Parece que ha vuelto el invierno
durante este fin de semana, teniendo que sacar de nuevo del armario el maillot
largo, la chaqueta, las botas.... y el chubasquero!!!. Como no podía ser de
otra manera tal como ha amanecido la mañana, ha habido "deserción
masiva", juntándonos en la Plaza Mayor a la hora de siempre únicamente
"tres chalaos", dos fijos (Eltiolavara y Rafa) y otro que empieza a
serlo (Transcastro).
Cayendo alguna que otra gota
iniciamos nuestra ruta, abandonando la Plaza Mayor para poner rumbo noroeste
tomando el camino de San Martín, previendo que "se iba a liar" de un
momento a otro por lo negro que se veían los montes.
Juntitos y de charla realizamos
el ascenso, aunque al llegar a la puerta de arriba tuvimos que sacar el
chubasquero del bolsillo porque la cosa empezaba a ponerse un poco seria y la
lluvia ya era "más que un chispeao".
Ya "plastificaos",
reanudamos el ascenso mientras cada vez llovía más y más. Llegamos hasta la
Cañada de Talavera y la cruzamos para continuar hacia San Martín por el
cortafuegos, que por suerte no estaba muy pegajoso aunque costaba algo más de
lo normal.
Bajamos a continuación hasta la
carretera M-541, la cual cruzamos para enseguida tomar un nuevo senderito
escondido e inédito por el que bajamos entre los tomillos y los pinos hasta
enlazar con el sendero que viene desde la carretera M-541 y al que nos
incorporamos girando a la izquierda para continuar entre los pinos hasta llegar
a una pequeña explanada, donde junto a un abrevadero y aprovechando que había
parado de llover, nos quitamos el chubasquero e hicimos la "parada
barrita" de la jornada.
Reanudamos la marcha tras unos
minutos, continuando por otro caminito entre los pinos para dirigirnos hacia la
trialera que baja desde la antena del "Canto del Guarro", y que se
encontraba en mejor estado que la última vez, bajando por ella para después
enlazar con un bonito tramo de senderos por el que llegamos hasta las cercanías
de la carretera M-501.
La cosa empezó de nuevo a ponerse
negra, y tuvimos que sacar otra vez el chubasquero, mientras dábamos la razón a
las previsiones meteorológicas que decían que a partir de las doce iba a caer
"la mundial", así que decidimos que lo mejor sería poner rumbo de
regreso al pueblo.
Giramos a nuestra derecha y
tomamos un camino que discurre en paralelo a la carretera M-501 y por el que
llegamos hasta las cercanías de Pelayos de la Presa junto a la rotonda,
ascendiendo unos metros entre los pinos para por una puerta salir a la
carretera M-541 y bajar unos metros por ella hasta desviarnos a la derecha para
continuar bordeando la carretera M-501 hasta pasar por debajo de ella por un
puente para dirigirnos hacia el pueblo y tomar un tramo de senderos y
posteriormente una calle para pasar de nuevo por debajo de la carretera por
otro puente evitando así pasar por la finca de los rumanos y tener que saltar
la puerta.
Bajo la lluvia continuamos
rodando en paralelo a la carretera M-501 por un sendero por el que llegamos
hasta el pinar del arroyo de las Labores, subiendo después por un camino hasta
salir a la pista asfaltada de la depuradora, donde estuvimos durante unos
instantes debatiendo sobre si continuar ascendiendo por la pista o bajar hasta
la vía verde de Picadas.
Finalmente, ante "el miedito"
que nos dio el pensar en cómo estaría de barro la subida de "las
eses", decidimos irnos a lo fácil y bajar por la pista hasta la depuradora,
para enlazar allí con la vía verde de Picadas.
Tomamos la vía verde y enseguida
Eltiolavara se puso en cabeza "a tirar" del trío mientras cada vez
llovía más, llevándonos "con la lengua fuera" hasta la presa. Realizamos
después el ascenso y posterior descenso por la carretera hasta desviarnos a la
derecha para tomar el camino de detrás del Safari Park, mientras seguía cayendo
agua "a mares" y veíamos como el cielo estaba "cerrado" por
todos lados a los que miráramos.
Continuamos hasta llegar a la
carretera M-507 a la altura de "El Rececho", donde cruzamos la misma
para enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y dejarnos
las últimas fuerzas pedaleando contra el viento y el agua que nos daban de cara
hasta llegar al pueblo.
En esta jornada "pasada por
agua", hemos hecho una buena rutilla de unos 42 kilómetros, recorriendo
unos nuevos senderos por los que no habíamos pasado antes, y sorprendidos de
que a pesar de llegar al pueblo llenos de barro, empapados y con los pies
haciendo "chof-chof" dentro de las botas, Trascastro no se arrepentía
de haber salido. ¡¡Bienvenido al grupo de "los chalaos"!!.
El próximo domingo, más.
(Esperemos que sin lluvia).