martes, 26 de diciembre de 2017

Domingo 24 de diciembre de 2017 (Una de cortafuegos para ser Nochebuena)



Jornada de Nochebuena, lo que seguramente ha influido para que esta mañana el grupo fuera poco numeroso, juntándonos únicamente un “triplete” por parte del Club compuesto por Transcastro, Jose y Rafa, a los que se nos ha unido al igual que últimamente un “ilustre”, el Presi de la U. C. Villa del Prado, Juan Carlos.
Como es habitual en estas mañanas “frescas”, hay que romper pronto a sudar para combatir el frío, para lo que  en esta ocasión abandonamos el pueblo con rumbo suroeste para tomar el camino del Valle, donde calentamos las piernas con el cuestón que hay tras cruzar el arroyo Arrelobos.
Por el camino del Valle llegamos hasta el camino del Majanal que sube hacia El Encinar del Alberche, que atravesamos para descender unos metros hasta llegar a una laguna que forma el arroyo de Navacarrala para desde allí comenzar a ascender por un bonito sendero entre las jaras y encinas recorriendo el cerro de Los Valles hasta salir de nuevo al camino del Majanal ya en las cercanías de El Encinar del Alberche.
Descendimos a continuación hasta el arroyo del Charco de Cahorzo, donde comenzamos a bordear la urbanización de El Encinar por un cortafuegos teniendo que hacer frente a unas buenas rampas, lo que por fin nos hizo “entrar en calor”.
Tras bordear la urbanización por el cortafuegos que recorre toda la parte sur, tuvimos que pasar al otro lado de una pequeña alambrera para poder incorporarnos a otro cortafuegos de los que bordean la urbanización, para hacer frente de nuevo a unas buenas rampas, una de ellas de hasta el 21%, que nos puso “a tope la caldera”.
Bordeando, bordeando, subimos hasta el cerro de Pino Romero donde se encuentra una torreta de vigilancia de incendios, donde cruzamos la pista que baja hacia la urbanización El Romillo para continuar con nuestro “paseíto” por el cortafuegos, terminando de bordear la urbanización para después rodar en paralelo a la carretera M-507.
Por fin tras bastantes metros de subida, llegamos al cerro de Pino Tabernero, desde donde continuando por el cortafuegos comenzamos una divertida bajada entre los pinos que nos llevó hasta la carretera N-403.
Atravesamos la carretera y nos incorporamos a la Cañada de Talavera, por la que rodamos durante unos metros hasta desviarnos a la derecha para poner rumbo hacia Cadalso de los Vidrios.
Comenzamos de nuevo a ascender poco a poco por el camino que transcurre en paralelo al arroyo del Pajar del Mudo, para después tomar un sendero por el que enlazamos con el antiguo camino de Cadalso de los Vidrios a Almorox, por el que continuamos ascendiendo.
Como ya llegaba la hora de la “parada barrita”, nada mejor que reponer fuerzas con unas bonitas vistas, para lo que Rafa nos desvió a la derecha para ascender por un sendero que conocía e inédito para el resto que recorriendo la ladera de Canto Celidorio, nos condujo hacia unas piedras desde donde podíamos contemplar unas fantásticas vistas de todo el “Pinar de Almorox”, y donde al solecito nos dispusimos a reponer fuerzas.
Tras unos minutos al solecito “avituallando”, nos hicimos la “fotito de grupo” de la jornada y retomamos la marcha para volver por el sendero hasta el camino de Cadalso a Almorox, por el que continuamos con dirección hacia Cadalso de los Vidrios.
Llegamos posteriormente hasta la carretera M-507, que atravesamos para incorporarnos al camino del Canto del Agua para ya poner rumbo de regreso al pueblo pensando en unas “cervecitas navideñas” que nos estaban esperando al finalizar la ruta.
Recorrimos unos metros por el camino del Canto del Agua y nos desviamos a la izquierda para darnos otra sesión de “calorcito p’al cuerpo” tomando un camino por el que ascendimos hasta la cantera de granito que se encuentra al pie de la Peña Muniana, quedándonos impresionados por los enormes bloques de granito que se encuentran a ambos lados del camino.
Desde allí tocaba un rápido descenso entre los pinos hasta llegar al arroyo de Labros, para a continuación ascender hasta tomar un camino por el que llegamos hasta la carretera N-403 junto a la laguna de Pozo Alcornocoso.
Con Jose ya “pidiendo la hora”, todavía nos quedaba otro buen “tramito” de subida entre los pinos hasta enlazar con la Cañada de Talavera, y como la mañana estaba “de cortafuegos”, pues en vez de continuar por la Cañada para después tomar el camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, pues nos desviamos a la derecha para tras un sendero incorporarnos al cortafuegos que recorre el cerro de Pino Águila y que después continúa haciendo sube-baja hasta enlazar con el camino de San Martín.
Y ya “para respiro de Jose” y pensando en las cervecitas, emprendimos en descenso final hasta el pueblo, donde nos dirigimos directamente a la Plaza Mayor para “reponer líquidos”.
Aunque la mañana comenzó fresquita, al final la temperatura no ha estado mal durante toda la jornada, dándonos una buena paliza de cortafuegos (para “hacer hambre” para la cena) en la que en una ruta de unos 37 kilómetros nos hemos metido 1.256 metros de desnivel acumulado.
Mención especial para Jose, que no termina de recuperarse de su resfriado pero que está ahí “al pie del cañón” sufriendo como un campeón.
Y el próximo domingo, unas cervecitas por ser el último día del año.

