Dispuestos para continuar con nuestros “entrenamientos dominicales” con
vistas a la Talajara de nuevo hemos adelantado la hora de salida, con lo que a
las 8,00 horas nos hemos reunido en la Plaza Mayor un grupo formado por
Eltiolavara, Jorge, Horacio, Rafa, y Alberto, uniéndose también a nosotros
nuestro amigo Paquito con su hijo Abraham, y Juan Carlos, el “Presi” de la U.
C. Villa del Prado.
Para esta jornada estaba prevista una “buena tirada” de 92 kilómetros, para
lo que nos pusimos en marcha con dirección sur para abandonar el pueblo por la
carretera M-540 para posteriormente desviarnos a la derecha e incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril
Madrid-Almorox hasta llegar a la finca "La Blanca", donde giramos a
la izquierda para llegar de nuevo hasta la carretera M-540, por la que
continuamos hasta el final para tomar el camino vecinal de Almorox y Escalona a
Villa del Prado.
Rodando a
buen ritmo por el camino llegamos hasta la urbanización Valcarrillo-Campuzano,
continuando desde allí por la carretera hasta la urbanización de Almorojuelo,
que atravesamos para dirigirnos hacia la chopera junto al río y continuar con
rumbo hacia Escalona.
Y allí nos
encontramos con la primera “sorpresa desagradable” de la jornada, ya que lo que
antes era un precioso senderito junto a la chopera ahora está todo destrozado, decidiendo
“algún majete” que al arrancar los chopos este tiempo atrás sería “buena idea”
(para joder) amontonar las zarzas de la zona sobre el sendero además de
cortarlo con “alguna zanja que otra”.
Ello provocó que tuviéramos que hacer unos metros por una zona cubierta de
pasto, y que Eltiolavara que iba “abriendo el grupo”, metiera la ruta delantera
en un agujero oculto y “saliera por las orejas”, dándose un buen golpe en el
muslo de la pierna izquierda.
Echando unas cuantas “pestes” solventamos la zona “chunga” y continuamos
nuestra marcha hacia Escalona, donde llegamos tras pasar por un puente sobre la
carretera N-403 y hacer frente a una cuesta de asfalto suelto.
Pusimos desde allí rumbo hacia Paredes de Escalona, tomando durante poco
más de un kilómetro la carretera CM-543 para después abandonarla y tomar un
camino en paralelo a la misma por el lado izquierdo por el que llegamos hasta
el pueblo.
Con un buen ritmo de ruta hasta ese momento, atravesamos el pueblo de
Paredes para a continuación hacer frente a la primera “subidita” de la jornada,
que nos condujo hasta la cantera abandonada junto a la carretera, donde tras
unos segunditos para tomar aire reanudamos la marcha hacia nuestro siguiente
objetivo, Cenicientos.
Cruzamos la carretera CM-543 y “picando hacia arriba” continuamos la marcha
recorriendo un camino inédito para nosotros hasta la fecha, por el que
enlazamos con la Cañada de Talavera, para tomarla durante unos pocos metros
antes de desviarnos a la izquierda para incorporarnos a una pista asfaltada por
la que llegamos hasta Cenicientos, ya con Abraham mostrando que “no estaba fino”
después de largo tiempo de inactividad, a pesar de “estrenar burra”. Ya en el
pueblo nos dirigimos hacia un parque junto a la gasolinera del pueblo donde
hicimos la “parada barrita” de la jornada además de una fotito de grupo.
Tras unos minutos de relax para reponer fuerzas, retomamos la marcha
incorporándonos durante unos metros a la carretera M-545, para a continuación
desviarnos a la izquierda para tomar el antiguo ¿Camino de Sotillo?.....
Y es que el ¿Camino de Sotillo? tras unos pocos metros se convirtió en un
estrecho sendero entre zarzas de donde salimos todos con brazos y piernas
marcados, dejando allí en las zarzas un montón de “muestras de ADN”.
