Otro domingo más de verano y con previsión de calorcito nos hemos reunido en la Plaza Mayor a las nueve un cuarteto compuesto por Gabri, Noesperoanadie, Horacio y Rafa.
Cuando nos disponíamos a iniciar la ruta, la “máquina” de Horacio sufrió “problemas técnicos” que hacían imposible el arranque, teniéndole que convencer el resto para que no nos dejara tirados e hiciera la ruta con la bici de “tracción humana”.
Nos dirigimos a su casa y tras dar aire a las ruedas y ponerla un poco a punto, echamos a rodar con idea de hacer una ruta “acorde” a Horacio, abandonando el pueblo por el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox hasta llegar a la finca La Blanca, donde giramos a la derecha para comenzar a ascender por el camino del Majanal con dirección a El Encinar del Alberche.
Según subimos pudimos comprobar como lo que en principio teníamos pensado se le iba a hacer muy largo a Horacio, así que decidimos cambiar la ruta prevista por otra de un perfil “más asequible”, para lo que nos desviamos por el camino del Valle para regresar al pueblo y atravesarlo para poner rumbo hacia la ermita de La Poveda, desde donde tomamos el camino que transcurre por la chopera de la vega del río Alberche hasta llegar a los Cinco Sotos.
Nos separamos un poco de la vega del río para continuar por la zona de las huertas, donde decidimos hacer una visita a nuestro compi Alberto, que en estas épocas ha cambiado la ruta en bici de los domingos por las labores de horticultura, donde aprovechamos para hacer la “parada barrita” de la jornada.
Reanudamos posteriormente la ruta para dirigirnos hacia la zona del Charco Arropino y desde allí continuar pedaleando en paralelo al río Alberche hacia la zona de Las Migueras, donde nos refrescamos un poco para después continuar la ruta por el camino de Montrueque hasta llegar a la carretera M-540, donde giramos a la izquierda para dirigirnos hacia el poblado de El Alamín, posteriormente giramos a la derecha para dirigirnos hacia el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox para regresar al pueblo.
Al final, comparado con lo que estamos acostumbrados, nos ha salido una ruta de “verano azul” de unos 37 kilómetros, estando de vuelta en el pueblo a las doce antes que empezara el calor para tomarnos unas cervecitas, aunque esta vez casi “no las habíamos ganado”.
Y Horacio unos cuantos años después volvió a comprobar lo que se siente cuando en una bici “la batería son las piernas”, pero aguantó la jornada con mucho mérito.
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