Para hoy teníamos prevista
nuestra "rutilla mensual", en esta ocasión por los alrededores de
Navaluenga, y aunque la previsión meteorológica desde hacía días no auguraba buenas
noticias para el domingo, decidimos esperar a ver como amanecía el día,
cumpliéndose las previsiones y amaneciendo una jornada lluviosa y desapacible.
Tras debatir el tema en el grupo
de Whatsapp, decidimos posponer la ruta para una mejor ocasión, aunque quedamos
en reunirnos a la hora de siempre, las nueve, para salir igualmente pero por los
alrededores del pueblo, sin desplazarnos a ningún sitio.
Como no podía ser de otra manera,
sólo tres "valientes" nos dimos cita en la Plaza Mayor, Eltiolavara,
Horacio y Rafa, que enfundados con el chubasquero, estábamos dispuestos a
quitarnos "el mono" de bici a pesar de las inclemencias meteorológicas.
Bajo una pertinaz lluvia y con la
idea de hacer una ruta cortita, comenzamos a rodar tirando como las
cabras....¡¡pal monte!!, para lo que salimos del pueblo por el camino de San Martín,
ascendiendo por un terreno "pegajosillo" en algunos tramos, aunque
ciclable sin problema alguno, eso si, usando "el molinillo" más que
de costumbre.
Llegamos a la "casa de la
Coneja" y giramos a la derecha para continuar ascendiendo, aunque más
levemente, por el camino que pasando entre el cerro de La Puebla y el cerro
Temblón lleva hasta el antiguo camino de Pelayos, aunque nosotros nos desviamos
a la izquierda para tomar un camino de bajada entre los pinos por el que
salimos a la Cañada de Talavera.
Recorrimos unos metros por la
Cañada de Talavera hasta desviarnos a la izquierda donde una barrera para
ascender con dirección hacia el cerro de Las Mucas, que después bordeamos por
un bonito camino que transcurre por su ladera sur hasta salir a un cortafuegos
que baja desde la cima del cerro hasta la laguna del arroyo de Las Labores.
Bajamos por el cortafuegos y ya
casi junto a la laguna Eltiolavara tuvo un leve percance cuando "su burra"
se fue de delante por el barro y le "descabalgó", aunque por fortuna
sin consecuencias.
Continuamos la marcha incorporándonos
a la Cañada para pasar junto al antiguo vertedero y desviarnos posteriormente a
la derecha para tomar el camino que enlaza con la conocida trialera que baja
desde el cerro Pocito hasta el embalse de Picadas, por la que tuvimos que bajar
prudentemente por lo resbaladizo de las piedras y raíces.
Nos incorporamos a la vía verde
de Picadas y comenzamos a rodar con dirección a la presa, pasando por dentro
del túnel, donde a la salida y a cubierto de la lluvia hicimos la "parada
barrita" de la jornada. Después de reponer fuerzas, reanudamos la marcha
mientras por fin poco a poco la lluvia disminuía y aparecían los primeros rayos
de sol.
Tras pasar por el muro de la
presa, y aprovechando la ocasión de ser pocos, nos vino la "vena furtiva"
y decidimos explorar un caminito del que no daremos más detalles para evitar "problemillas",
resultando ser un camino precioso aunque sin salida, lo que nos obligó a volver
sobre nuestros pasos hasta la carretera de Picadas, por la que ascendimos y
luego descendimos hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que
transcurre por detrás del Safari Park.
Con la sensación de ir
"pinchados" por el comportamiento de las ruedas con el barro,
recorrimos el camino hasta llegar a "El Rececho", donde cruzamos la
carretera M-507 para enlazar con el trazado del antiguo ferrocarril
Madrid-Almorox y regresar al pueblo.
Al final lo que iba a ser una
salida "de un ratillo", se ha convertido en una ruta como cualquier
día, en la que tres valientes hemos desafiado la climatología disfrutando del
campo y de la bici en una jornada en la que hemos recorrido unos 35 kilómetros
sin importarnos la lluvia que nos ha acompañado durante casi toda la ruta.