Seguimos “atravesando”
la época “más dura” del invierno, lo que hace que el grupo disminuya en número
de integrantes. Aun así, a la hora de siempre en la Plaza Mayor nos hemos
reunido por parte del Club un cuarteto compuesto por Eltiolavara, Horacio,
Transcastro y Rafa, uniéndose a nosotros un trío de componentes de la U. C.
Villa del Prado compuesto por Juan Carlos (el Presi) y Fernando y Rodrigo, dos “chavalucos”
dispuestos a disfrutar en nuestra compañía.
Sin nada
previsto, de momento y para combatir el frío decidimos tirar p’al monte (como
es habitual), aunque en esta ocasión por el antiguo camino de Pelayos de la
Presa a Villa del Prado en vez del camino de San Martín.
Y los jodíos
chavalines, dispuestos a “sacarnos los ojos”, pusieron un ritmo “infernal” que
Transcastro (quince días sin pedalear) y Horacio (un mes) sólo podían seguir
con la mirada mientras subíamos por el camino.
En las
cercanías del “cuartel del norte” nos reagrupamos todos para continuar con el
ascenso hasta hacer una nueva parada de reagrupamiento en la ladera del Cerro
Rojo, desde donde descendimos a continuación hasta la Cañada de Talavera
llegando junto a la laguna del arroyo de Las Labores, desde donde continuamos
la marcha por la Cañada y a continuación por la pista asfaltada con dirección
hacia la depuradora de Pelayos de la Presa.
En una curva
abandonamos la pista asfaltada para desviarnos a la izquierda por un sendero
por el que llegamos hasta las cercanías de Pelayos de la Presa, pasando a
continuación bajo la carretera M-501 para bordear el pueblo y dirigirnos hacia
el monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias.
Comenzamos
desde allí a “senderear” comenzando por bordear la zona de “Aventura Amazonia”
para recorrer diversos senderos entre los pinos empezando con una primera
subida durilla hacia el cerro de San Esteban para a continuación tomar una
trialera de bajada con algunas piedras y un par de pinos tronchados por el
viento que nos llevó hasta las cercanías del embalse de San Juan, recorriendo
un precioso sendero junto al mismo hasta llegar a la arena del embalse, donde hicimos
la “parada barrita” de la jornada mientras contemplábamos y comentábamos acerca
del estado en que se encuentra debido a la falta de lluvias.
Tras reponer
fuerzas, reanudamos la marcha y ahora tocaba de nuevo ascender, ésta vez por la
cara norte del cerro haciendo frente a algún tramo técnico de raíces y sobre
lanchas de piedra que aunque algo durillo resulta muy bonito y divertido, y que
realizamos hasta que “a medio cerro” realizamos de nuevo un descenso por un
estrecho senderito con un par de escalones técnicos para enlazar con lo que
nosotros llamamos “los toboganes”, que se trata de un bonito tramo de senderos
“sube-baja” entre los pinos por el que continuamos bajando hasta llegar de
nuevo a las cercanías de las ruinas del monasterio de Santa María la Real en
Pelayos.
Una vez
bordeado todo el cerro de San Esteban y habiendo disfrutando de sus senderos,
nos dirigimos hacia el muro de contención del embalse, para echar desde allí un
nuevo vistazo al mismo, continuando después hacia la gasolinera de Pelayos de
la Presa, desde donde bordeando la nueva estación depuradora de agua, pasamos
bajo la carretera M-501 y bordeamos el cerro del Cubo para enlazar con el
comienzo de la vía verde de Picadas.
Fue “empezar”
el llano, y de nuevo los chavales se pusieron “a darlo todo” en compañía de
Juan Carlos y Eltiolavara, que “picados” con otros bikers pusieron un ritmo que
Transcastro, Horacio y Rafa decidieron no seguir, continuando a su ritmo más
tranquilitos.
Llegamos
hasta el muro de la presa para continuar después con el ascenso por la
carretera y posterior descenso hasta enlazar con el camino que transcurre por
detrás del detrás del Safari Park, donde Juan Carlos tuvo un “aterrizaje” al
írsele la rueda delantera por el barro que había aunque por suerte la caída no
tuvo consecuencias y tras unos momentos necesarios para “adecentarse”
continuamos la marcha hasta conectar con el camino del Molino de Rodeles que
nos llevó junto a la carretera M-507 a la altura de El Rececho.
Atravesamos
la carretera y enlazamos con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox,
por el que realizamos los últimos kilómetros de la ruta.
Con los
chavales de la U. C. encantados de completar su primera ruta con nosotros, nos
ha salido una bonita ruta de unos 41 kilómetros en la que hemos disfrutado de
muchos senderitos que tras las lluvias del día anterior se encontraban en un
estado estupendo para disfrutarlos mientras el campo por fin va tomando “algo
de verdor”.
El próximo
domingo, más y mejor.
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