transcastro con el cambio.
Al retomar la marcha comenzamos con el primer ascenso “algo serio” de la jornada, que transcurriendo por un bonito sendero por la ladera del cerro de Los Valles nos llevó hasta las cercanías de El Encinar del Alberche, donde comenzamos a bordear la urbanización por el cortafuegos que transcurre por su parte sur, tomando después una calle de la urbanización para poder enlazar con el comienzo de la pista forestal que enlaza las urbanizaciones de El Encinar de Alberche y Pinar de Almorox, a la que nos incorporamos con dirección a esta última.
Rodando por la pista y tras "acortar" por un sendero, llegamos hasta Pinar de Almorox, que atravesamos para llegar hasta la carretera N-403, donde cruzamos para rodar en paralelo a la misma durante unos metros hasta desviarnos a la izquierda por un camino y a continuación un sendero que nos llevó hasta la parte de atrás de la urbanización de El Romillo.
Desde allí nos dirigimos hacia el pantanillo que hay detrás de la urbanización, donde tras mojarnos un poco los pies al pasar por el rebosadero del muro de la presa, continuamos por un sendero que nos llevó hasta la Cañada de Talavera.
Rodamos por la Cañada algo más de dos kilómetros, para desviarnos a la izquierda tomando un camino que algo más adelante había sido “tomado por el pasto” lo que ocasionó que Perejil que iba “abriendo grupo” se fuera al suelo por meter la rueda delantera en una grieta escondida del terreno.
Continuamos “rehaciendo el camino” hasta enlazar con el antiguo camino de Cenicientos a Almorox, tomando después un tramo de senderos también casi perdido hasta salir a la carretera M-544, que va de Almorox a Cenicientos, y donde a pocos metros llegamos hasta la puerta de entrada de la finca donde está el puente.
Junto al puente de las Barguillas, de construcción romana y situado sobre el cauce del arroyo Tabalón, hicimos la "parada barrita" de la jornada, estando precioso el lugar por la cantidad de agua que llevaba el arroyo.
Después de la “visita arqueológica” y reponer fuerzas, volvimos de nuevo a la carretera para rodar durante un par de kilómetros por la misma hasta desviarnos a la derecha para bajar por un senderito también invadido por el pasto hasta el arroyo Tordillos, haciendo a continuación una buena subida hasta Almorox y dirigiéndonos hacia la Ermita de Nuestra Señora Virgen de la Piedad para reponer agua antes de continuar nuestro camino de regreso hacia Villa del Prado.
Tras reponer agua en la fuente de la ermita, continuamos la ruta atravesando Almorox para enlazar con otro tramo del ferrocarril Madrid-Almorox, y rodar por él durante un tiempo hasta desviarnos a la izquierda para tomar el camino de Valdeolivas y llegar hasta la parte de arriba de la urbanización de Las Hoyas.
A continuación fuimos bordeando la urbanización por un sendero hasta llegar a la M-540 (carretera del Alamín), rodando a continuación durante un kilómetro por la misma hasta desviarnos a la izquierda y tomar un camino donde hicimos una breve paradita para observar durante unos segundos a una culebra de cerca de un metro que “plácidamente” tomaba el sol en medio del camino hasta que “unos capullos de naranja” la fastidiaron el plan.
Tras esconderse la culebra entre el pasto, reanudamos la marcha hasta enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox donde en la última parte hubo un espectacular y divertido pique en el que pusimos un ritmo infernal hasta llegar a la entrada del pueblo.
Aunque la mañana empezó algo fresquita, al final se quedó una buena temperatura para acompañarnos durante los 40 kilómetros de esta bonita ruta en la que hemos tenido que ir “reabriendo” senderos y caminos que con esta primavera lluviosa han sido invadidos por el pasto.
Tal como era el plan, hemos llegado al pueblo prontito (poco más de las 12,30) aunque en esta ocasión no ha habido “cervecita reponedora” porque buena parte del grupo no podía, así que en la próxima ocasión será.

martes, 17 de mayo de 2016

Domingo 15 de mayo de 2016 (De rutón entre Ávila y Villa del Prado)



