miércoles, 17 de octubre de 2018

Domingo 14 de octubre de 2018 (Con las primeras lluvias del otoño)



Ahora si que ya “parece” que ha llegado el otoño, con una jornada que ha amanecido muy nublada y con previsión de lluvia, lo que nos ha obligado a “desempolvar” el chubasquero que llevábamos unos meses “sin echar de menos”.
Aun así, nos hemos reunido en la Plaza Mayor a la hora de siempre un buen grupo compuesto por cinco “unidades” del Club, Eltiolavara, Horacio, Perejil, Jorge y Rafa, además de Mónica y tres miembros de la U. C. Villa del Prado, encabezados por su “Presi” Juan Carlos, acompañado de “Fer” y Martín, contando también con Ricardo y Miguel, amigos de Juan Carlos.
Echamos a andar minutos después de las nueve sin rumbo fijo dirigiéndonos hacia el norte e incorporándonos al antiguo camino de Pelayos de la Presa a Villa del Prado, donde rápidamente se creó un grupete de “los máquinas” compuesto por Mónica, Juan Carlos; Miguel, Fer y Horacio, que pusieron un ritmo imposible para “los mortales” (especialmente para Perejil y Ricardo, que no llevaban nada bien eso de “empezar subiendo”).
Entramos rápido en calor, realizando los seis kilómetros de ascensión cada uno a su ritmillo y reagrupándonos en el alto en la ladera del Cerro Rojo, donde en vez de continuar hacia Pelayos nos desviamos a la izquierda para continuar ascendiendo unos metros por un camino antes de desviarnos a la derecha para por un cortafuegos comenzar a ascender por la ladera del “cerro de La Puebla”, donde una gran niebla hacía imposible la visión a pocos metros.
Y comenzamos a ascender por el cortafuegos (que a su vez es el límite entre los términos municipales de Villa del Prado y San Martín de Valdeiglesias) y a mitad del mismo nos desviamos a la derecha para continuar por otro cortafuegos por el que continuamos subiendo unos pocos metros para a continuación bajar entre la niebla hasta el comienzo del camino de Valdenoches.
Comenzamos a continuación el ascenso hacia el cerro del mismo nombre, con una primera parte “más fácil” por el camino y a continuación con el tramo de piedra suelta que lleva hasta la antena de la cima, donde de nuevo hicimos una paradita de reagrupamiento durante unos segundos.
Una vez estuvimos todos, comenzamos a descender por un sendero en línea recta por la cara norte del cerro, que transcurre siguiendo el trazado eléctrico y que nos llevó hasta un camino que recorre toda la cara norte del cerro de Valdenoches y del alto de La Mira por el que rodamos hasta llegar a la carretera M-541.
Atravesamos la carretera y comenzamos a “senderear” entre los pinos por la zona de “La Corcobada” y “La Cancha”, haciendo una paradita bajo un pino junto a la fuente de La Cancha para reponer fuerzas y ponernos los chubasqueros, ya que la lluvia empezaba a ser “de consideración”.
Tras la “parada barrita” y la foto de grupo y observando como cada vez llovía con más intensidad y poco a poco el cielo “se cerraba más” por las nubes de lluvia, unido a que Ricardo iba “pegadillo”, decidimos poner rumbo de regreso al pueblo, para lo que nos dirigimos hacia el camino de la Fuenfría, donde Horacio intercambió su e-bike con Ricardo para que éste pudiera realizar mejor el ascenso hasta llegar a la carretera M-541.
Atravesamos la carretera y continuamos por el camino de la Fuenfría hasta llegar a la Cañada de Talavera, cruzando la misma para proseguir hacia Villa del Prado por el antiguo camino de San Martín.
Antes de comenzar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada, donde Ricardo se pegó un buen “piñazo” al meter la rueda delantera en una grieta, aunque por suerte sin consecuencias graves.
Enlazamos a continuación con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la derecha y tomar el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el pueblo.
Con las primeras lluvias del otoño nos ha salido una bonita ruta de unos 31 kilómetros, por fin con el terreno húmedo e ideal para disfrutar de nuestro deporte en espera de que el campo retome “el verdor” después de tanto tiempo seco y estando hoy además pronto de vuelta, poco después de las doce, después de lo tarde que llegamos el domingo pasado, y es que como dice el refrán……”Las gallinas que entran, por las que salen”.

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