Tras haber tenido que aplazar por motivos meteorológicos nuestra ruta
mensual del mes pasado, en esta ocasión la climatología nos “ha dado el visto
bueno” para que pudiéramos realizar la primera de nuestras “rutillas mensuales”
de las que iremos realizando durante el año.
Y para debutar, habíamos elegido el reto de realizar un recorrido entre “La
Ciudad Imperial” (Toledo) y Villa del Prado, para unirlo al “currículum” de
enlazar las capitales de provincia con nuestro pueblo tras las anteriores
experiencias de “Madrid-Villa del Prado” y “Ávila-Villa del Prado”.
Habíamos quedado a las 7,00 en la estación de autobuses, y allí nos hemos
reunido un “sexteto” compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Alberto,
Jorge, y Rafa con una temperatura bastante fresquita.
Tal como íbamos llegando fuimos “apañando” las bicis en el carro para
posteriormente poner rumbo hacia Toledo, donde teníamos establecido el punto de
inicio de la ruta en un parking junto al tanatorio de la ciudad, y donde
realizamos los preparativos oportunos de montaje de bicis y equipamiento para echar
a rodar alrededor de las ocho y cuarto de la mañana.
Comenzamos la ruta haciendo frente a una buena cuestecita “para calentar” que
nos condujo hasta unos depósitos de agua, continuando después por el camino de
Valparaíso hasta llegar a Bargas, primero de los pueblos de tránsito, atravesando
el pueblo para tras pasar bajo la autovía A-40 tomar el camino de Bargas a
Rielves, de donde nos separaban unos diecisiete kilómetros.
La jornada transcurría a buen ritmo, y tras bordear el pueblo de Rielves
nos dirigimos hacia la siguiente localidad, Barcience, donde ascendimos hasta
su bonito castillo para realizar allí una “parada barrita” además de hacernos
unas fotitos y visitar el castillo por dentro.
Tras los minutillos de relax y reponer fuerzas, comenzamos de nuevo a rodar
para recorrer los cuatro kilómetros que nos separaban de Huecas, encontrándonos
en este tramo con una leve brisilla que nos daba de frente lo que unido a que se
nos habían quedado “las patas frías” tras la “parada barrita” nos hizo
disminuir algo el ritmo.
Llegamos a Huecas y bordeando el pueblo tomamos el camino de Escalona, por
el que atravesando terrenos de siembra llegamos hasta Novés, donde en la plaza
del pueblo hicimos de nuevo una “parada barrita” para tomarnos unos minutos de
relax.
Reanudamos posteriormente la marcha para terminar de atravesar el pueblo y
continuar por el camino de Escalona con dirección hacia Quismondo, donde al
llegar nos encontramos con que estaban de fiesta, tirando cohetes y con el
pueblo engalanado con banderas españolas.
Entre cohete y cohete y viendo a lo lejos una procesión, atravesamos el
pueblo de Quismondo para continuar nuestra marcha dirigiéndonos hacia nuestro
siguiente pueblo de paso, Escalona, donde al llegar, en vez de bordear el
pueblo por la vega del río, como nos veíamos tan fuertes decidimos subir hasta
el pueblo por el “cuestón imposible”, una rampa de cemento de más del 32% de
inclinación.
Tras subir el cuestón, continuamos callejeando hasta llegar a las cercanías
del castillo de Escalona, donde aprovechamos para hacernos unas nuevas fotitos
de grupo antes de continuar nuestra marcha para descender hacia el arroyo
Tordillos, donde a continuación tomamos un sendero que por la vega del río
Alberche nos condujo hasta la urbanización de Almorojuelo, incorporándonos
después a la carretera para continuar hasta la urbanización de
Valcarrillo-Campuzano, donde tras bordear la misma tomamos el camino vecinal de
Escalona y Almorox a Villa del Prado.
Notándose ya bastante calorcito recorrimos todo el camino hasta desembocar
en la carretera M-540, por la que rodamos alrededor de un kilómetro y medio hasta
desviarnos a la izquierda para poder incorporarnos al antiguo trazado del
ferrocarril Madrid-Almorox y realizar
por él los últimos cuatro kilómetros hasta Villa del Prado.
Y así terminamos nuestro reto de una manera muy satisfactoria, recorriendo
los 81 kilómetros en menos de cinco horas, contando con nuestras habituales
paradas para fotitos varias y momentos de relax, y tomándonos la cosa con
relativa “tranquilidad”.
Parece que las “rutas de entrenamiento” realizadas últimamente han dado sus
frutos, ya que la ruta se nos ha hecho “muy sencilla”, llegando todos al pueblo
mucho “más enteros” que cualquier domingo a pesar de hacer el doble de
kilómetros.
Y como es habitual tras nuestras rutillas mensuales, nada mejor que “reponer
fuerzas” tras la ruta con un buen avituallamiento líquido y sólido que nos tenía
preparado nuestro amigo Valentín en la Plaza Mayor, del que disfrutamos a la
sombrita mientras comentábamos los pormenores de la jornada y planificábamos pensando
en el año que viene la siguiente ruta entre una “capital de provincia” y el
pueblo……..¿Quizás una Segovia-Villa del Prado?????.
No hay comentarios:
Publicar un comentario