martes, 19 de diciembre de 2017

Domingo 17 de diciembre de 2017 (Último domingo de otoño)



Último domingo del otoño, y para una nueva jornada “fresquita” aunque menos de lo esperado ya que no había helado en la noche anterior, nos hemos reunido a las 9,00 en la Plaza Mayor de Villa del Prado un grupito compuesto por Eltiolavara, Jorge, Jose, Transcastro, Rafa y Senderitos, que como el turrón “volvía a casa por Navidad” desde Ecuador. También se unió al grupo Juan Carlos, el Presi de la U. C. Villa del Prado.
Para esta jornada se había previsto “investigar” unos caminos por la zona de Chapinería, así que tras los minutos habituales de cortesía emprendimos la marcha dirigiéndonos hacia el sureste para abandonar el pueblo por el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que intentando “entrar en calor” lo antes posible comenzamos a pedalear a buen ritmo, aunque con el frío que hacía y además la velocidad, lo que conseguimos fue que los dedos de las manos se quedaran “heladitos”, con el consiguiente “dolorcillo” por el frío.
Por el trazado del ferrocarril llegamos casi hasta la pista asfaltada que enlaza la carretera M-507 con la ermita de La Poveda, girando unos metros antes a la izquierda para tomar un camino por el que tras cruzar la pista llegar hasta la carretera M-507.
Cruzamos la carretera para incorporarnos al camino del Molino de Rodeles, que recorrimos hasta enlazar con el camino-sendero que transcurre por detrás del Safari Park, mientras contemplábamos como los animales buscaban también el calorcito de los primeros rayos de sol del día, y por el que llegamos hasta la carretera de Picadas, a la que nos incorporamos para dirigirnos hacia la presa.
Realizando la subidita por la carretera por fin pudimos “meter temperatura” al cuerpo, descendiendo a continuación hacia la presa para comenzar a recorrer la vía verde, con Eltiolavara en cabeza tirando del grupo “a paso ligero” hasta llegar a la explanada donde comienza la subida hacia la urbanización “El Morro”, donde giramos a la derecha para comenzar con dicha subida.
La subida de “El Morro” fue lo que nos acabó de “calentar”, así que tras atravesar la urbanización nos desviamos a la derecha para tomar un camino por el que continuamos ascendiendo por un camino-sendero por el que llegamos hasta el camino rural del valle, que cruzamos para continuar ascendiendo por un sendero entre los tomillos hasta llegar a la conducción de agua Picadas-Valmayor, donde de nuevo hicimos una paradita de reagrupamiento para además “tomar oxígeno”.
Tras la paradita, proseguimos la marcha rodando hacia Navas del Rey por el sendero que transcurre sobre la conducción, para en las cercanías de Navas desviarnos a la derecha para tomar el camino de Socaancho, que recorrimos unos metros hasta desviarnos a la izquierda para disfrutar por un sendero entre las encinas que nos llevó hasta la carretera M-510, que cruzamos para seguir ascendiendo hasta llegar al pueblo de Chapinería.
Atravesamos Chapinería y nos dirigimos hacia la rotonda sobre la carretera M-501, incorporándonos a la misma para pasar sobre la carretera y seguidamente desviarnos a la derecha para comenzar con nuestro tramo de “exploración” incorporándonos al camino del Perejón, para comenzar con un divertido descenso por camino-sendero entre las encinas que nos llevó hasta la estación de tratamiento de residuos junto a la carretera M-501, pasando bajo la misma e incorporándonos al camino de Villamantilla.
Tras unos metros por el camino, decidimos hacer al solecito la “parada barrita” de la jornada, haciéndonos además la fotito de grupo, mientras comentábamos como “marchaba” la mañana.
Una vez repuestas las fuerzas, retomamos la marcha para continuar por el camino de Villamantilla durante unos metros hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino de Chapinería, por el que tomamos dirección hacia “Chapi”, con Jose ya dando muestras de “pájara” convaleciente todavía de un resfriado.
En las cercanías de Chapinería nos encontramos con nuestro amigo Jorge, de Sevilla la Nueva, al que hacía muchísimo tiempo que no veíamos y con el que paramos unos minutillos para saludarnos.
Tras despedirnos de él y desearle felices fiestas, reanudamos la marcha para dirigirnos hacia el sendero que por la zona de “Las Esperillas” asciende hasta las cercanías de la Cañada Segoviana, a la que nos incorporamos para descender hasta Aldea del Fresno.
Bordeamos a continuación Aldea del Fresno por el camino que transcurre junto al río hasta llegar al puente de “La Pedrera”, donde nos incorporamos a la carretera M-507 para recorrer los casi tres kilómetros necesarios para enlazar con el camino de La Poveda, al que nos incorporamos para rodar con dirección a la ermita, pasando junto a la misma y continuando por la pista asfaltada para posteriormente enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y realizar los kilómetros finales de la ruta hasta regresar al pueblo.
Al final nos ha salido una estupenda ruta de unos 56 kilómetros con bastante senderito, estando de vuelta en el pueblo minutos antes de la una, con lo cual nos daba tiempo a una cervecita “pre-navideña”, (el próximo domingo será la “navideña” y al siguiente la de “fin de año”). Y es que ……….no vamos a decir que no a una cervecitas!!!.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Domingo 10 de diciembre de 2017 (Mañana bajo la amenaza de la lluvia)



