jueves, 10 de mayo de 2018

Domingo 6 de mayo de 2018 (De nuevo es primavera)



En el “Día de las Mamis” nos hemos despertado con una mañana con una pinta estupenda, volviendo de nuevo a sacar la “indumentaria de verano” para disfrutar de una jornada despejada.
Y en la Plaza Mayor a la hora habitual nos hemos dado cita un grupito compuesto por Eltiolavara, Horacio, Perejil, Jorge y Rafa por el Club, además de Pablo, que hacía tiempo que no salía con nosotros.
Con intención de estar pronto de vuelta al ser un “día señalado”, echamos a rodar para abandonar el pueblo por un sitio poco habitual para nosotros, y es que por primera vez dejamos el pueblo por el camino de Picañejo, llegando hasta la fuente del mismo nombre y realizando allí una pequeña parada para intentar solventar un pequeño problemilla en la “burra” de Eltiolavara.
Tras cruzar el arroyo de Los Perales y subir una buena cuesta nos dirigimos hacia la carretera M-507, incorporándonos a la misma durante unos pocos metros para después cruzar el arroyo de Cordobilla y continuar rodando en paralelo a la carretera.
Volvimos a atravesar de nuevo la carretera para incorporarnos al camino del Molino de Rodeles, por el que pasamos por detrás del Safari Park y llegamos hasta la carretera que va hacia el embalse de Picadas, tomando la misma hasta llegar a la presa y continuando después por la vía verde del embalse, donde como es habitual “saltó la chispa” y el grupo puso un ritmo “infernal” llegando casi a 40km por hora en algunos momentos que hizo que Perejil y Horacio se quedaran bastante retrasados.
Llegamos al final de la vía verde y nos reagrupamos junto al enorme pino que hay allí haciéndonos nuestra habitual fotito de grupo. Cuando íbamos a retomar la marcha……..¡¡sorpresa!!, apareció Jose “el Mara”, al que llevábamos sin ver desde el año pasado, ya que este invierno ha debido de estar “hibernando”.
Tras saludarnos le convencimos para que se uniera a nosotros en nuestro recorrido hacia San Martín de Valdeiglesias, con lo que el grupo aumentó en una unidad aunque por poco tiempo, ya que tras ascender unos metros por la Cañada de Talavera Eltiolavara abandonó el grupo para regresar al pueblo ya que tenía que estar pronto de vuelta.
El resto continuamos la marcha pasando bajo la carretera M-501 y bordeando el pueblo de Pelayos de la Presa hasta llegar donde el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, donde nos incorporamos al GR-10 con rumbo a San Martín, parando en el parque que hay junto a la antigua estación del tren, donde además de repostar agua hicimos la “parada barrita” de la jornada.
Después de los minutillos de relax para reponer fuerzas, reanudamos la marcha para continuar por el GR-10 y tras cruzar la carretera M-501 llegar hasta la vía pecuaria del arroyo del Boquerón con su “picar p’arriba”, donde Pablo y Jorge pusieron un ritmo imposible de seguir para el resto, reagrupándonos junto a la carretera M-541.
Atravesamos la carretera M-541 y tras bordear la laguna del manantial del Andrinoso nos incorporamos durante unos metros a la carretera N-403 para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera, realizando a continuación el rápido descenso por la cuesta asfaltada hasta llegar al camino de San Martín, donde como no íbamos mal de hora decidimos alargar la ruta un poco más y continuar por la Cañada de Talavera, aunque el grupo perdió dos unidades, ya que Pablo y Perejil decidieron poner “rumbo al pueblo” por el camino de San Martín de Valdeiglesias.
Los cuatro restantes (Jorge, Horacio, Jose y Rafa) prosiguieron por la Cañada de Talavera durante poco más de dos kilómetros, donde mientras Jose continuaba por la Cañada para dirigirse hacia el embalse de Picadas y desde allí a Aldea del Fresno, Jorge, Horacio y Rafa se desviaron por un camino a la derecha para ascender por el pinar de “Cuerda Morroche” y bordeando el Cerro Rojo enlazar con el camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa.
Dispuestos a afrontar los últimos kilómetros comenzamos el descenso hacia Villa del Prado, aunque como es habitual, en las cercanías del pueblo abandonamos el camino para tomar el senderito que lleva hasta detrás del depósito de agua, por el que con Horacio en cabeza (desde que tiene la burra nueva se atreve con todo) llegamos finalmente hasta el pueblo.
En una mañana en la que hemos disfrutado de una temperatura espectacular, nos ha salido (a algunos) una estupenda ruta de casi 55 kilómetros, y es que tenemos que ir aumentando el kilometraje con vistas a la “Riaza B-pro”, para la que ya nos queda menos de un mes.

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