miércoles, 26 de febrero de 2020

Domingo 23 de febrero de 2020 (Primer día de "canillas al aire")


Este domingo ha amanecido con una agradable temperatura, lo que ha hecho que alguno ya “luciera canillas” por primera vez en el año, y para disfrutar de la jornada nos hemos reunido en la Plaza Mayor un buen grupo compuesto por Eltiolavara, Perejil, Transcastro, Horacio, Alberto Fernández, Alberto García y Rafa.
Con cervecitas prometidas por Horacio con motivo de su cumpleaños, se hacía “necesario” estar prontito de vuelta, con lo que lo mejor sería no alejarse mucho del pueblo y hacer una rutilla “corta pero intensa”.
Echamos a rodar poniendo rumbo sur para abandonar el pueblo por la carretera M-540, por la que rodamos unos metros para a continuación desviarnos a la derecha e incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox hasta llegar a la finca "La Blanca".
Allí giramos a la derecha para tomar un camino entre las encinas rumbo norte que nos llevó a pasar las bicis por un par de puertas de madera para poder continuar la marcha ascendiendo por los Valles hasta el Prado de Valdeolivas, desde donde descendimos para dirigirnos hacia las Casas de Valdeolivas.
Continuamos la marcha y un poco más adelante giramos a la derecha para dirigirnos hacia la primera “tachuela” de la jornada, incorporándonos al cortafuegos que delimita las comunidades de Madrid y Toledo, y por el que "despacito y con buena letra" comenzamos a ascender por la ladera del cerro "Cabecita de la Reina".
Durante la subida, a Perejil y Alberto García se les atragantó un poco el cortafuegos, por lo que tuvieron que hacer algo de “empuja-bike” por primera vez en la mañana, aunque sin muchas dificultades llegamos todos a la cima, donde hicimos una fotito de grupo antes de continuar nuestra marcha por el cortafuegos.
Después de un tramo de descenso por el mismo, tomamos el senderito que transcurre junto al arroyo del Toril hasta llegar a la pista que enlaza las urbanizaciones de El Encinar y Pinar de Almorox, donde nos “vino” la vena investigadora y tomamos unos senderos creados por las vacas por los que nos fuimos encaminando hacia la urbanización de Pinar de Almorox, atravesando la misma para llegar hasta la carretera N-403 y atravesarla también para tomar diversos caminos que nos condujeron hasta el pequeño pantano de El Romillo, donde tras pasar por el muro hicimos una “parada barrita” además de otra fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha y bordeamos el pantano por un senderito hasta que salimos a la Cañada de Talavera, desde donde nos dirigimos hacia la carretera N-403 para cruzarla y comenzar a ascender por un cortafuegos a la sombra de los pinos y en paralelo a la carretera M-507.
Al llegar al alto, Perejil “nos dio la espantá” y decidió bajarse al pueblo por la carretera, mientras que el resto continuamos unos metros por la Cañada de Talavera, para tras unos metros desviarnos a la derecha para internarnos en un camino entre los pinos por el que continuar ascendiendo y tras pasar junto a una laguna volver a salir de nuevo a la Cañada de Talavera.
Antes de comenzar a bajar por la pista asfaltada, nos desviamos a la derecha para tras un tramito de sendero incorporarnos a un cortafuegos que recorre el Cerro Otanejo y realizar un par de bajadas de vértigo por el mismo para salir después al antiguo camino de San Martín a Villa del Prado.
Como solemos hacer, antes de afrontar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para tras pasar una puerta, tomar el camino que discurre por la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y enlazar así con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos para tras unos metros desviarnos a la derecha y así tomar el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado, desde donde continuamos bajando entre los tomillos hasta tomar contacto con las calles del pueblo.
Aunque nos ha salido una rutilla cortita en distancia de unos 31 kilómetros, ha tenido unos ochocientos metros de desnivel acumulado, por lo que no ha sido “moco de pavo” y nos ha exigido darlo todo en las subidas por los cortafuegos y senderos en una mañana espectacular en la que hemos “enseñado cacha” por primera vez este año.
Y, sobre todo, hemos cumplido con el objetivo de estar pronto de vuelta para tomarnos esas cervecitas prometidas por Horacio por sus “67 castañas”, cosa que hicimos sentados al solecito en la Plaza Mayor mientras animadamente comentábamos la jornada y planificábamos las posibles rutas a realizar próximamente.

jueves, 20 de febrero de 2020

Domingo 16 de febrero de 2020 (El grupo más numeroso del año)