En un momento donde tuvimos que cruzar de nuevo la carretera y en vista de
que aún no llevábamos ni la mitad de la ruta prevista y de fuerzas tenía “lo
justo”, Abraham prefirió abandonar la ruta y volverse para el pueblo por
carretera, acompañándole Paco en su vuelta, con lo que el grupo perdió a los “Villa’s”.
El resto del grupo reanudamos la marcha para continuar por el ¿Camino de
Sotillo?, haciendo más “empuja-bike” que otra cosa, ya que el supuesto camino
se había convertido en una trialera llena de pedrolos y grietas donde era muy
difícil mantenerse sobre la bici.
Tras un buen rato de “empuja-bike” que nos demoró mucho la marcha, por fin
conseguimos enlazar con un camino ciclable, tomando después el camino de
Fuentejaral (en el que también tuvimos un tramo invadido por las zarzas) y
llegando por fin hasta las cercanías de Sotillo de la Adrada.
Enlazamos allí con la Cañada Real Leonesa Oriental, que se trataba de una
pista asfaltada algo deteriorada por la que por fin ya poníamos rumbo de
regreso al pueblo bajo un calor bastante considerable.
En una parada de reagrupamiento para esperar a Horacio, que ya acusaba el
cansancio y el calor, decidimos por unanimidad acortar la ruta, ya que de
realizar el recorrido previsto nos íbamos a ir tardísimo de hora, por lo que en
vez de continuar por la Cañada Real con dirección hacia San Martín, al llegar a
la pequeña rotonda de la carretera M-501 tomamos la carretera para realizar los
dos kilómetros de ascenso por la misma hasta llegar a Rozas de Puerto Real.
En Rozas repusimos agua en una fuente y continuamos la marcha recorriendo
un par de kilómetros hasta llegar a la urbanización Entrepinos, donde tomamos
la avenida principal para atravesar la urbanización y tomar unas calles hasta
enlazar con el comienzo de la trialera que baja hasta el arroyo Tórtolas.
En el descenso por la trialera Jorge se pegó “un buen revolcón”, saldado
con unos rasponazos más (por si habían sido pocos los de las zarzas). Sin más imprevistos
continuamos nuestra marcha rodando junto al arroyo Tórtolas hasta llegar a la
carretera M-542, cruzando la misma junto a la urbanización “El Mirador de
Cadalso”, lugar donde nos incorporamos al comienzo de la vía pecuaria del
arroyo de Boquerón.
Con la “luz de reserva” empezando a encenderse, (Horacio ya la llevaba a
punto de fundirse), recorrimos la vía pecuaria con su “picando hacia arriba”
para una vez en el “alto” hacer una parada de reagrupamiento.
De nuevo reanudamos la marcha y pasando junto a la laguna del Manantial del
Andrinoso (que ya está medio seca) nos dirigimos hacia la carretera N-403, a la
que nos incorporamos durante unos metros hasta desviarnos a la izquierda para
dirigirnos hacia la Cañada de Talavera.
De nuevo tras otra paradita de reagrupamiento en el alto, descendimos a
gran velocidad por la cuesta asfaltada para después girar a la derecha e
incorporarnos al antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del
Prado, por el que realizamos el descenso final hasta el pueblo.
Al final no hemos podido realizar la ruta prevista y hemos tenido que
acortarla, pero aun así nos ha salido una ruta de unos 76 kilómetros con más de
1.000 metros de desnivel acumulado que nos ha puesto “las patas bien duritas”.
Al igual que el domingo anterior, ha sido una lástima que hayamos perdido
un montón de tiempo al haberse perdido los caminos y senderos, lo que nos ha
ocasionado llegar al pueblo cerca de las tres menos cuarto de la tarde.
A ver si “a la tercera va la vencida” y podemos por fin realizar una buena
ruta sin contratiempos de ningún tipo…..
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