lunes, 24 de abril de 2017

Domingo 23 de abril de 2017 (De Toledo a Villa del Prado)



Tras haber tenido que aplazar por motivos meteorológicos nuestra ruta mensual del mes pasado, en esta ocasión la climatología nos “ha dado el visto bueno” para que pudiéramos realizar la primera de nuestras “rutillas mensuales” de las que iremos realizando durante el año.
Y para debutar, habíamos elegido el reto de realizar un recorrido entre “La Ciudad Imperial” (Toledo) y Villa del Prado, para unirlo al “currículum” de enlazar las capitales de provincia con nuestro pueblo tras las anteriores experiencias de “Madrid-Villa del Prado” y “Ávila-Villa del Prado”.
Habíamos quedado a las 7,00 en la estación de autobuses, y allí nos hemos reunido un “sexteto” compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Alberto, Jorge, y Rafa con una temperatura bastante fresquita.
Tal como íbamos llegando fuimos “apañando” las bicis en el carro para posteriormente poner rumbo hacia Toledo, donde teníamos establecido el punto de inicio de la ruta en un parking junto al tanatorio de la ciudad, y donde realizamos los preparativos oportunos de montaje de bicis y equipamiento para echar a rodar alrededor de las ocho y cuarto de la mañana.
Comenzamos la ruta haciendo frente a una buena cuestecita “para calentar” que nos condujo hasta unos depósitos de agua, continuando después por el camino de Valparaíso hasta llegar a Bargas, primero de los pueblos de tránsito, atravesando el pueblo para tras pasar bajo la autovía A-40 tomar el camino de Bargas a Rielves, de donde nos separaban unos diecisiete kilómetros.
La jornada transcurría a buen ritmo, y tras bordear el pueblo de Rielves nos dirigimos hacia la siguiente localidad, Barcience, donde ascendimos hasta su bonito castillo para realizar allí una “parada barrita” además de hacernos unas fotitos y visitar el castillo por dentro.
Tras los minutillos de relax y reponer fuerzas, comenzamos de nuevo a rodar para recorrer los cuatro kilómetros que nos separaban de Huecas, encontrándonos en este tramo con una leve brisilla que nos daba de frente lo que unido a que se nos habían quedado “las patas frías” tras la “parada barrita” nos hizo disminuir algo el ritmo.
Llegamos a Huecas y bordeando el pueblo tomamos el camino de Escalona, por el que atravesando terrenos de siembra llegamos hasta Novés, donde en la plaza del pueblo hicimos de nuevo una “parada barrita” para tomarnos unos minutos de relax.
Reanudamos posteriormente la marcha para terminar de atravesar el pueblo y continuar por el camino de Escalona con dirección hacia Quismondo, donde al llegar nos encontramos con que estaban de fiesta, tirando cohetes y con el pueblo engalanado con banderas españolas.
Entre cohete y cohete y viendo a lo lejos una procesión, atravesamos el pueblo de Quismondo para continuar nuestra marcha dirigiéndonos hacia nuestro siguiente pueblo de paso, Escalona, donde al llegar, en vez de bordear el pueblo por la vega del río, como nos veíamos tan fuertes decidimos subir hasta el pueblo por el “cuestón imposible”, una rampa de cemento de más del 32% de inclinación.
Tras subir el cuestón, continuamos callejeando hasta llegar a las cercanías del castillo de Escalona, donde aprovechamos para hacernos unas nuevas fotitos de grupo antes de continuar nuestra marcha para descender hacia el arroyo Tordillos, donde a continuación tomamos un sendero que por la vega del río Alberche nos condujo hasta la urbanización de Almorojuelo, incorporándonos después a la carretera para continuar hasta la urbanización de Valcarrillo-Campuzano, donde tras bordear la misma tomamos el camino vecinal de Escalona y Almorox a Villa del Prado.
Notándose ya bastante calorcito recorrimos todo el camino hasta desembocar en la carretera M-540, por la que rodamos alrededor de un kilómetro y medio hasta desviarnos a la izquierda para poder incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y  realizar por él los últimos cuatro kilómetros hasta Villa del Prado.
Y así terminamos nuestro reto de una manera muy satisfactoria, recorriendo los 81 kilómetros en menos de cinco horas, contando con nuestras habituales paradas para fotitos varias y momentos de relax, y tomándonos la cosa con relativa “tranquilidad”.
Parece que las “rutas de entrenamiento” realizadas últimamente han dado sus frutos, ya que la ruta se nos ha hecho “muy sencilla”, llegando todos al pueblo mucho “más enteros” que cualquier domingo a pesar de hacer el doble de kilómetros.
Y como es habitual tras nuestras rutillas mensuales, nada mejor que “reponer fuerzas” tras la ruta con un buen avituallamiento líquido y sólido que nos tenía preparado nuestro amigo Valentín en la Plaza Mayor, del que disfrutamos a la sombrita mientras comentábamos los pormenores de la jornada y planificábamos pensando en el año que viene la siguiente ruta entre una “capital de provincia” y el pueblo……..¿Quizás una Segovia-Villa del Prado?????.