Con una previsión de muy buena climatología para la jornada de hoy, nos hemos reunido en la Plaza Mayor un magnífico grupo de………¡¡11 bikers!!. Nos encontrábamos allí por parte del Club Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Alberto, Perejil, Alberto García, Nacho y Rafa, uniéndose a nosotros Pablo y Javi Padrós como “compañeros asiduos” además de Carlos y Dani, que se apuntaban a disfrutar de una mañana con nosotros.
En esta ocasión el destino de nuestra ruta sería la zona de Entrepinos y sus senderos, por donde hacía bastante tiempo que no disfrutábamos, para lo que nos encaminamos hacia el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias, por el que comenzamos a ascender a buen ritmo hasta llegar al “alto” en la ladera del Cerro Lucía, donde hicimos una paradita de “reagrupamiento” para esperar a alguno que venía mas “rezagado”.
Una vez llegó Perejil, que venía el último, descendimos por un sendero que nos condujo hasta un cortafuegos sube-baja que transcurre en paralelo al arroyo del Bodegón, para tomar a continuación un sendero junto al arroyo por el que llegamos hasta la Cañada de Talavera.
Atravesamos la Cañada de Talavera y continuamos con dirección hacia San Martín de Valdeiglesias para desviarnos posteriormente a la izquierda y tras pasar por un hueco de la valla internarnos en la finca de “La Granjilla”, por donde disfrutamos de un divertido camino que nos condujo hasta la carretera M-541.
Cruzamos la misma para dirigirnos hacia el alto de Castillejos, y desde allí descender hasta las cercanías de la carretera N-403, tomando a continuación unos senderos para posteriormente salir a un camino por el que ascendimos hasta la carretera N-403 para tras cruzarla continuar ascendiendo hasta llegar a un alto donde realizamos la “parada barrita” de la jornada, además de la fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas, continuamos la marcha para dirigirnos hacia una trialera por la que descendimos hasta la vía pecuaria del arroyo del Boquerón, donde nos encontramos con la sorpresa de que estábamos “en el epicentro” de una montería, con lo que tras las advertencias de un cazador y tras esperar que estuviéramos todos tras el descenso (a algunos lo de ir p’abajo no se les da muy allá), “salimos zumbando de allí” con dirección hacia la urbanización “El Mirador de Cadalso”.
Llegamos hasta la carretera M-542, y cruzamos la misma para rodar en paralelo al arroyo de Tórtolas hasta llegar al comienzo de la trialera de ascenso a la urbanización de Entrepinos, donde cada uno se tuvo que poner su ritmo para afrontar una subida técnica y con buena inclinación.
Con algunos haciendo algo de “empuja-bike” finalmente llegamos todos arriba, donde nos reagrupamos para a continuación bordear la urbanización de Entrepinos y disfrutar a continuación de un tramo espectacular de descenso por un sendero hasta bajar de nuevo a la carretera M-542.
Como alguno iba escaso de agua y no podíamos volver hacia el pueblo por la vía pecuaria del Boquerón debido a la montería, decidimos dirigirnos hacia San Martín de Valdeiglesias, para lo que cruzamos la carretera para incorporarnos al GR-10 hasta llegar a San Martín, donde nos dirigimos a una fuente junto a la antigua estación de ferrocarril para reponer allí el “líquido elemento”.
Allí el grupo perdió casi la mitad de los integrantes, ya que una parte prefería “dar más vuelta” y hacer un recorrido más llano volviendo al pueblo por el embalse de Picadas, mientras que la otra parte estaba por acortar los kilómetros aunque fuera algo más duro, ya que íbamos bastante mal de hora.
Y así el grupo compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Nacho, Alberto Fernández, Javi Padrós y Rafa tomamos la opción “corta”, atravesando el pueblo de San Martín de Valdeiglesias para dirigirnos hacia la ermita del Cristo de la Sangre y desde allí tras cruzar la carretera M-501 comenzar con el ascenso por la pista que va hacia “El Bosque Encantado” para a continuación desviarnos a la izquierda y tomar el camino de la Fuenfría para enlazar con el Camino de San Martín por el que habíamos iniciado la ruta aunque ahora en sentido inverso.
Como es habitual, antes de afrontar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para descender por el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera para enlazar con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, desviándonos para tomar el senderito que conduce hasta el depósito del agua y disfrutar de un último y divertido descenso hasta el pueblo.
Hemos disfrutado de una jornada espectacular en la que hemos realizado unos 53 kilómetros, con incluso calor en algunos momentos, y disfrutando de bastantes tramos de senderos, en especial el descenso desde Entrepinos. La parte “mala” es que nos hemos demorado bastante en la hora de llegada, finalizando la ruta pasadas las dos de la tarde (y los que habían ido por Picadas, más tarde aún).

martes, 11 de febrero de 2020

Domingo 9 de febrero de 2020 (La "reaparición" de Alberto)


