En la jornada de hoy tocaba desplazarse hasta la
vecina localidad de Almorox, para participar en la IV edición de "La
Crujebielas", y para ello habíamos quedado a las 8,45 en la estación de
autobuses un buen grupito de siete integrantes compuesto por Javichy, Jose
"el Mara", Horacio, Transcastro, Granaíno, Alberto y Rafa, viniendo
también con nosotros Paquito “el Máquina”.
Apañamos las bicis en la fregoneta de Javichy y
pusimos rumbo hacia Almorox, donde aparcamos en el campo de futbol, lugar
destinado para esos menesteres, procediendo después a recoger los dorsales y
colocarlos en las bicis.
Y cuando nos vamos a preparar…..¡¡a Transcastro se le
han olvidado las zapatillas de bici!!, buena manera de empezar el día…..
Una vez que estuvimos todos preparados, bajamos para
colocarnos en la salida y reunirnos allí con Eltiolavara y Perejil, que habían
ido desde el pueblo en bici y esperar allí el momento de comenzar a dar pedales
disfrutando de un buen ambientillo de bikers. (Con poco margen, eso si, fue
llegar nosotros y darse la salida).
Echamos a rodar puntuales a las diez de la mañana,
recorriendo algunas calles de Almorox para abandonar el pueblo con dirección
hacia el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que rodamos
unos kilómetros hasta desviarnos a la izquierda y comenzar el terreno
"rompepiernas" por el que llegamos hasta las cercanías de la parte de
atrás de la urbanización de Pinar de Almorox, punto donde el recorrido se
dividía en dos, uno para los de 20 kilómetros y otro para los de 40.
Con excepción de Paquito, que "salió
escopetado" desde el principio y no le vimos el pelo en toda la mañana, el
resto rodábamos más o menos agrupados, y así nos dirigimos hacia la "parte
mas chunga" de la ruta, la subida por el cortafuegos que bordea El Encinar
del Alberche, con un tramo "heavy" de un buen rampón donde desde el
principio se veía una buena procesión de gente haciendo “empuja-bike”, pero
Granaíno y Rafa dejaron el pabellón alto al subirlo sobre la bici en medio de
todos.
Continuamos después bordeando la urbanización por el
cortafuegos y dirigiéndonos hacia la carretera M-507, donde Eltiolavara nos
dejó para volverse al pueblo debido a compromisos personales, continuando
juntos el grupo restante compuesto por Horacio, Transcastro, Javichy, Granaíno,
Alberto, Perejil, Jose y Rafa.
Tocaba después bajar entre los pinos hasta la
carretera N-403, pasando por debajo de la misma y ascendiendo después unos
metros hasta llegar al primer avituallamiento de la jornada, donde nos tomamos
unos minutos de relax para tranquilamente comer y beber algo.
Proseguimos la marcha para dirigirnos hacia la
urbanización de El Romillo, donde tomamos varias calles de la urbanización y a
continuación descendimos hasta el pequeño embalse que hay en la parte de atrás
de la misma, que bordeamos por un senderito para salir a la Cañada de Talavera,
por la que rodamos durante bastante tiempo hasta desviarnos a la izquierda y
volver posteriormente a tomar la Cañada hasta llegar a la carretera M-544.
Cruzamos la carretera y allí nos esperaba el siguiente
avituallamiento, donde de nuevo nos tomamos unos minutillos de relax antes de
afrontar la parte "fácil" de la ruta con el descenso hasta la cantera
del Diente de la Vieja y recorriendo después el último tramo del recorrido ya
con Almorox a la vista.
Y cuando ya estábamos prácticamente en el pueblo,
subiendo la cuesta que va hacia el cementerio por el camino de los Enebrales, al
igual que el año pasado apareció "el tío del Mazo" en forma de
tirones en Javichy, que por si fuera poco tuvo un percance a pocos metros de la
meta, aunque por suerte sólo fue unos pequeños raspones.
Y así completamos nuestra participación en la cuarta
edición de "La Crujebielas" después de una fantástica mañana en la
que en algunos momentos pasamos calor, pero disfrutando de nuestro deporte en
un gran ambiente y sin prisas por la clasificación, ya que al irnos esperando
unos a otros llegamos de los últimos tras un tiempo de tres horas y doce
minutos.
Y aunque pensábamos que no llegábamos a tiempo ni para
“rebañar el perolo” al final si que quedaba algo de la riquísima caldereta de
venado que había preparado la organización acompañado de cervecita o refresco
mientras esperábamos el sorteo de regalos y la entrega de premios, donde este
año no hubo suerte y volvimos con las manos vacías.
Y para el próximo domingo nos espera otra buena, ¡¡¡La
Talajara!!!.