jueves, 30 de agosto de 2018

Domingo 26 de agosto de 2018 (Por donde Perejil nos lleve)



Ya sin los calores de estas semanas atrás nos hemos dado cita para la jornada de hoy un grupito compuesto por Eltiolavara, Perejil, Transcastro, Horacio, Noesperoanadie y Rafa por parte del Club, uniéndose a nosotros nuestro amigo Paco, al que llevábamos mucho tiempo sin “ver el pelo”.
Sin previsión de un recorrido fijo, echamos a andar minutos después de las nueve para dirigirnos con rumbo sur hacia la carretera M-540, por la que rodamos unos metros hasta desviarnos a la derecha para incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y continuar rodando a buen ritmo hasta la finca "La Blanca".
Abandonamos entonces el trazado del ferrocarril girando a nuestra derecha para comenzar a ascender hacia El Encinar del Alberche por un camino paralelo al arroyo de Navacarrala, llegando junto a una laguna donde nos llevamos la sorpresa de que habían puesto una valla nueva, con lo que tuvimos que abrir la puerta y pasar.
Continuamos con el ascenso entre las encinas por la zona de “Los Valles” con Paco poniendo un ritmo difícil de seguir, y que nos llevó hasta el camino del Majanal, con Perejil cerrando el grupo como era de esperar.
Nos incorporamos al cortafuegos que bordea la urbanización de El Encinar del Alberche, tomando a continuación un par de calles para salir al inicio de la pista que enlaza las urbanizaciones de El Encinar y Pinar de Almorox.
Mientras debatíamos hacia dónde tirar, ante la sorpresa de todos Perejil se encaminó a subir por el cortafuegos que bordea la urbanización y que delimita las provincias de Madrid y Toledo, con lo que con considerable asombro del grupo comenzamos a ascender por el cortafuegos.
Realizamos toda las subida por la ladera del cerro de Pino Romero, llegando hasta la puerta de la urbanización y siendo Rafa el único que pudo realizar toda la subida sobre la bici, ya que en un tramo “chungo” del cortafuegos el resto del personal tuvo que poner pie a tierra.
Continuamos después por el cortafuegos bordeando la urbanización y llegamos junto a la carretera M-507, donde de nuevo Perejil tomó la iniciativa y se encaminó a otro cortafuegos por el que descendimos entre los pinos en paralelo a la carretera y que nos condujo hasta la N-403.
Cruzamos entonces la carretera y nos incorporamos a la Cañada de Talavera, por la que rodamos unos cinco kilómetros a buen ritmo hasta desviarnos a la izquierda hacia la zona de la ermita de San Julián, donde hicimos la “parada barrita” de la jornada sobre unas enormes moles de piedra que bien parecían unos “lomos de ballena”.
Tras reponer fuerzas y hacernos una fotito, reanudamos la marcha para descender hasta la carretera M-544 y pasando bajo la misma emprender el corto pero durillo ascenso hacia Almorox, donde al llegar nos dirigimos a la Ermita de Nuestra Señora Virgen de la Piedad para reponer agua.
De nuevo unos minutillos de relax entre risas y continuamos la marcha para tomar unas calles del pueblo y dirigirnos hacia el camino de la Fuente, por el que comenzamos a ascender hacia el cerro Miradero.
A continuación descendimos por la ladera del cerro hasta llegar al camino de Valdeolivas, por el que llegamos hasta las cercanías de la urbanización de Las Hoyas, la cual bordeamos por un camino hasta llegar a la carretera M-540.
Rodamos por la carretera alrededor de un kilómetro y medio desviándonos después a la izquierda para tras un tramo de enlace incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox por el que habíamos comenzado la ruta y por el que regresamos al pueblo.
Nos ha salido al final una bonita ruta de unos 40 kilómetros, que hemos finalizado dirigiéndonos hacia la Plaza Mayor para “reponer líquidos” tras pasar otra divertida mañana de bici disfrutando de lo que nos gusta.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Domingo 19 de agosto de 2018 (Volvemos a "lo conocido")