Jornada nublada aunque sin previsión de lluvia con la que nos hemos despertado hoy, dándonos cita en la Plaza Mayor un grupo compuesto por Jorge, Transcastro, Alberto, Rafa y…………..¡¡Alberto García!!! (que no salía con el Club desde el año 2015). Nos acompañaba también nuestro amigo Javi “el Parrillano”, que había venido desde Alcorcón a compartir una mañana de bici con nosotros.
Entre las opciones de tirar p’al monte o aprovechar que no hacía mucho frio y comenzar llaneando el personal optó por la segunda, con lo que decidimos poner rumbo hacia la zona de Chapinería y Colmenar de Arroyo, por donde hacía mucho tiempo que no rodábamos.
Y tras los minutos habituales de cortesía esperando a algún “posible rezagado”, abandonamos la Plaza Mayor para dirigirnos hacia el suroeste y tomar el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que fuimos calentando las piernas hasta llegar a la carretera que va desde la M-507 hasta la ermita de La Poveda, a la que nos incorporamos durante unos metros para a continuación desviarnos a la izquierda tomando un camino que recorre la zona de “Los Albañales” para salir por él al camino de la Poveda, que tomamos hacia nuestra izquierda para dirigirnos hacia la carretera M-507.
Recorrimos por la carretera M-507 unos tres kilómetros hasta llegar al puente de “La Pedrera”, donde nos incorporamos al camino que transcurre en paralelo al río Alberche y posteriormente al río Perales con dirección norte hasta llegar a la carretera M-510 e incorporarnos a la misma durante unos metros para desviarnos a la derecha y comenzar a ascender hacia Chapinería por la Cañada Segoviana.
Ascendimos a buen ritmo por la Cañada, para a continuación desviarnos y realizar la parte final del ascenso por un senderito entre las encinas que recorre el cerro del “Prado de la Lancha” y por el que llegamos hasta Chapinería, atravesando el pueblo para dirigirnos hacia la zona del campo de fútbol y desde allí pasar bajo la carretera M-501 por un puente y realizar de paso la “parada barrita” de la jornada, además de la habitual fotito de grupo.
Después de reponer fuerzas, reanudamos la marcha y nos dirigimos hacia la urbanización de Valquigoso, atravesando la misma para tras rodar algo menos de dos kilómetros llegar a Colmenar del Arroyo y tomar la Cañada de Talavera, donde tuvimos que hacer frente a un ascenso de unos tres kilómetros para a continuación descender hasta llegar a la carretera M-501 en el cruce con la carretera de Robledo, donde como es habitual tuvimos que esperar para poder cruzar “con seguridad”.
Tocaba a continuación el ascenso por la trialera con dirección hacia Navas del Rey, aunque nos encontramos con la sorpresa de que lo que antes era una trialera con muchas grietas ahora se había convertido en un camino (aunque continúa con la misma pendiente) por el que subimos hasta el pinar del Monje, bordeando el cerro del mismo nombre por un senderito hasta salir al camino de La Jimena, por el que nos dirigimos hacia Navas del Rey.
Bordeamos el pueblo y nos incorporamos al camino de Bajondillo, desviándonos a continuación a la izquierda para dirigirnos hacia la trialera que recorriendo la zona de Valgranado baja hasta el embalse de Picadas, para que así Jorge pudiera probar su tija telescópica recién instalada.
Descendimos sin problemas hasta la orilla del embalse, teniendo entonces dos opciones, o bien continuar por el senderito paralelo al embalse en el que tendríamos que hacer algún tramo de “empuja-bike” o bien ascender por el rampón hormigonado por el que hacía muchísimo tiempo que no ascendíamos.
Pero “antes de darnos cuenta” Transcastro ya se había encaminado hacia el rampón, con lo que tras “meter todo lo que teníamos” nos dispusimos a afrontar la subida, que aunque sólo tiene una longitud de unos 540 metros cuenta con una “pendiente media” del 20%, con tramos que van desde el 17% al 25% y que nos puso a prueba las patas y “la caldera”.
Únicamente Alberto García tuvo que poner algo de “pie a tierra” debido a su “falta de costumbre” tras tanto tiempo sin realizar rutas largas, agrupándonos al término del rampón para descender después hacia el embalse de Picadas, donde rápidamente Alberto se puso en cabeza para demostrar que ese sí era “su terreno” y poner un fuerte ritmo en dirección a la Presa.
Recorrimos a buen ritmo la vía verde hasta la presa, realizando después el ascenso por la carretera para a continuación descender y desviarnos a la derecha para tomar el camino que bordea el Safari Park y dirigirnos hacia la carretera M-507, atravesando la misma para posteriormente enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y realizar los kilómetros finales de la ruta hasta regresar al pueblo.
En esta jornada nos ha salido una ruta de cerca de 60 kilómetros que hemos realizado en unas cuatro horas, resultando una media de unos 15km/hora aún habiendo hecho frente a bastantes subidas, lo que da idea del buen ritmo al que nos hemos movido durante toda la jornada.
Esperamos que la presencia hoy de nuestro compañero Alberto no sea “flor de un día” y se prodigue más a menudo a compartir con nosotros las mañanas de los domingos.