Y llegó por fin el esperado día para el que habíamos previsto nuestro “rutón del año”, consistente en un recorrido entre Ávila y Villa del Prado y para el que nos reunimos un buen grupo compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Granaíno, Alberto, Perejil, Horacio, Senderitos, Jose y Rafa, además del “Caracol” Jorge, que se unía a nosotros para hacer esta ruta.
Habíamos quedado a las 7,00 horas en la estación de autobuses, poniendo rumbo a Ávila minutos después para llegar a nuestro destino alrededor de las 8,00 y disponernos a prepararnos nosotros y las bicicletas bajo una pertinaz lluvia.
Tras una fotito junto a las murallas de Ávila, comenzamos a rodar junto a las murallas para posteriormente abandonar el “casco antiguo” de la ciudad y dirigirnos hacia la carretera CL-505 para tras unos pocos metros abandonar el asfalto y comenzar a rodar por camino ya con los pies calados por la lluvia y el agua del asfalto…(joder, ¡¡¡y eso casi sin haber empezado!!!!).
Por un camino embarrado y lleno de charcos que teníamos que ir esquivando para no empaparnos más todavía llegamos hasta una pista de zahorra que tomamos a nuestra derecha para dirigirnos hacia la primera localidad de nuestro recorrido, Tornadizos de Ávila.
Llegamos a Tornadizos y bordeando el pueblo continuamos la marcha por la pista de zahorra rodando en paralelo a la carretera CL-505 para tras un pequeño tramo de “furtiveo” pasando un par de puertas (es lo que tiene cuando un camino público atraviesa una finca privada) para salir de nuevo a la carretera CL-505 justo en el “Puerto de Las Pilas”, donde cruzamos la carretera para comenzar a recorrer la parte más bonita de la ruta, consistente en un descenso por trialera-sendero hacia el valle de Herradón de Pinares.
Tras las lluvias caídas, resultó que la trialera en muchos tramos se había convertido en un buen arroyo, lo que nos obligó sobre todo en los tramos de piedra a echar pie a tierra para evitar “males mayores” al tocar el freno.
Con “Senderitos” cerrando el grupo y echando “flores” de la trialera, pasamos esa primera parte mas “chunga” técnicamente para tras reagruparnos continuar con el descenso ya por un senderito asequible y sin dificultades por el que después de mojarnos los pies cruzando el arroyo de la Cañada de los Carriles llegamos hasta una pista asfaltada que nos condujo hasta El Herradón de Pinares.
Atravesamos el pueblo y rodando por un camino en paralelo al río de La Gaznata salimos a la carretera AV-P-305 y después a la AV-P-306 que recorrimos durante unos cinco kilómetros hasta desviarnos a la izquierda para tomar el camino de La Gaznata y continuar rodando en paralelo al río del mismo nombre hasta llegar a su desembocadura en el embalse de El Burguillo.
Con un embalse de El Burguillo “hasta las trancas”, fuimos recorriendo toda la “recula” por su margen derecha (con parada para fotito incluida) hasta llegar al puente de La Gaznata, donde nos incorporamos a la carretera N-403 durante unos cuatro kilómetros hasta llegar junto al muro del embalse de “El Burguillo”.
Desde allí nos dirigimos hacia el comienzo de otra de las “partes bonitas” de la ruta, un senderito que transcurre por la ladera de “Los Llanitos” y bordeando el embalse de El Charco del Cura donde de nuevo disfrutamos mucho antes de llegar hasta el muro del embalse, donde hubo “parada barrita”, fotito, y minutos de relax junto al rebosadero.
Reanudamos la marcha y bordeando El Tiemblo tomando el camino de Navalaceña (que más que camino es una carretera asfaltada, aunque no tiene apenas tráfico) y por la que rodamos durante varios kilómetros hasta llegar junto a la carretera AV-502, que cruzamos para comenzar un corto descenso hasta llegar al arroyo Tórtolas.
Cruzamos el arroyo por un “currado” puente hecho con troncos y palets (el arroyo llevaba demasiada corriente para cruzarlo en bici) y comenzamos con la parte “más chunga” de la jornada, un ascenso por el camino de la Aliseda acompañados por un sol que ya calentaba “de lo lindo” y que nos restó buena parte de las fuerzas existentes.
El camino de La Aliseda nos llevó hasta San Martín de Valdeiglesias, atravesando el pueblo (sin dejarnos pendiente ninguna señal de “dirección prohibida”) para llegar hasta la ermita del Cristo de la Sangre, donde cruzamos la carretera M-501 para comenzar el “último escollo” de la jornada, la ascensión por el camino asfaltado de Maroñones donde tras un par de buenas rampas enlazamos con el camino de La Fuenfría para poner rumbo hacia Villa del Prado.
Ya en esta última subida las fuerzas escaseaban principalmente en Horacio y Perejil, haciéndose presente la famosa “subida de bola”, que obligó a Horacio a hacer unos tramos de “empuja-bike”.
Llegamos hasta la carretera M-541 y cruzamos para continuar por el camino de La Fuenfría hasta enlazar con el camino de San Martín y afrontar el descenso final que nos llevó hasta Villa del Prado.
En una mañana que en lo climatológico no había comenzado muy bien, poco a poco fue mejorando y se convirtió en una mañana espectacular, como se merecía esta fantástica ruta que realizamos entre Ávila y Villa del Prado de unos 76 kilómetros de recorrido en la que disfrutamos muchísimo.
Y para terminar, como es habitual tras nuestras rutas mensuales, en la Plaza Mayor repusimos fuerzas con unas buenas cervecitas y raciones que nos supieron a gloria después del esfuerzo realizado.