Tras realizar el domingo pasado la primera ruta mensual del año volvemos a nuestros dominios, y dispuestos a darle al pedal nos hemos reunido a la hora habitual en la Plaza Mayor un grupito compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Noesperoanadie, Perejil, Jorge y Rafa.
Para hoy nos habíamos propuesto hacer una rutilla “de rodaje” y sin dificultades con el fin de estar prontito de vuelta para tomarnos unas cervecitas, y para ello abandonamos la Plaza Mayor con rumbo sureste para dirigirnos hacia el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox.
Rodando a buen ritmo por el trazado del ferrocarril llegamos hasta la pista asfaltada que enlaza la carretera M-507 con la ermita de La Poveda, hacia donde pusimos rumbo para dejar la ermita a nuestra izquierda y continuar por el camino de La Poveda hasta llegar a la carretera M-507.
Cruzamos la carretera M-507 y nos incorporamos a la carretera que atraviesa la urbanización Carreta Quebrada (Picadas) para dirigirnos hacia el embalse de Picadas, donde pasamos sobre el muro de la presa para continuar después por la vía verde del embalse hasta llegar al final en la depuradora de Pelayos.
Cuando nos disponíamos a bordear el cerro del Cubo por un sendero…..¡Pinchazo de Noesperoanadie!!, lo que nos obligó a parar durante unos minutos para solventar el problema, arreglando el pinchazo en breve para bordear a continuación el cerro y después pasar bajo la circunvalación de la carretera M-501 junto a la nueva estación de tratamiento de agua de Pelayos.
Desde allí bordeamos el pueblo de Pelayos de la Presa hasta llegar donde el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, donde nos incorporamos al GR-10 con rumbo a San Martín, aunque tras aproximadamente tres kilómetros tomamos un sendero a la izquierda por el que descendimos hasta enlazar con el camino del Puente de San Juan, que también une los pueblos de San Martín de Valdeiglesias y Pelayos aunque transcurre más cercano a la carretera M-501.
Llegamos a San Martín de Valdeiglesias y parando en el parque que hay junto a la antigua estación del tren, donde además de repostar agua hicimos la “parada barrita” de la jornada y la foto de grupo.
Tras el ratillo de relax decidimos variar la ruta prevista, y en vez de dirigirnos hacia la vía pecuaria del Boquerón, ascender por el camino de Marañones (el que va hacia el Bosque Encantado), y desde allí dirigirnos hacia el pueblo.
Y así lo hicimos, atravesamos el pueblo de San Martín de Valdeiglesias hasta llegar a la Ermita del Cristo de la Sangre junto a la carretera M-501, donde cruzamos la misma para comenzar a ascender por la pista asfaltada, que con algún tramo del 13% hizo que alguno se quedara algo descolgado.
Tras un primer kilómetro por asfalto, nos desviamos a la izquierda para incorporarnos al camino de la Fuenfría para continuar ascendiendo, aunque tras unos pocos metros Jorge “Rompenúcleos” (no es la primera vez que le pasa), se cargó el núcleo de la rueda trasera, con lo que al ver que la avería no tenía arreglo, tuvo que llamar para que le fueran a buscar.
La avería le obligó a realizar toda la subida “a pata”, con lo que perdimos mucho tiempo hasta que llegamos junto a la carretera M-541, lugar donde había quedado en que le recogerían y donde le dejamos mientras el resto del grupo continuábamos la marcha por el camino de la Fuenfría.
Enlazamos tras la subida con el camino-cortafuegos que pasa junto al “Canto del Pichón” y que nos llevó prácticamente hasta la Cañada de Talavera, la cual cruzamos para incorporarnos al antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, y realizar los últimos kilómetros de la ruta.
Al final no hemos podido tomarnos las cervecitas, porque debido a la avería de Jorge nos hemos retrasado bastante para ello, aunque nos ha salido una rutilla de unos 49 kilómetros en una jornada sin mucho calor en la que como siempre lo hemos pasado estupendamente con nuestro “cachondeíto” habitual.

martes, 14 de agosto de 2018

Domingo 12 de agosto de 2018 (De rutilla visitando puentes antiguos)



