Y por fin llegó la fecha que llevábamos preparando tanto tiempo y que
habíamos tenido que aplazar años anteriores, el día de realizar el rutón “De
Segovia a Villa del Prado”.
A las 6,30 horas habíamos quedado en la estación de autobuses de Villa del Prado,
un grupo de valientes compuesto por Eltiolavara, Alberto, Senderitos,
Transcastro, Nacho, Horacio, Jorge y Rafa, para una vez que estuvimos todos y
colocamos las bicis en el carro partir hacia Segovia, donde llegamos sobre las
8,30 horas a los pies del acueducto romano.
Tras los preparativos oportunos, echamos a rodar atravesando la ciudad con
dirección hacia la estación de tren de Segovia, continuando unos metros por la
carretera SG-724 para a continuación incorporarnos a la “Vía Verde del Eresma”,
por la que rodamos a buen ritmillo durante unos tres kilómetros, pasando por un
túnel durante ese trayecto.
Abandonamos la vía verde para tomar el “Cordel de los Paredones”, que nos
llevó a cruzar el río Milanillos y así mojarnos “los pinreles” al poco de comenzar
la ruta. Enlazamos después con el “Cordel de las Tabladillas”, por el que
llegamos hasta la localidad de Fuentemilanos.
Atravesamos el pueblo y continuamos por diversos caminos hasta la localidad
de Valdeprados, desde donde nos dirigimos hacia el río Moros para junto a su
cauce realizar la primera “parada barrita” de la jornada tras unos 25
kilómetros de ruta.
Tras la parada, reanudamos la marcha y cruzamos la carretera SG-722 para
hacer frente al primer “repechón” de la jornada en “La Ferrería”, para
proseguir después hasta llegar a la antigua carretera N-6 por la que rodamos
unos metros hasta tomar un camino y bordear la localidad de El Espinar, donde
en unas instalaciones deportivas que había aprovechamos para reponer agua y
tomarnos unos refrescos de una máquina, ya que el calor empezaba a ser
“importante”.
Continuamos rodando en paralelo a la carretera N-6 y llegamos hasta San
Rafael, donde atravesamos una zona de chalets hasta llegar a los pies de la
Sierra de Guadarrama, donde comenzamos a ascender por el Camino de la Peña del
Águila, con algún tramo bastante durillo de sendero.
La subida nos condujo hasta el Collado del Hornillo, donde hicimos una
nueva paradita para retomar fuerzas antes de disfrutar de un tramo de sendero
que transcurre en paralelo a la pista asfaltada y que nos llevó hasta enlazar
con el camino de Canto Herrero y a continuación con el camino de Las
Navacuelas.
Por este último llegamos hasta una carreterilla por la que ascendimos
durante unos tres kilómetros, con una paradita incluida para reponer agua
muuuuuuy fresca en una fuente para después descender hasta el puerto de
Malagón, para a continuación comenzar de nuevo a ascender por el Camino del
Pinar hasta las cercanías de Robledondo, donde tomamos un sendero en paralelo a
la carretera M-505 que nos condujo hasta el Puerto de la Cruz Verde, donde
paramos unos minutos para charlar con nuestro amigo César, que se había dado un
“paseo en moto” hasta allí para darnos ánimos en nuestra ruta.
Tras tomar un respiro, continuamos la marcha con dirección hacia Zarzalejo,
descendiendo por un pinar para incorporarnos después al GR-10 y al camino de
Zarzalejo a San Martín de Valdeiglesias, por el que tras un tramo de “picar
p’arriba” hasta la carretera M-521, tuvimos un tramo de unos ocho kilómetros
“de descanso” cuesta abajo hasta llegar a la carretera M-531, que tomamos
durante unos dos kilómetros hasta llegar junto a las enormes antenas de la
“Estación de Seguimiento de la NASA”.
Con muchísimo calor y sin reservas de agua, bordeamos las instalaciones y
continuamos hacia Navas del Rey, donde en la “Plaza del Pueblo” hicimos una
paradita en un “chino” (que nos dio la vida) para comprar bebidas frescas y
hielo y reponer así líquidos hasta final de ruta.
Tras un buen ratillo en que nos refrigeramos y repusimos fuerzas,
reanudamos la marcha dispuestos a afrontar los últimos veinte kilómetros de
ruta, dirigiéndonos desde allí hacia la urbanización “El Morro” para descender
a continuación hasta el embalse de Picadas, donde con el calor que hacía, Transcastro,
Alberto y Nacho no pudieron contenerse y estrenaron “la temporada de baño
2019”.
Continuamos la ruta recorriendo la vía verde de Picadas y continuamos
después con la subida por la carretera y posterior descenso por la misma hasta
desviarnos a la derecha para tomar el camino que va por detrás del Safari-Park.
Enlazamos después con el camino del Molino de Rodeles y llegamos hasta la
carretera M-507, cruzando la misma para incorporarnos después al antiguo
trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al pueblo minutos después de
las cinco de la tarde y tras recorrer casi 115 kilómetros desde que partimos de
Segovia.
Aunque la ruta se nos ha hecho durilla principalmente por el calor que nos
ha acompañado durante toda la jornada, hemos completado con éxito el reto que
teníamos marcado desde hacía tiempo de unir Segovia con Villa del Prado tras
los retos ya realizados de unir también Villa del Prado con Madrid, Toledo y
Ávila.
No hay nada como “venirse arriba” tras una ruta como ésta, tanto es así,
que alguno ya estaba pensando……..¿Cuál será la siguiente capital de provincia
que caerá?.........¿¿Quizás Guadalajara??.........¡¡El tiempo lo dirá!!!
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