En una jornada que amaneció con un cielo “plomizo” y bajo la amenaza de lluvia, nos hemos reunido a la hora habitual en la Plaza Mayor de Villa del Prado un cuarteto compuesto por Eltiolavara, Mariano, Horacio y Rafa.
Para la mañana de hoy estaba previsto dirigirnos hacia la zona de San Martín de Valdeiglesias para disfrutar de los senderos que por allí hay, por lo que para dirigirnos hacia allí comenzamos a pedalear unos minutos después de las nueve de la mañana dirigiéndonos hacia el norte para tomar el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, entrando así pronto “en calor” como es habitual durante los meses invernales.
Realizamos toda la subida a buen ritmo hasta llegar al alto en la ladera del cerro de Santa Lucía, desde donde podíamos observar como el “horizonte” estaba cubierto por unas nubes negras que tenían “muy mala pinta”.
Continuamos la marcha hacia la Cañada de Talavera, cruzando la misma para incorporarnos al camino de San Martín de Valdeiglesias recorriendo el camino-cortafuegos y pasando junto al “Canto del Pichón” hasta enlazar con el camino de La Fuenfría, por el que llegamos hasta la carretera M-541.
Ante la mala pinta que tenía el cielo, decidimos “posponer” para otro día la ruta prevista y no alejarnos tanto del pueblo, por si la cosa (meteorológica) se ponía fea, por lo que tras atravesar la carretera continuamos durante unos metros por el camino de la Fuenfría hasta desviarnos a la derecha para tomar una trialera por la que bajamos hasta la zona de “La Cancha”, aunque teniendo que poner pie a tierra en algunas ocasiones, ya que las motos han dejado la trialera “hecha una mierda”, y sólo apta para expertos.
Enlazamos a continuación con diversos senderos por los que llegamos hasta las cercanías de la carretera M-501, que teníamos intención de cruzar pero que tuvimos que “olvidarnos del tema” dada la gran cantidad de coches que llevaba debido a la vuelta del puente, por lo que tomamos un camino en paralelo a la misma con dirección hacia Pelayos de la Presa.
Ya en las cercanías de Pelayos pasamos bajo la carretera por un tubo para de nuevo continuar por diversos senderos hasta llegar al camino de Los Molinos, con una “paradita intermedia” para reponer fuerzas y hacernos la fotito habitual de grupo.
Nos incorporamos al camino de Los Molinos y desde allí pusimos rumbo hacia el cerro de San Esteban, donde cruzamos durante unos metros la urbanización “El Mirador de Pelayos” para enlazar con lo que nosotros llamamos “los toboganes”, un divertido sendero sube-baja entre los pinos que transcurre en paralelo a la carretera por el que llegamos hasta las cercanías del monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias.
Como íbamos bien de tiempo, decidimos asomarnos al muro de contención del embalse de San Juan, por ver desde allí el bajo nivel de agua del embalse, por lo que continuamos por unos senderos que nos llevaron justo al comienzo del muro, recorriendo la totalidad del mismo.
Tras contemplar lo “penoso” que se encuentra el embalse, descendimos hasta la gasolinera de Pelayos de la Presa, donde tuvimos que incorporarnos durante unos metros a la carretera M-501 (con mucha precaución debido al tráfico) para enlazar con la vía verde de Picadas.
Teníamos intención de regresar al pueblo realizando la subida de “la depuradora”, pero unos carteles informaban de que había montería en la zona, por lo que abandonamos la idea para incorporarnos a la vía verde de Picadas y “a toda leche” llegar hasta el muro de la presa para continuar después con el ascenso por la carretera y posterior descenso hasta enlazar con el camino que transcurre por detrás del detrás del Safari Park, por el que rodamos hasta conectar con el camino del Molino de Rodeles que nos llevó junto a la carretera M-507 a la altura de El Rececho.
Atravesamos la carretera y enlazamos con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que (para variar) con el aire en contra realizamos los últimos kilómetros de la ruta.
Aunque hemos acortado el recorrido previsto inicialmente, nos hemos marcado una bonita ruta de unos 46 kilómetros en la que hemos disfrutado de muchos senderitos y finalmente nos hemos librado de la lluvia aunque de vez en cuando caían algunas gotas.