miércoles, 1 de febrero de 2017

Domingo 29 de enero de 2017 (De ruta arqueológica por Cenicientos)



Después de varios domingos “en seco”, hoy nos hemos despertado con la sorpresa de que aunque de manera moderada la lluvia volvía a acompañarnos durante nuestra jornada dominical, lo que no fue impedimento para que en la Plaza Mayor a la hora habitual nos juntáramos un buen grupo compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Jose "el Mara", Alberto, Rafa y Jorge, además de Mariano y Javi.
Para la ruta de hoy, el Presi había preparado una rutilla en la que estaba previsto visitar tres lugares desconocidos para nosotros, un puente “romano”, un paraje natural, y un molino de la edad media, todos en Cenicientos.
Y con ese objetivo y con alguna gotilla que otra cayendo comenzamos nuestra ruta partiendo desde la Plaza Mayor para dirigirnos hacia el Polígono Industrial, donde nos incorporamos al camino de Almorox para a continuación tomar un bonito sendero entre las encinas ascendiendo por la ladera del cerro Crespo y descendiendo después hasta el arroyo Arrofresno.
Cruzamos el arroyo y comenzamos con el primer “apretón” de la jornada, haciendo frente a unas buenas rampas para dirigirnos hacia la urbanización de El Encinar del Alberche, donde tomamos el cortafuegos que bordea la urbanización por su parte sur para continuar subiendo por el mismo haciéndonos darlo todo, ya que el cortafuegos se encontraba bastante “embarradito” y exigía un “esfuerzo extra”, haciendo incluso que algunos tuvieran que poner “pie a tierra”.
Tras la subida llegamos a la puerta de entrada a la urbanización (algunos más asfixiados que otros) y nos dispusimos a atravesar la misma (y continuar subiendo) hasta llegar junto al cerro de Pino Romero, donde se encuentra la torreta de vigilancia contraincendios y donde comienza la pista hormigonada que desde allí baja hasta la carretera N-403 junto a la urbanización de El Romillo.
Antes de comenzar a bajar pudimos contemplar como una espesa niebla lluviosa cubría toda la zona del pinar hacia donde nos dirigíamos, lo que se confirmó al cruzar la carretera, momento en el cual empezó a llover, lo que nos obligó a realizar una breve paradita para ponernos los chubasqueros antes de continuar y que la cosa fuera a más.
Tras “plastificarnos”, reanudamos la marcha para incorporarnos durante unos metros a la Cañada de Talavera y desviarnos posteriormente a la derecha para tomar un camino que transcurre paralelo al arroyo del Pajar del Mudo y por el que pusimos rumbo hacia Cadalso, abandonando más adelante el camino para internarnos en una zona de senderos y lanchas de piedra y pasando junto a una cantera abandonada donde hay una gran cantidad de enormes bloques de granito.
Salimos a continuación al antiguo camino de Cadalso de los Vidrios a Almorox, por el que llegamos hasta la carretera M-507, cruzando la misma para incorporarnos al camino del Canto del Agua y rodar por el hasta Cadalso, donde llegamos en una hora y media, dando pruebas del alto ritmo al que estábamos rodando en lo que iba de ruta.
Bajo la lluvia, rodamos unos metros por la carretera M-507 hasta desviarnos a la izquierda por la carretera M-542 para tras unos seiscientos metros desviarnos a la izquierda para incorporarnos al camino del Lanchar de los Huertos, por el que pusimos rumbo hacia Cenicientos.
Recorrimos el camino a buen ritmo hasta que llegó el “momento cumbre”, con ese rampón final de porcentajes de hasta el 32% donde la mayoría del grupo tuvo que hacer algo de “empuja-bike”.
Tras reagruparnos después del rampón y “bajar las pulsaciones”, retomamos la marcha cruzando la carretera para por un divertido senderito bajar hasta Cenicientos, atravesando a continuación el pueblo para tomar un camino por el que tras recorrer cerca de un kilómetro llegamos hasta el primer objetivo de la jornada, el puente “romano” de Cenicientos, donde hicimos una paradita para hacernos la obligada “fotito de grupo”.
Después unos minutos, volvimos sobre nuestras monturas para dirigirnos a la “segunda visita” de la jornada, el lugar denominado “las Hoyas”, donde el arroyo del Molinillo ha ido horadando el lecho de piedra y formando oquedades de considerable tamaño que permanecen anegadas, produciendo un bonito espectáculo natural.
Aunque también fue “un espectáculo” el vernos cruzar “el paraje”, ya que con la lluvia las piedras estaban muy resbaladizas, lo que unido a llevar las zapatillas de bici hacía la empresa complicada como pudo constatar Eltiolavara, que se pegó una buena “culá”.
Cruzamos las Hoyas y a pocos metros se encontraba el “Molino Vidal”, con una espectacular pared de sillares de piedra junto a la que nos hicimos otra fotito de grupo además de aprovechar para realizar allí la “parada barrita” de la jornada.
Después de reponer fuerzas, retomamos la marcha “sendereando” unos metros hasta salir al Camino de Piedraescrita, que más que camino es un sendero por el que realizamos un divertido descenso, enlazando a continuación con un camino a nuestra derecha por el que llegamos a la carretera M-543, por la que rodamos durante un par de kilómetros hasta desviarnos a la izquierda para tras pasar un par de puertas para el ganado recorrer unos senderos que nos llevaron hasta la Senda de Cerro Altillo.
Ya con rumbo de regreso al pueblo ascendimos por la Senda de Cerro Altillo hasta llegar a la carretera M-544, que cruzamos para tomar la Cañada de Talavera y llegar de nuevo junto a la urbanización El Romillo, desde donde ascendimos hacia El Encinar del Alberche por la pista de hormigón que anteriormente habíamos bajado reagrupándonos después en la puerta de entrada a la urbanización.
Como ya íbamos algo “justos de hora”, la mayoría del grupo decidió bajarse al pueblo por la carretera, mientras que Rafa y Javi optaron por la opción de continuar la ruta por camino y regresar al pueblo por el antiguo camino de Villa del Prado a Almorox como habíamos comenzado la ruta.
Aunque nos ha acompañado durante algunas partes de la mañana, por suerte la lluvia ha caído de manera “leve”, lo que nos ha permitido disfrutar de una buena mañana de mountain bike en la que hemos realizado una bonita ruta de unos 48 kilómetros con algunos tramos algo durillos por el barro y en la que hemos conocido unos nuevos “vestigios históricos” por la comarca además del bonito paraje natural de las Hoyas de Cenicientos.

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