lunes, 17 de abril de 2017

Domingo 16 de abril de 2017 (Continuando con la preparación para la "Toledo-Villa del Prado")



De nuevo con una previsión de bastante calorcito tal como está acompañando durante toda la Semana Santa, nos hemos reunido en la Plaza Mayor un quinteto compuesto por Alberto, Jorge, Horacio, Perejil y Rafa. Al igual que el domingo pasado se unieron también al grupo Pablo y Javi, además de nuestro amigo Raúl, que ya nos ha acompañado en anteriores ocasiones.
En esta ocasión habíamos planificado realizar la segunda de las rutas “de entrenamiento” con vistas a la “Toledo-Villa del Prado” prevista para el domingo que viene, con dos opciones “sobre la mesa”, siendo elegida la opción de Rozas de Puerto Real (entre las pestes de Perejil, que se quejaba de que cada día que sale le llevamos p’arriba).
Y así, entre varios “juramentos en arameo” por parte de Perejil, echamos a rodar con rumbo norte saliendo del pueblo por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias, subiendo todos a buen ritmo (menudas liebres teníamos) menos Perejil, al que teníamos que esperar durante unos minutos en las dos puertas de paso durante el camino.
Tras agruparnos en el alto en la ladera del cerro de Santa Lucía, descendimos unos metros y giramos a la izquierda para incorporarnos a un cortafuegos “sube-baja” que recorrimos hasta llegar a los pies del cerro Otanejo, donde tomamos un senderito que transcurre junto al arroyo del Bodegón y que nos llevó hasta la Cañada de Talavera.
Al llegar a la Cañada de Talavera, giramos a nuestra izquierda para hacer frente a la cuesta asfaltada, esperando de nuevo a Perejil en el alto para continuar después bajando hasta la carretera N-403, a la que nos incorporamos durante unos pocos metros hasta desviarnos a la izquierda para abandonar el asfalto y tomar un camino para dirigirnos hacia la laguna del Manantial del Andrinoso.
Bordeamos la laguna por un sendero y cruzamos a continuación el arroyo del Linar para dirigirnos hacia la carretera M-541, la cual atravesamos para enlazar con la vía Pecuaria del arroyo del Boquerón, donde unos metros más adelante comenzaríamos el bonito ascenso entre los pinos hacia Cadalso por la ladera de La Nava del Cerro, durante el que aprovechamos para hacernos un par de fotitos de grupo.
Llegamos a Cadalso de los Vidrios y bordeamos el pueblo para cruzar la carretera M-541 y tomar el camino de la Higuera, que “picando para arriba” transcurre bordeando por su cara norte el pico “Lancharrasa” (el hermano de la Peña de Cenicientos), situado al oeste del pueblo de Cadalso.