Para hoy por fin estaba prevista la primera “ruta mensual” de las que normalmente hacemos a lo largo del año y que por diversas causas no habíamos podido realizar hasta ahora, siendo el destino elegido los pueblos abulenses de la sierra de Gredos como Sotillo de La Adrada, La Adrada y Piedralaves.
La hora prevista de salida era las 8,00 en la estación de autobuses, donde según íbamos llegando apañábamos las burras en el carro de la “fregoneta” de Javichy, hasta que una vez que estuvieron todas colocadas iniciamos la ruta en coche hasta nuestro lugar de destino, la presa de La Pinara, en La Adrada.
Minutos antes de las 9,00 habíamos llegado y tras los preparativos oportunos ya estábamos listos para comenzar la ruta, en la que nuestro objetivo era visitar varios puentes antiguos sobre los ríos Tiétar y Escorial.
Echamos a rodar y tras pasar sobre el murete de la presa nos dirigimos hacia lo que antiguamente era el trazado del ferrocarril del Tiétar, por el que comenzamos a pedalear para más adelante encontrarnos con un murete…..¡¡Ya empezamos!!.
Pasamos las burras y nosotros por encima del murete, y unos metros más adelante el camino desaparecía…………¡¡Joder, pues estamos bien!!. En estas que apareció un señor y nos explicó que estábamos dentro de una finca privada y que el trazado del ferrocarril se perdió hace años, con lo que le dimos las gracias y nos dispusimos a salir de la finca para buscar otra alternativa de enlazar con el “track” marcado.
Tomamos unas calles de La Adrada para dirigirnos a bordear la urbanización Prado Llano y por fin enlazar de nuevo con el trazado del ferrocarril con dirección hacia Sotillo de La Adrada, haciendo una breve parada intermedia debido a que Jorge “dio con sus huesos en el suelo”, saldándose el tema con unos “desollones” en el codo y rodilla derechos, aunque por suerte sin más consecuencias.
Atravesamos a continuación el pueblo de Sotillo y ya por camino ancho y “picando p’abajo” por la Dehesa Boyal tras unos cinco kilómetros llegamos al primer de la jornada, el “Puente Mosquea” donde realizamos una paradita para hacernos las oportunas fotos de recuerdo.
Reanudamos la marcha y tras unos cuatro kilómetros y en el camino a Fresnedilla nos encontramos el segundo puente de la ruta, el “Puente Chico”, de origen romano tardío, donde de nuevo hicimos una paradita para reponer fuerzas además de hacernos unas fotitos.
De nuevo retomamos la marcha y tras un par de kilómetros llegamos a la carretera AV-930, junto a la que se encuentra el tercer puente de la ruta, el “Puente Mocha”, de origen romano, donde de nuevo era inevitable hacernos una fotito.
Tomamos a continuación la carretera durante unos metros y nos desviamos a la izquierda para tomar un camino por el que llegamos hasta la puerta de una finca………¿¿Y ahora que hacemos??........ pues nada, la puerta está abierta y no pone ningún cartel de prohibido……. ¡¡Pues p’adentro!!.
Atravesamos la finca y llegamos a una puerta “de salida”, abandonando la finca para tomar un nuevo camino y dirigirnos hacia el río Escorial, que vadeamos sin problema por unas piedras para continuar después por un camino junto al cauce del río Tiétar.
Y aunque el camino no tenía ninguna dificultad, nos llevamos el “sustazo” de la jornada cuando Javichy perdió el control de la rueda delantera de la bici y se cayó de manera espectacular dándose con la cara contra el suelo, lo que nos asustó bastante, pareciendo “un minero” con la cara llena de tierra y sangre.
Por suerte únicamente se hizo unos grandes rasponazos en la barbilla y el hombro, pero pudo continuar la ruta, aunque claro está con bastantes molestias, por lo que ralentizamos el ritmo durante el resto de la ruta para que no sufriera mucho.
Continuamos la marcha y rodando en paralelo al río Escorial con dirección hacia Piedralaves recorrimos varios kilómetros hasta desviarnos para llegar al “Puente Nuevo”, último puente de la ruta y que se encuentra en el antiguo camino de Piedralaves, habiendo sido contruido en 1791.
Y desde el Puente Nuevo, ya sólo nos restaba recorrer unos dos kilómetros y medio por una carretera local hasta llegar de nuevo a nuestro lugar de origen, la Presa de La Pinara, ahora ya llena de gente a diferencia de cuando nosotros habíamos comenzado la ruta.
Tal como estaba previsto, nada mejor que un bañito refrescante al finalizar la ruta y antes de reponer fuerzas con nuestro habitual avituallamiento líquido y sólido tras realizar una bonita ruta de unos 41 kilómetros visitando los puentes de la zona.
Quizás la única “pega” es que hubiera sido más bonito realizarla en otoño con el campo verde y los ríos y arroyos a tope de agua, en vez de en el verano con todo el campo seco y poco agua en los ríos.
Aún así la ruta ha sido sencillita, bonita y sobre todo lo hemos pasado fenomenal el grupo asistente con nuestro buen rollo habitual.