martes, 29 de agosto de 2017

Domingo 27 de agosto de 2017 (Rutita con "ducha" incorporada)



En una mañana en la que la predicción meteorológica indicaba que nos iba a acompañar algo de agua nos hemos reunido en la Plaza Mayor a las 8,00 horas “bajo esa amenaza” un sexteto compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Rafa, Jose y Mariano, al que hacía ya dos meses y medio que “no veíamos el pelo”.
Como la mañana estaba nublada, era una ocasión “propicia” para retomar “las buenas costumbres” y comenzar la ruta “tirando p’arriba”, ya que hacía bastantes domingos que con el “planning” de hacer rutas largas lo “teníamos olvidado”.
Con algo de retraso debido a que Horacio tuvo “un imprevisto” con su bici que le obligó a volverse a casa a coger la bici de su hijo para poder acompañarnos, echamos a rodar con rumbo norte para abandonar el pueblo por el antiguo camino de Villa de Prado a San Martín de Valdeiglesias.
Con Transcastro en cabeza tirando del grupo y Mariano a su rueda sin acusar la inactividad realizamos a buen ritmillo los cuatro kilómetros y medio hasta llegar al alto en la ladera del Cerro Lucía, donde el grupo perdió un integrante, ya que Horacio no se encontraba cómodo con su “nueva montura” y prefirió volverse para el pueblo para hacer a su ritmo una ruta “más tranquila”.
El resto del grupo continuamos la marcha para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera, donde giramos a nuestra izquierda para hacer frente a la cuesta asfaltada, continuando unos metros por el asfalto hasta desviarnos a la izquierda y continuar recorriendo la Cañada de Talavera con dirección hacia la carretera M-507 durante unos metros hasta desviarnos a la derecha y por un camino entre los pinos bajar hasta la carretera N-403 junto a la laguna del Pozo Alcornocoso.
Tras cruzar la carretera, continuamos la ruta tomando un camino entre los pinos por el cerro Alcornocoso, bajando a continuación por un sendero entre las jaras hasta el cauce del arroyo del Linar (ahora seco), que cruzamos para después comenzar a ascender por la ladera del cerro de la Cuba por la zona que llamamos “Los Indios”, subiendo por un camino-sendero por el que entre pinos llegamos hasta la cantera que se encuentra a los pies de la Peña Muniana, donde hicimos una breve paradita para “tomar aire”.
Tras unos segundos de relax, reanudamos la marcha por una pista para llegar hasta la entrada del camping "Pinar de Cadalso", donde tomamos unos metros la carretera M-541 para posteriormente desviarnos a la derecha y tomar un sendero junto al depósito del agua de Cadalso para continuar bordeando el pueblo hasta llegar al cementerio de Cadalso, donde de nuevo hicimos una paradita para reponer “líquido elemento” además de reponer fuerzas.
Después de la “parada barrita”, emprendimos de nuevo la marcha tomando unas calles del pueblo para a continuación cruzar la carretera M-541 y tomar el camino de la Higuera, que “picando para arriba” transcurre bordeando por su cara norte el pico “Lancharrasa” (el hermano de la Peña de Cenicientos), situado al oeste del pueblo de Cadalso.
Tras recorrer el camino salimos a la carretera M-546, donde comenzaba a “chispear” pudimos darnos cuenta de que “ni un milagro” nos iba a librar de estar “pasados por agua” en muy breve espacio de tiempo visto lo “cargadito” que estaba el cielo.
Nos incorporamos entonces a la carretera para dirigirnos hacia Cenicientos, y como estaba previsto, comenzó a caer agua “en más cantidad”, acompañándonos “una duchita” durante los algo más de seis kilómetros hasta llegar a Cenicientos, donde a la entrada hicimos una paradita en un parque para “repostar” agua aprovechando que parecía que la lluvia paraba un poco.
Pero fue “un espejismo”, el cielo estaba “bien negrito” y comenzó a descargar con más ganas, parando Eltiolavara, Mariano y Jose a ponerse los chubasqueros, mientras que Transcastro y Rafa estaban “a pelo”.
