jueves, 4 de octubre de 2018

Domingo 30 de septiembre de 2018 (apurando los últimos días "buenos" del año)



Continuamos “apurando” los últimos días de buen tiempo antes de que el otoño haga “acto de presencia” en forma de “fresquito”, y dispuestos a darle al pedal nos hemos reunido en la Plaza Mayor los “habituales” de las últimas jornadas, es decir, Eltiolavara, Perejil, Transcastro, Horacio y Rafa, siendo acompañados por Mónica también en esta ocasión y por un “debutante”, Nacho, que había contactado con nosotros a través de mail.
Iniciamos la ruta con la intención de dirigirnos hacia la Peña de Cenicientos (aunque sin mucho convencimiento), por lo que con ese objetivo abandonamos el pueblo por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, con Horacio y Mónica “jugando en otra liga” mientras el resto nos lo tomábamos con más tranquilidad.
Y tranquilamente realizamos la subida para tras la misma nos reagruparnos en el alto en la ladera del cerro de Santa Lucía para continuar después con dirección hacia la Cañada de Talavera, aunque más adelante abandonamos el camino para descender hasta los pies del cerro Otanejo, desde donde tomamos un senderito que transcurre junto al arroyo del Bodegón y que nos llevó hasta la Cañada de Talavera.
Nos incorporamos entonces a la Cañada de Talavera, donde giramos a nuestra izquierda para hacer frente a la cuesta asfaltada y continuar unos metros por el asfalto hasta desviarnos a la izquierda para continuar por la Cañada de Talavarera, encontrándonos allí con un inglés que iba de peregrinaje a Santiago de Compostela desde Toledo (con un par!!!!).
Deseándole suerte, nos despedimos de él y continuamos por la Cañada de Talavera descendiendo unos metros hasta desviarnos a la derecha para tomar un camino entre los pinos por el que descendimos hasta el manantial de Pozo Alcornocoso junto a la carretera N-403.
Cruzamos la carretera y pusimos rumbo hacia Cadalso de los Vidrios, transitando por el Cerro Alcorconoso y descendiendo después hasta el arroyo del Linar, desde donde tocaba a continuación ascender durante unos tres kilómetros hasta llegar a la gran cantera de granito que se encuentra a los pies de la Peña Muniana, donde junto a los enormes bloques de granito allí cortados hicimos la “parada barrita” de la jornada además de una fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas reanudamos la marcha descendiendo por un camino hasta enlazar con el camino del Canto del Agua, por el que pusimos rumbo hacia Cadalso, donde nos dirigimos al cementerio (nuestro punto habitual de repostaje) para reponer allí agua para el resto de la ruta, desestimando ya definitivamente la opción de dirigirnos hacia la Peña de Cenicientos.
Repusimos “líquido elemento” y continuamos la marcha descendiendo por un sendero en paralelo a la carretera M-542 por la que llegamos hasta el comienzo de la vía pecuaria del arroyo del Boquerón, la cual recorrimos con su “picando hacia arriba” para una vez en el “alto” hacer una parada de reagrupamiento tras la subida y recuperar “resuello” tras realizar una subida a “buen ritmillo”.
Tras la breve parada reanudamos la marcha y pasando junto a la laguna del Manantial del Andrinoso (que está seca del todo) nos dirigimos hacia la carretera N-403, a la que nos incorporamos durante unos metros hasta desviarnos a la izquierda para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera.
De nuevo tras otra paradita de reagrupamiento en el alto, antes de comenzar a bajar por la cuesta nos desviamos por un sendero para incorporarnos al cortafuegos que recorre el cerro de Pino Águila y descender hasta el arroyo del Bodegón, desde donde tomamos un camino de sube-baja hasta enlazar con el camino de San Martín de Valdeiglesias.
Antes de comenzar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para tras pasar una puerta, tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y enlazar con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la derecha tomando el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el pueblo.
Durante toda la jornada nos ha acompañado una temperatura ideal, realizando una bonita ruta de unos 39 kilómetros en la que como siempre lo hemos pasado genial y esperamos que el “debutante” Nacho también haya disfrutado y vuelva a repetir experiencia con nosotros (por cierto, “ha dado la talla” estando a la altura durante toda la mañana).

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