lunes, 20 de febrero de 2017

Domingo 19 de febrero de 2017 (De ruta arqueológica)



Por fin llegó un nuevo domingo y con él una nueva ocasión de salir a disfrutar de nuestro deporte favorito, juntándonos para ello a la hora de siempre en la Plaza Mayor un estupendo grupo compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Jose, Alberto, Jorge, Perejil, Rafa y el último “fichaje” del Club, Mariano, que debutaba de “naranjito”. En esta ocasión también se unió al grupo Javi, un amiguete de El Encinar que a veces nos acompaña en nuestras rutas.
Tal como habíamos quedado a través del grupo de Whatsapp para esta jornada el Presi había preparado una rutilla “arqueológica” en la que estaba previsto desplazarnos hasta las cercanías de Cadalso de los Vidrios para visitar la necrópolis visigoda de Prado “Porrilla”, para lo que minutos después de las nueve abandonamos la Plaza Mayor y echamos a rodar por la Avenida de la Constitución con rumbo norte para pasar junto a las instalaciones de la piscina municipal y girar a la derecha para dirigirnos hacia el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa.
Con el “debutante” Mariano en cabeza, comenzamos el ascenso por el camino de Pelayos haciendo frente a esa primera rampa que “pone las patas duritas”, y después del primer tramo de subida en vez de continuar por el camino de Pelayos nos desviamos a la izquierda para tomar un camino que asciende por la ladera del cerro del Juego de Bolos y pasando junto a una explotación ganadera abandonada continúa por la ladera del cerro Lucía.
Subíamos por la ladera de éste último cuando…….¡¡¡“crash”!!!, el debutante Mariano sufrió una avería seria ya que se le partió la patilla del cambio, y aunque nuestro mecánico Eltiolavara intentó acoplar otras patillas que alguno llevábamos no hubo manera, ya que cada modelo de bici tiene una específica, así pues el bueno de Mariano se vio obligado a dar por finalizada su “primera salida oficial como naranjito”.
Mientras Mariano emprendía el regreso al pueblo (por suerte casi todo cuesta abajo), el resto del grupo continuamos la marcha para incorporarnos al antiguo camino de Villa del Prado a San Martín de Valdeiglesias, por el que nos dirigimos hacia la Cañada de Talavera.
Nos incorporamos a la Cañada de Talavera y a continuación subimos la cuesta asfaltada, reagrupándonos posteriormente antes de desviarnos a la izquierda para seguir recorriendo la Cañada de Talavera con dirección hacia la carretera M-507, bajando durante unos metros por la misma hasta desviarnos a la derecha y por un camino entre los pinos bajar hasta la carretera N-403 junto a la laguna del Pozo Alcornocoso, donde cruzamos la carretera N-403.
Recorrimos entonces un tramo entre los pinos hasta incorporarnos a un cortafuegos por el que comenzamos a bajar, y en el que a pesar de las advertencias por una “experiencia anterior”, al pasar por una zona de terreno más blando Jose clavó la rueda delantera hasta la horquilla, lo que provocó que “saliera por las orejas” aunque como por suerte iba muy despacio no llegó a caerse al suelo, dando pie al resto del grupo a echarnos unas risas a su costa.
Tras el “cachondeito” continuamos bajando hasta llegar al arroyo de Labros, que bajaba con bastante caudal y nos obligó a hacer equilibrio sobre las piedras para poder cruzarlo, terminando algunos con los pies “calados” para el resto de la jornada.
Y como todo lo que se baja después hay que subirlo, nada más cruzar el arroyo comenzaba un ascenso de un kilómetro y medio por el camino del Canto del Agua continuando después hasta llegar a las cercanías de la Peña Muniana (comúnmente la Peña de Cadalso), donde nos desviamos a la izquierda para por otro caminito salir a la carretera M-507, que tomamos durante unos 500 metros hasta desviarnos a la izquierda y llegar a nuestro objetivo de la jornada, la zona de “Prado Porrilla” donde se encuentra una necrópolis visigótica que consta de unas once tumbas excavadas en distintas rocas diseminadas por la zona, donde dedicamos unos minutos a buscar varias de ellas y hacernos las obligadas fotitos de recuerdo, además de realizar la “parada barrita” de la jornada.
Tras el ratillo de “arqueología” y reponer fuerzas, retomamos la marcha para poner rumbo de regreso al pueblo, para lo que tomamos de nuevo unos metros de la carretera M-507 hasta incorporarnos al antiguo camino de Cadalso de los Vidrios a Almorox, por el que recorrimos un par de kilómetros hasta desviarnos a la izquierda para tomar por primera vez un tramo de sendero muy divertido por el que “serpenteando” salimos al camino del Pajar del Mudo, por el que continuamos bajando hasta llegar a la Cañada de Talavera.
Rodamos unos metros por la cañada hasta desviarnos para tomar un sendero que nos condujo hasta unos tubos por los que pasamos bajo la carretera N-403, comenzando a continuación un ascenso entre los pinos hacia el Cerro Romero por el que llegamos hasta las cercanías de la urbanización de El Encinar del Alberche.
Como íbamos “bien de hora” decidimos alargar la ruta un poco más, para lo que cruzamos la pista asfaltada que enlaza El Encinar del Alberche con El Romillo para descender hasta la urbanización de Pinar de Almorox, donde nos incorporamos a una pista con dirección de nuevo hacia El Encinar del Alberche, donde llegamos no sin antes subir un buen repecho por un sendero entre las jaras.
Ya en El Encinar, nuestro amigo Javi abandonó el grupo para dirigirse hacia su casa , mientras el resto del grupo continuamos bordeando la urbanización por el cortafuegos, incluida una rampa “cortita pero intensa” con un porcentaje del 26% en la que a excepción de Eltiolavara, Alberto, Rafa y Jose, el resto tuvieron que poner pie a tierra.
Nos incorporamos posteriormente al camino del Majanal durante unos metros, para desviarnos a continuación a la izquierda por un sendero por el que bajamos hacia “Los Valles”, pasando junto a un par de lagunas que debido a las últimas lluvias se encontraban “hasta los topes”.
Ya para finalizar la ruta tomamos el camino del Valle para regresar al pueblo, tras realizar una bonita ruta de unos 35 kilómetros en la que hemos visitado otro interesante “paraje” de la comarca en una jornada cubierta en su mayoría por las nubes, aunque finalmente en los últimos kilómetros el sol salió para darnos la bienvenida al regresar al pueblo.

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