Hoy tocaba participar en la ruta “Villa del Prado Huerta y vino”,
perteneciente al circuito “SCOTT 7 Estrellas 2018” que se celebraba en nuestra
localidad y con un recorrido que conocíamos a la perfección.
Aunque la salida de la ruta se realizaba desde el Polideportivo, habíamos
quedado a las 9,00 horas en la Plaza Mayor, donde nos hemos reunido Horacio,
Transcastro, Perejil, Jorge, Javichy, Noesperoanadie, Antonio y Rafa para
posteriormente dirigirnos hacia el polideportivo a recoger los dorsales.
Tras recoger los dorsales y colocarlos en las “burras”, nos colocamos en la
salida en espera de que llegaran las 10,00, hora prevista de comienzo de la
prueba, con Horacio y Jorge más retrasados por participar en las categorías de
E-bike y parejas respectivamente.
Y puntualmente a las 10,00 se dio la salida a la categoría “Pro”, teniendo
que esperar tres minutos para la salida de la categoría “Popular”, pasando bajo
el arco de salida para abandonar el polideportivo por la puerta de atrás y
desde allí bordear las últimas casas del pueblo y atravesar la carretera M-540
para junto al cementerio enlazar con el antiguo camino de Villa del Prado a La
Torre de Esteban Hambrán.
Y en medio de una enorme “hilera” de bikers rodando a toda leche por el
“Camino de La Torre” entre una polvareda en la que a 20 metros no se veía lo
que teníamos delante llegamos hasta el “Charco del Arropino”, donde nos
incorporamos al camino de Las Migueras para cruzar el arroyo Arrofresnos, y
continuar rodando en dirección sur en paralelo al río Alberche.
Enlazamos a continuación con el camino de Montrueque, que nos llevó de
nuevo hasta la carretera M-540 y donde ya empezaban a alcanzarnos los “fieras”
de la categoría de parejas, que habían salido dos minutos después de la
“categoría popular”.
Cruzamos la carretera y tomamos un camino por el que salimos al antiguo
trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, donde por fin nos agrupamos un trío
compuesto por Transcastro, Antonio y Rafa para realizar la ruta “en equipo”.
Rodamos por el trazado del ferrocarril alrededor de un kilómetro y medio para
desviarnos a continuación a la derecha y comenzar a ascender por el Camino del
Majanal con un calor ya considerable a pesar de ser poco más de las 10,30 horas
de la mañana.
Tras un corto y fácil ascenso llegamos hasta el camino del Valle,
desviándonos a la derecha para descender hasta el arroyo Arrofresnos y a
continuación afrontar una buena cuesta por la ladera del “Cerro de Las Palomas”,
donde ya Rafa se dio cuenta de que “las patas” no iban como días anteriores y
donde ya iba a comenzar a sufrir.
Descendimos después hasta el arroyo Arrelobos y abandonamos el camino del Valle
para por un sendero dirigirnos hacia el Polígono Industrial del pueblo y desde
allí a la rotonda de la carretera M-507, punto de comienzo de la “parte
difícil” de la ruta, aunque junto al Parque Gurugú estaba instalado el primer
avituallamiento de la prueba, donde paramos unos minutos para hidratarnos, y
donde nos alcanzó Horacio, que con su e-bike había salido doce minutos después
que nosotros.
Y con más de 30 grados a pesar de no llegarse a las once de la mañana
comenzamos a ascender por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a
Villa del Prado, con Transcastro en cabeza seguido de Antonio y detrás Rafa,
teniendo claro los tres que el “equipo B” (Javichy, Noesperoanadie y Perejil)
con la que “estaba cayendo” no iban a hacer la “ruta larga”…..¡¡ni de coña!!.
Como Rafa tenía un buen “pajarón”, insistía a Antonio para que no le
esperaran y siguiera con Transcastro a su ritmo, con lo que después de insistir
bastante, Antonio por fin “aceptó la oferta” y se fue en busca de Gabriel, que
iba unos metros más adelantado.
La ruta continuaba por el camino de San Martín hasta la “Casa de la
Coneja”, donde giraba a la derecha para tomar el camino que bordea el Cerro de
la Puebla y a continuación descender hasta la Cañada de Talavera, por la que se
rodaba unos metros hasta incorporarnos de nuevo al camino de San Martín, donde
estaba instalado el segundo avituallamiento de la ruta y donde Antonio y
Transcastro esperaron casi un cuarto de hora hasta que apareció Rafa.
Unos minutos para “recuperar el aliento” y reponer fuerzas, y reanudamos la
marcha rodando un primer tramo por cortafuegos y a continuación ascendiendo
entre las jaras para enlazar con el camino de la Fuenfría, por el que fuimos
bordeando el Alto de la Mira hasta llegar a la zona de “La Bizca”, donde
giramos a la izquierda para descender hasta el arroyo Valdenoches y por un
bonito sendero entre las jaras y los pinos salir a otro camino que recorre la
cara norte del Alto de la Mira llegando hasta la “Casa de los Forestales”.
Ya con Rafa “recuperando sensaciones” bordeamos la “Casa de los Forestales”
y continuamos por el camino hasta llegar al pie del Cerro de las Mucas, donde
tomamos un sendero para bordear el mismo y enlazar con el cortafuegos que baja
hasta la laguna que forma el arroyo de Las Labores, donde con la “torraera” que
estaba cayendo, no pudimos dejar pasar la ocasión de “remojarnos” en la laguna
para ya comenzar fresquitos la subida por el antiguo camino de Pelayos de la
Presa a Villa del Prado.
Bien “remojados” y con una nueva parada en el último avituallamiento de la
ruta para reponer líquido fresquito comenzamos el ascenso desde la laguna, haciéndolo
a buen ritmito para después afrontar el descenso final hasta el pueblo.
Comenzamos a descender por el camino de Pelayos a Villa del Prado para en
la última parte desviarnos a la derecha y tomar lo que solemos llamar “el
reguero”, que es el bonito sendero que conduce hasta el depósito del agua de
Villa del Prado, para desde allí descender los últimos metros hasta el pueblo,
donde de nuevo tocaba ascender hasta “El Gurugú” para desde allí bajar a la
glorieta de la M-507 y bordear el pueblo para dirigirnos al polideportivo y
pasar los tres juntos bajo el arco de llegada.
Como esperábamos, allí a la sombrita en la pista de patinaje se encontraba
el resto del grupo, que con la que “estaba cayendo” no habían completado la
ruta, aunque la buena noticia era que Horacio había quedado tercero en su
categoría de E-bike.
Y tras la ruta, una ración de paella y bebida fresquita que falta hacía para
reponer fuerzas en medio de un ambientazo de bikers.
Hay que dar la enhorabuena a la organización por la prueba, ya que ha contado
con unos 570 participantes, y con un recorrido estaba perfectamente señalizado
(nosotros no hubiéramos tenido problema, porque lo conocíamos), también ha sido
un acierto total el incluir un tercer avituallamiento que no estaba previsto al
principio, ya que ha hecho un calor sofocante, llegando casi a los 38 grados.