Continuamos
con el “veroño” y a pesar de que por las noches se nota fresquito, para nuestra
cita a las 9,00 horas nos hemos encontrado con una temperatura muy agradable
que hacía prever que íbamos a disfrutar de otra jornada de calorcito.
Con ganas de
“darle al pedal” nos hemos reunido en la Plaza Mayor un grupo formado por
Eltiolavara, Horacio (con una flamante e-bike para probar su rendimiento),
Transcastro, Jorge, Rafa, Jose y David, (al que por fin “veíamos el pelo” muchos meses
después) como integrantes del Club, además de nuestro amigo Javi de El Encinar
y dos integrantes de la U.C. Villa del Prado, el “Presi” Juan Carlos y Javi
“Tresme”.
En esta
jornada estaba previsto visitar el cerro “Cabeza de la Huerta” (1.127 m), una
cumbre en el término de Robledo de Chavela que recientemente nos dio a conocer
nuestro compañero Alberto y que ninguno del grupo habíamos visitado a excepción
de Jose.
Así que
minutos después de las nueve comenzamos nuestra ruta dirigiéndonos hacia el
norte con intención de tomar el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de
la Presa, aunque cuando salíamos del pueblo alguien soltó la “temida” frase de
…….¡¡No hay huevos a……!!
En esta
ocasión era el ….¡¡No hay huevos a subir por el sendero de los depósitos….!!, y
como no podía ser de otra manera…….allá que te vamos!!!.
Y con las
patas frías comenzamos a subir hacia los depósitos del agua, dejándolos a
nuestra derecha para continuar por el senderito en cuestión, donde a excepción
de un único tramo más técnico el resto se subió sin complicaciones a buen ritmo
(aunque alguno hizo “la cucaracha” al no poder sacar el pie de la cala).
El sendero
nos llevó a enlazar con el camino de Villa del Prado a Pelayos, donde hicimos
una breve parada de reagrupamiento para los que “se les había atragantado” un
poco más el senderito, para desde allí continuar el ascenso por el camino todos
juntos, con Javi “Tresme” en “Plan Liebre” pero fuera de nuestras posibilidades.
Tras
reagruparnos de nuevo en el alto en la ladera del Cerro Rojo, descendimos a
continuación hasta la Cañada de Talavera llegando junto a la laguna del arroyo
de Las Labores, desde donde continuamos la marcha por la Cañada para descender
a continuación hasta la depuradora de Pelayos de la Presa junto al embalse de
Picadas.
Pasamos bajo
el puente de la carretera M-501 para después incorporarnos a la misma durante
unos pocos metros hasta llegar al mesón “El Puerto”, donde tomamos un
cortafuegos en paralelo a la carretera hasta llegar al comienzo de la pista que
va hacia el cerro de la Cuerda de la Parada.
Comenzamos
con el primer tramo durillo hormigonado, donde Horacio puso a prueba la
“e-bike” en la subida, dejando claro que la “ayuda extra” es una maravilla en
determinados momentos mientras que los demás teníamos que darlo todo en esa
rampa que llega hasta el 13%.
Tras
terminar el tramo de asfalto, continuamos la ascensión por el camino con David
cerrando el grupo a ritmo constante pero seguro recorriendo toda la ladera del
Cerro de la Parada en un ascenso que aunque no es duro parece que no se acaba
nunca.
Después de
unos ocho kilómetros de subida, pasamos una doble barrera donde ahora sí que
comprobamos el “punto negativo” de la e-bike……¡¡El pasar las puertas!!!, y es
que al levantarla a pulso los diez kilos de diferencia con las “bicis
normales”………se nota!!.
Tras pasar
la barrera, delante nuestra “se alzaba” nuestro objetivo de la jornada, el
Cerro de Cabeza de la Huerta, con un cortafuegos impresionante hasta su cima,
que aunque hizo acojonarse al personal pensando en que había que subir por él,
para tranquilidad del grupo para ascender hasta arriba hay bordearlo para
ascender por su vertiente norte, teniendo que hacer frente aun así a una buena
subidita.
Cada uno a
su ritmo llegamos todos a la cima, donde se encuentra un observatorio
anti-incendios en un sitio privilegiado, ya que las vistas desde allí son
impresionantes se mire hacia donde se mire, siendo por tanto el lugar perfecto
para la “parada barrita” de la jornada además de la fotito de grupo.
Tras unos
minutos para reponer energías y disfrutar de las vistas, llegó el momento de
retomar la marcha, para lo que por no bajar por el mismo sitio por el que
habíamos subido decidimos bajar por el cortafuegos, con un primer tramo en muy
malas condiciones que nos obligó a bajar durante unos pocos metros “a pata”.
Después de
esos primeros metros malos, ya pudimos subir sobre nuestras “cabalgaduras” para
continuar con un rápido descenso que nos llevó de nuevo hasta las barreras que
habíamos pasado anteriormente, donde de nuevo tocó “hacer pesas” con la bici de
Horacio.
Tras pasar
las barreras, tomamos un camino a la izquierda para continuar ascendiendo por
la ladera del cerro Cuerda Verduguera hasta enlazar con la pista asfaltada por
la que realizamos un rápido y vertiginoso descenso que nos llevó hasta la
carretera M-512, a la que nos incorporamos para descender durante un kilómetro
hasta llegar a la carretera M-501, donde nos encontramos con mucho tráfico, teniendo
que esperar un tiempo para poder cruzar de manera prudente.
Tras cruzar
la carretera, tocaba un cortito pero intenso tramo de subida por una técnica
trialera donde tuvimos todos que echar “pie a tierra” (unos mas que otros) y
por la que enlazamos con el camino que transcurre entre los pinos por la ladera
del cerro del Monje y que nos llevó hasta Navas del Rey.
Nos
dirigimos hacia la plaza del pueblo para “reponer agua” y tomar después la
carretera que va hacia la urbanización “El Morro”, que atravesamos para
continuar bajando por camino hasta el embalse de Picadas, donde de nuevo nos
reagrupamos.
Continuamos
la marcha a buen ritmo recorriendo el bonito entorno de la vía verde hasta
llegar a la presa, y pasar sobre el muro para afrontar el posterior ascenso por
la carretera, donde ahora sí Horacio “nos quitó las pegatinas” en la subida
“sacando provecho” de los “caballos extra”.
Tras
reagruparnos en el alto, descendimos por la carretera hasta enlazar con el
camino que transcurre del detrás del Safari Park que recorrimos para continuar
después por el camino del Molino de Rodeles y llegar junto a la carretera M-507
a la altura de El Rececho.
Cruzamos la
carretera y enlazamos con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox
para realizar los últimos kilómetros de la ruta y regresar al pueblo tras hacernos
una buena rutilla de unos 54 kilómetros en la que el calorcito nos ha
acompañado toda la mañana, añadiendo además una nueva “cumbre” de la zona “a
nuestra libreta”, y que desde luego visitaremos más veces, porque las vistas
desde allí son espectaculares.
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