Tras la bonita ruta del domingo pasado por tierras de Cebreros, hoy de
nuevo tocaba recorrer “nuestros dominios”, y para ello en una jornada con menos
calor del que últimamente estábamos pasando nos hemos reunido en la Plaza Mayor
a la hora habitual un sexteto compuesto por Noesperoanadie, Transcastro, Nacho,
Senderitos, Horacio y Rafa.
Minutos después de las nueve y sin un destino concreto echamos a rodar con
rumbo norte para abandonar el pueblo por el antiguo camino de San Martín de
Valdeiglesias a Villa del Prado, con ritmo tranquilo para realizar los cinco
kilómetros de la subida y reagruparnos al solecito en el alto en la ladera del
cerro de Santa Lucía para desde allí continuar con dirección hacia la Cañada de
Talavera.
Cruzamos la cañada y mientras continuábamos por el cortafuegos con
dirección a San Martín, Senderitos propuso internarnos en la finca de La
Granjilla para desde allí dirigirnos hacia la vía pecuaria del arroyo del
Boquerón, así que “dicho y hecho”, pasamos por el agujero que hay en la valla y
tomamos un sendero y a continuación un camino por el que llegamos hasta la
carretera N-403, a la que nos incorporamos durante unos metros para desviarnos a
posteriormente a la izquierda y tras pasar por la laguna del manantial del
Andrinoso dirigirnos hacia el comienzo de la vía verde del Boquerón.
Una vez en la vía pecuaria, “enfilamos” hacia abajo y rodando a buen ritmo
“a favor del terreno” llegamos hasta un desvío donde giramos a la derecha para incorporarnos
al GR-10 y tras hacernos la “fotito de grupo” poner rumbo hacia San Martín de
Valdeiglesias, donde al llegar nos dirigimos hacia la antigua estación del tren
para realizar allí la “parada barrita” de la jornada además de reponer “líquido
elemento”.
Tras la parada para reponer fuerzas, reanudamos la marcha para continuar por
el GR-10 hacia Pelayos de la Presa, donde con Nacho en cabeza tirando del grupo
con un ritmo infernal de casi 50 km/hora nos plantamos enseguida, teniendo que
hacer una parada para solventar un pinchazo en la rueda trasera de Noesperoanadie.
Llegamos hasta la gasolinera de Pelayos junto a la carretera M-501 y bordeamos
la nueva estación de tratamiento de aguas de Pelayos para después pasar bajo la
M-501 por un tubo y rodar en paralelo a la misma bordeando a continuación el
cerro del Cubo para enlazar con el comienzo de la vía verde de Picadas.
Comenzamos a recorrer la vía verde con la “grata sorpresa” de que no había
casi nadie, cosa extrañísima después de ver como estaba la zona los domingos
anteriores, en los que incluso teníamos que parar al coincidir con multitud de
ciclistas y viandantes.
Esta vez con tranquilidad (al contrario de lo que es habitual), recorrimos
toda la vía verde para realizar el posterior ascenso por la carretera y reagruparnos
todos en el alto para desde allí descender por la carretera hasta desviarnos a
la derecha para tomar el camino que va por detrás del Safari-Park hasta llegar
a la carretera M-507, donde cruzamos la misma para incorporarnos al antiguo
trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al pueblo.
Tras una ruta de unos 50 kilómetros ya estábamos de regreso en el pueblo, y
para no perder las “buenas costumbres” adquiridas últimamente, nos dirigimos a “dar
buena cuenta” de unas cervecitas fresquitas que claro está nos supieron a
gloria, y eso que al estar algo nubladillo la jornada transcurrió con una
temperatura mucho más agradable de lo habitual los últimos días.