En una jornada que ha amanecido ventosa y con una sensación térmica de algún gradillo bajo cero nos hemos reunido en la Plaza Mayor un buen grupete de valientes compuesto por Alberto Fernández, Alberto García, David, Horacio y Rafa, además de Juan Carlos, el Presi de la U. C. Villa del Prado.
Como la mañana estaba bastante fría había que entrar pronto en calor, para lo que decidimos dirigirnos hacia El Encinar del Alberche abandonando el pueblo por la zona del Polígono Industrial para ascender por un senderito entre las encinas y tras cruzar el arroyo Arrofresnos realizar una durilla subida por la zona de “El Quejigal” que nos terminó de calentar las piernas y “la caldera”.
Enlazamos entonces con el camino del Majanal, por el que llegamos hasta las cercanías de la urbanización de El Encinar del Alberche y atravesamos posteriormente la urbanización para descender hasta la carretera N-403 y cruzar la misma para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera, por la que rodamos unos metros hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino del Pajar del Mudo y poner rumbo hacia Cadalso de los Vidrios.
Tras hacer una paradita durante el camino para hacernos la fotito de grupo y “reponer fuerzas”, llegamos hasta la carretera M-507, donde Horacio y Juan Carlos abandonaron el grupo por diferentes motivos, mientras el resto continuamos con dirección hacia Cadalso de los Vidrios, para bordear el pueblo por diversos senderos y tras bajar por una trialera llegamos hasta la vía pecuaria del Boquerón, a la que nos incorporamos con dirección a la carretera M-541.
Atravesamos la carretera y nos dirigimos hacia la Cañada de Talavera, para tomar posteriormente el antiguo camino de Villa del Prado a San Martín de Valdeiglesias y poner rumbo de regreso al pueblo.
Y al igual que hemos hecho últimamente cuando volvemos por ese camino, antes de afrontar el descenso final nos desviamos a la izquierda para tomar el camino que “faldea” el cerro Lucía hasta enlazar con el camino de Pelayos y desviarnos más adelante a la derecha para tomar el divertido sendero que pasando por detrás del depósito del agua nos llevó de regreso a Villa del Prado.
En esta ocasión nos ha salido una ruta de unos 34 kilómetros en la que como es habitual hemos sobrepasado los mil metros de desnivel acumulado, descubriendo un nuevo senderito muy divertido por la zona de Cadalso de los Vidrios en una jornada marcada por el viento frío que nos ha acompañado desde el inicio.