Tras recorrer el camino salimos a la carretera M-546, por la que rodamos unos dos kilómetros hasta llegar a Rozas de Puerto Real, atravesando a continuación el pueblo para tomar durante unos metros la carretera M-507 y casi al final del pueblo nos desviamos a la derecha por una calle que nos llevó hasta una parte del castañar de Rozas de Puerto Real que recorrimos bajando por un senderito entre los castaños hasta llegar a una fuente, donde además de reponer agua hicimos la “parada barrita” de la jornada.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha para continuar bajando por el sendero hasta la carretera M-501, que cruzamos para por otro senderito enlazar con la Cañada Real Leonesa Oriental o "GR-180", por la que al cruzar un arroyo……¡¡PUM!! (reventón de Rafa en la rueda trasera), lo que ocasionó una parada obligada para subsanar el imprevisto.
Una vez arreglada la rueda, reanudamos la marcha para recorrer por la Cañada unos ocho kilómetros que nos llevaron a pasar por Navahondilla, bordear Navahonda y finalizar junto a la carretera AV-904 en las cercanías de los "Toros de Guisando".
Enlazamos a continuación con la carretera M-501, que venía con un montón de tráfico (de hecho unos metros más adelante estaban los coches ya parados) y por la que recorrimos alrededor de un kilómetro hasta desviarnos a la izquierda para abandonar el asfalto y tomar el GR-10 con destino a San Martín de Valdeiglesias bajo un solecito que ya calentaba “lo suyo”.
En San Martín hicimos una nueva paradita de relax en un parque para reponer agua y a continuación reanudamos la marcha para incorporarnos de nuevo al GR-10 con dirección a Pelayos, donde aprovechando que “picaba p’abajo” “las liebres” se pusieron a darlo todo llevando al personal “con la lengua fuera”.
Llegamos a Pelayos y desde allí a la gasolinera, donde nos incorporamos durante unos metros a la M-501 (de nuevo bien atascada) para enlazar con la vía verde de Picadas, y otra vez “las liebres” se pusieron a “sacar brillo al plato” dispuestos a “reventar al personal” con Raúl en cabeza poniendo un ritmo digno de una carrera.
Tras recorrer toda la vía verde y hacer la subida por la carretera, hicimos una paradita de reagrupamiento en el alto, para después bajar por la misma carretera hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que transcurre por detrás del Safari-Park, por el que enlazamos con el camino del Molino de Rodeles hasta llegar a la carretera M-507 a la altura de El Rececho, para cruzar la carretera y enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que regresamos al pueblo todos menos Perejil que prefirió tomar la carretera.
En una jornada en la que hemos pasado bastante calor, nos hemos "metido para las patas" un bonito rutón de entrenamiento de casi 68 kilómetros, de nuevo con la "única pega" de que nos fuimos bastante de hora, llegando al pueblo a las dos la tarde.
Y el domingo que viene....¡¡De Toledo a Villa del Prado!!.