Bajo una lluvia considerable atravesamos el pueblo y nos dirigimos hacia la zona del polideportivo para incorporarnos al Camino de Piedraescrita, que más que camino es un sendero por el que realizamos un divertido descenso (algo peligroso en las zonas de piedra debido al agua que caía) para enlazar al final con un camino a nuestra derecha por el que nos dirigimos hacia la carretera M-543.
“Jarreando” de una manera increíble, llamó nuestra atención mientras rodábamos el sonido del claxon de un coche que de manera continua sonaba sin parar, lo que nos extrañó muchísimo. Al llegar junto a la carretera, intentando averiguar de dónde procedía el sonido, vimos a lo lejos como un coche de color rojo se había salido en una curva, con lo que rápidamente nos dirigimos hacia allí por si necesitaban nuestra ayuda.
Al llegar nos encontramos con que, efectivamente, un coche se había salido en una curva y se había estampado con unas piedras, quedando en “no muy buenas condiciones”. Rápidamente bajamos unos metros hasta el coche para comprobar si los ocupantes estaban bien, extrañándonos de no ver a nadie.
Entonces oímos unas voces a nuestra espalda donde a unos metros había otro coche parado y desde donde nos llamaba el ocupante del coche accidentado, que acercándose, nos tranquilizó diciéndonos que se encontraba bien a la vez que nos dio las gracias por acercarnos a ayudar, con lo que ya nos quedamos todos más tranquilos.
Ya de paso Eltiolavara desconectó la bocina del coche, que tras el golpe se había quedado “encendida” y hacía un ruido ensordecedor, siendo entonces un verdadero descanso para los oídos tras el rato que allí llevábamos con el “soniquete”.
Tras el “episodio” del accidente y de nuevo con el agradecimiento del dueño del coche, reanudamos la marcha rodando durante un par de kilómetros hasta desviarnos a la izquierda para tras pasar un par de puertas para el ganado recorrer unos senderos que nos llevaron a enlazar con la Senda de Cerro Altillo.
Llegó ya el momento de poner rumbo de regreso al pueblo, para lo que ascendimos por la Senda de Cerro Altillo hasta que tuvimos que hacer una parada involuntaria para arreglar un pinchazo de …….¡¡Jose!! (¡¡quien si no!!) ¡¡Y encima lloviendo!!.
Bajo una chaparra, arreglamos la rueda de Jose y continuamos la marcha hasta llegar a la carretera M-544, que cruzamos para tomar la Cañada de Talavera durante unos ocho kilómetros hasta llegar a la urbanización El Romillo, donde cruzamos la carretera N-403 para por la pista hormigonada ascender hacia El Encinar del Alberche.
Ya en la urbanización, Eltiolavara, Jose y Mariano por diversos motivos optaron por bajarse al pueblo por la carretera, quedando entonces un dúo compuesto por Transcastro y Rafa con la intención de continuar por camino, para lo que atravesaron la urbanización para poder enlazar con el Camino del Majanal, y descender hasta el arroyo Arrofresnos para después tomar el Camino de Valle y regresar al pueblo.
Al final nos ha salido una buena ruta de unos 60 kilómetros, más corta que las que hemos realizado últimamente aunque con bastante más desnivel acumulado. La lluvia nos ha acompañado durante algunas partes de la mañana, por suerte “de manera “leve”, aunque durante unos minutos ha “jarreado de lo lindo” en la zona de Cenicientos.
Pero también se echaba de menos el terreno “algo blandito”, lo que unido a que la temperatura  ambiente era buena y que el agua que caía no estaba fría, no nos ha resultado muy desagradable del todo (al menos a los dos que no tenían chubasquero, Transcastro y Rafa).
Hay que mencionar que Mariano se ha portado como un jabato después de tanto tiempo sin montar en bici y ha dado la talla, aunque ya como era normal a última hora venía con “una buena pájara”.

