Gran ambiente de bikers en el pueblo para la celebración de la ruta “Huerta
y Vino 2019”, juntándonos para participar en ella un grupito compuesto por
Eltiolavara, Transcastro, Nacho, Noesperoanadie, Senderitos, Rafa y César, que
debutaba como nuevo miembro del Club MTB Villa del Prado.
Habíamos quedado a las nueve menos cuarto en la Plaza Mayor para a
continuación bajar a recoger los dorsales al Polideportivo Municipal, punto de
inicio y final de la ruta, donde tras recogerlos y colocarlos en las bicis nos
colocamos en el cajón de salida a esperar.
Y a las 9,36 se dio la salida a la prueba, abandonando el Polideportivo
para dirigirnos hacia el cementerio e incorporarnos al antiguo camino de Villa
del Prado a La Torre de Esteban Hambrán, por el que con un terreno favorable
“picando p’abajo” sumado al gran número de bikers, al igual que el año pasado “se
preparó” una polvareda importante.
Tras unos seis kilómetros de rodar llegamos al “Charco del Arropino”, donde
nos incorporamos al camino de Las Migueras para cruzar el arroyo Arrofresnos, y
continuar rodando en dirección sur en paralelo al río Alberche.
Enlazamos a continuación con el camino de Montrueque, que ahora “picando
p’arriba” nos llevó hasta la carretera M-540 para atravesar la misma y
continuar por un camino hasta enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril
Madrid-Almorox, por el que continuamos rodando durante poco más de un kilómetro
hasta llegar a la finca “La Blanca”, donde giramos a la izquierda para
dirigirnos hacia la carretera M-540, rodando a continuación por un senderito en
paralelo a la misma hasta llegar casi a la entrada de la urbanización de “Las
Hoyas”.
Bordeamos la urbanización de “Las Hoyas” por un camino ascendente hasta
llegar a la zona de Valdeolivas, desde donde comenzamos a ascender hacia el
cerro de Los Valles para llegar hasta las cercanías de El Encinar del Alberche,
desde donde a continuación tocaba un divertido descenso entre las jaras por la
ladera del cerro de Los Valles hasta llegar a una laguna, desde donde de nuevo
teníamos que ascender hasta prácticamente el mismo sitio desde donde habíamos
comenzado el descenso.
Tras recorrer la zona de El Quejigal, descendimos hasta el arroyo
Arrofresnos para de nuevo comenzar a ascender hasta coronar el Cerro Crespo,
desde donde tras recorrer diversos senderos incluido un rampón del 23% de
inclinación llegamos al polígono industrial de Villa del Prado, cruzando
después la carretera para hacer una paradita en el primer avituallamiento de la
ruta tras unos 30 kilómetros de ruta.
Y lo que para unos fue una paradita para reponer fuerzas, para
Noesperoanadie fue el “fin de ruta”, ya que (como es costumbre) decidió que ya
tenía bastante con hacer media ruta y abandonó el grupo, mientras el resto
comenzamos a ascender por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias, en
el que Nacho se sintió fuerte en cabeza mientras que César comenzaba a dar “muestras
de flaqueza”.
Realizamos el ascenso y continuamos hacia la Cañada de Talavera, donde al
llegar giramos a la derecha para ascender levemente por la misma e
incorporarnos posteriormente al Camino de Valdenoches, por el que continuamos
ascendiendo para a continuación descender hasta la “Casa de los Forestales” y
desde allí recorrer un camino por la cara norte del cerro Valdenoches para
después bordear el cerro de Las Mucas y descender por el cortafuegos hasta la
laguna del arroyo de Las Labores, desde donde de nuevo tocaba volver a ascender
por la Cañada de Talavera.
Ascendimos algo más de dos kilómetros por la Cañada de Talavera y nos
desviamos a la izquierda para incorporarnos a un camino entre los pinos por el
que continuamos ascendiendo para después recorrer el cerro Rojo por su parte
sur hasta enlazar con el camino de Pelayos de la Presa.
Por fin teníamos “un poco de respiro” y tocaba un rato de bajada,
descendiendo por el camino hasta desviarnos más adelante a la derecha para
tomar el senderito que va hacia detrás del depósito de agua de Villa del Prado
y desde allí continuar hasta el pueblo, dirigiéndonos hacia la Ermita del
Cristo y a continuación hacia el avituallamiento, que se encontraba en el mismo
lugar que cuando habíamos pasado anteriormente.
Y aunque ya estábamos en el pueblo, todavía quedaban un par de “suplicios”,
ya que tras una breve paradita en el avituallamiento teníamos que continuar
ruta hacia el camino del Valle, haciendo frente a una buena cuesta de asfalto
suelto para descender a continuación hacia el arroyo Arrofresno y volver a
ascender hasta el camino del Majanal, ya con las patas “a punto de caramelo”.
Menos mal que desde allí sólo quedaba dejar a la bici rodar “cuesta abajo”
durante unos tres kilómetros hasta llegar al antiguo trazado del ferrocarril
Madrid-Almorox, por el que recorrimos los últimos cuatro kilómetros hasta
llegar al pueblo y finalizar la ruta con una buena paliza en el cuerpo.
El recorrido, de unos 65 kilómetros, aunque lo conocíamos todo no deja de
ser bonito, resultándonos bastante más duro que el año pasado, pero que hemos
podido realizar sin problema, cosa que seguro no podrán decir otros bikers a
los que veíamos bastante “malamente” en los kilómetros finales de ruta.
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