lunes, 10 de abril de 2017

Domingo 9 de abril de 2017 (1ª ruta de entrenamiento para la "Toledo-Villa del Prado")



Con la previsión de una mañana de calorcito nos hemos reunido en la Plaza Mayor para nuestra cita dominical un grupito compuesto por Alberto, Transcastro, Jorge, Horacio, Javichy y Rafa. Se unieron también a nosotros Pablo y Javi, dispuestos a “echarse unas pedaladas” en nuestra compañía.
Para la jornada de hoy teníamos previsto realizar una rutilla que Alberto había preparado “de entrenamiento” con vistas a la Toledo-Villa del Prado que realizaremos próximamente, con lo que tras los minutillos habituales “de cortesía” por los rezagados, comenzamos a pedalear desde la Plaza Mayor de Villa del Prado poniendo rumbo sur para abandonar Villa del Prado por el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, donde a los pocos metros el grupo perdió un integrante, ya que Javi sufrió un “problema mecánico” que no se pudo subsanar, lo que le obligó a volverse para el pueblo.
El resto del grupo, con Horacio en cabeza, continuamos rodando a buen ritmo por el trazado del ferrocarril llegando hasta la pista asfaltada que enlaza la carretera M-507 con la ermita de La Poveda, donde giramos a la izquierda para tomar durante unos metros la misma y a continuación desviarnos a la derecha para por un camino salir a la carretera M-507.
Cruzamos la carretera para incorporarnos al camino del Molino de Rodeles, que recorrimos hasta enlazar con el camino-sendero que transcurre por detrás del Safari Park, y por el que llegamos hasta la carretera de Picadas, a la que nos incorporamos para dirigirnos hacia la presa.
Pasamos sobre el muro y comenzamos a recorrer la vía verde, con “los llaneadores” Jorge y Javichy tirando del grupo “a paso ligero” hasta llegar a la explanada donde comienza la subida hacia la urbanización “El Morro”, donde giramos a la derecha para comenzar con dicha subida y atravesar la urbanización para continuar rodando por la carretera que enlaza la misma con Navas del Rey.
Atravesamos también el pueblo de Navas del Rey para dirigirnos hacia el cementerio, donde tomamos el camino bajo a Colmenar de Arroyo continuando después sobre la conducción Picadas-Valmayor hasta llegar a las cercanías de Colmenar de Arroyo, donde en una praderita al sol aprovechamos para hacer la “parada barrita” de la jornada además de una fotito de grupo y donde Pablo tomó esos minutos para arreglar un pinchazo en su rueda delantera que se había producido un par de kilómetros atrás y que parecía que el líquido antipinchazos no era capaz de solventar.
Tras reponer fuerzas, echamos de nuevo a rodar atravesando Colmenar de Arroyo para adentrarnos en “terreno desconocido” para nosotros, abandonando el pueblo para rodar entre encinas por el camino de Navalpozo, pasando algunas puertas y alambradas para salir a una conducción de agua del embalse de Picadas que se encuentra asfaltada por encima.
Rodamos sobre el asfalto durante unos metros para de nuevo saltar una valla y poder tomar la Cañada Real Leonesa, abandonándola posteriormente para internarnos en la finca El Salobral y realizar un rápido descenso que nos condujo hasta el camino de Chapinería a Perales, al que nos incorporamos para poner dirección Chapinería cruzando unos metros más adelante el arroyo de Carnero, que en esa zona sirve de límite entre los términos municipales de Navalagamella y Colmenar de Arroyo y que bajaba con bastante agua, por lo que tuvimos que refrescarnos un poquillo los pies.
Recorriendo el camino “picando hacia arriba” bajo un solecito considerable (27 graditos según el termómetro de Transcastro) pusimos rumbo hacia Chapinería llegando posteriormente al pueblo junto a la rotonda sobre la M-501, para disponernos a continuación a atravesar el pueblo realizando una paradita para reponer agua en una fuente y aprovechando Pablo para comprar en una tienda una botella de “coca-cola” fresquita que fuimos pasando “de mano en mano” para “refrescar el gañote” todo el grupo.
Reanudamos la marcha y atravesamos el pueblo para tomar la Cañada Segoviana durante unos metros hasta desviarnos para tomar un bonito sendero entre las encinas que transcurriendo por el Prado de la Lancha nos hizo disfrutar de una bonita bajada hasta enlazar de nuevo con la Cañada Segoviana, por la que continuamos descendiendo hasta las cercanías de Aldea del Fresno, bordeando a continuación el pueblo por el camino que recorre la orilla del río Alberche hasta llegar al puente de La Pedrera, donde nos incorporamos a la carretera M-507.
Tras rodar unos metros por el asfalto, tomamos el senderito que transcurre junto a la carretera y que recorrimos para enlazar con el camino de La Poveda, al que nos incorporamos para poner dirección hacia la ermita de La Poveda, pasando junto a la misma para continuar por la pista asfaltada hasta llegar de nuevo al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox por el que realizamos los kilómetros finales de la ruta hasta regresar al pueblo.
Con la “única pega” de que hemos llegado al pueblo bastante más tarde de lo habitual, nos ha salido una estupenda ruta de unos 68 kilómetros que ha cumplido a la perfección con el objetivo de servirnos de entrenamiento para la “Toledo-Villa del Prado”, conociendo además una zona por la que no habíamos transitado nunca y que aunque atractiva por ser un gran encinar, nos ha dejado un “regusto amargo” por la cantidad de puertas y vallas que hemos tenido que sortear, con incontables carteles de “Propiedad Privada, Prohibido el paso”.