lunes, 21 de agosto de 2017

Domingo 20 de agosto de 2017 (Por fin unas cervecitas al final)




De nuevo para darle al pedal en otra calurosa jornada nos hemos reunido a las 8,00 horas en la Plaza Mayor un cuarteto compuesto por Alberto, Jorge, Rafa y Jose, que con resaca y tras un mes de “parón ciclista” retomaba el asunto del pedaleo.
Como ya sabíamos que no aparecería nadie mas, echamos a rodar a las 8,07 horas minutos abandonando la Plaza Mayor con dirección sur para dirigirnos hacia el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox.
Rodando por el trazado del ferrocarril fuimos calentando las piernas hasta llegar a la pista asfaltada que va hacia la ermita de La Poveda, a la que nos incorporamos para dirigirnos hacia la ermita, pasando junto a la misma para continuar por el “Camino de La Poveda” hacia la carretera M-507.
Recorríamos a buen ritmo el camino cuando……¡¡Pinchazo de Alberto!!!......¡¡Joder, ya empezamos!!. Allí nos pusimos raudos a solventar la incidencia y al revisar la cubierta por dentro antes de poner la cámara resultó que tenía….¡¡cinco abrojos!!. Debe ser que había ido recolectando…….
Reparamos la rueda y continuamos por el camino hasta llegar a la carretera M-507, a la que nos incorporamos hasta llegar al puente de "La Pedrera" sobre el río Alberche, donde tomamos un camino en paralelo al río con dirección sur para más adelante girar a la izquierda hasta llegar a la carretera M-510, a la que nos incorporamos durante unos metros hasta girar a la derecha para tomar un caminito que al principio asciende suavemente pero que después se convierte en “un cuestón” donde Jose sudó una parte de los cubatas de la noche anterior.
Tras el cuestón llegamos a la zona de “Suertes Viejas”, desde donde nos dirigimos hacia el camino de Navayuncosa para poner rumbo hacia Villamanta continuando con un ritmo considerable.
Llegamos hasta la carretera M-530 y nos incorporamos a ella durante unos pocos metros hasta desviarnos a la derecha para tomar un camino por el que descendimos hasta Villamanta, donde bordeamos el pueblo por el antiguo trazado del ferrocarril hasta desviarnos a la derecha y tomar el “Camino de Valdeyeso” para dirigirnos hacia Navalcarnero.
Rodando “por parejas”, algo más adelantados marchaban Jorge y Rafa, y por otro lado marchaban Alberto, que no se encontraba fino y Jose, que acusaba la inactividad, llegamos hasta la autovía N-V, girando entonces a la izquierda para en paralelo a la misma hasta llegar a Navalcanero, donde en el barrio de “Los Manzanos” hicimos la “parada barrita” de la jornada, aprovechando Jose para comprar Aquarius en una tiendecita que había.
Tras reponer fuerzas, retomamos la marcha para bordear el pueblo de Navalcarnero y pasar bajo la carretera M-600 por un puente para tomar el camino Hondo y el camino del Tochuelo para poner rumbo hacia el siguiente pueblo de paso, Villanueva de Perales.
Enlazando con el camino de Navalcarnero a Villanueva de Perales llegamos hasta la Cañada Real Segoviana, desde donde descendimos para llegar al pueblo, realizando una breve paradita en una fuente para refrescarnos, ya que empezaba a hacer bastante calorcito.
Después de refrescarnos, comenzamos de nuevo a darle al pedal para dirigirnos hacia Villamantilla, donde bordeamos el pueblo para tomar el “camino del río” y realizar un rápido descenso hasta el río Perales.
Y como “todo lo que se baja después hay que subirlo”, a continuación tocaba el ascenso con dirección hacia Chapinería, donde aunque Alberto ya se había recuperado del “bajón” inicial entre el calor que hacía y los kilómetros acumulados ya Jose “no sentía las piernas”.
Hicimos una paradita a la sombra de una encina para que “tomara aire” y un “gel” que le dio Rafa a ver si le aportaba algo de energías (que buena falta le hacían) y retomamos la marcha para dirigirnos hacia Aldea del Fresno subiendo por un senderito entre las encinas por la zona de “Las Esperillas” hasta enlazar con la Cañada Segoviana, por la que descendimos hasta Aldea del Fresno.
Con Jose ya más recuperado (parecía que el gel había surtido efecto), bordeamos Aldea del Fresno por el camino que transcurre junto al río hasta llegar de nuevo al puente de “La Pedrera”, donde nos incorporamos a la carretera M-507 para realizar el trayecto inverso al comienzo de la ruta y recorrer los casi tres kilómetros necesarios para poder enlazar con el camino de La Poveda, al que nos incorporamos para rodar con dirección a la ermita, pasando junto a la misma y continuando por la pista asfaltada para posteriormente enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y realizar los kilómetros finales de la ruta hasta regresar al pueblo.
Y así nos hemos marcado un buen entreno de una “Talajara corta” de 80 kilómetros, llegando al pueblo sobre las 13,00 horas, con lo que por fin después de muchas semanas estábamos de regreso a una “hora prudencial” para tomarnos unas merecidas cervecitas y claro está que no dejamos pasar la ocasión.
De esta manera concluimos la jornada recuperando los líquidos perdidos en otra calurosa mañana de agosto con unas birritas que nos supieron a gloria mientras comentábamos lo bien que se había dado la ruta.
Mención especial merece nuestro compi Jose, que a sabiendas de la kilometrada que le esperaba y “resacoso” de la noche anterior se presentó dispuesto a sufrir sobre la bici y a darlo todo como un jabato, un ejemplo para algunos……