En el “Día de la Madre” y con intención de estar pronto de vuelta, nos hemos reunido en la Plaza Mayor un grupito compuesto por Horacio, David, Alberto, Roberto, Carlos (padre), Carlos (hijo) y Rafa.
Como Eltiolavara había salido una hora antes y andaba por la zona del alto de la Mira, decidimos encaminarnos hacia allí para ir en su busca y que se uniera al grupo, para lo que minutos después de las nueve abandonamos la Plaza Mayor para dirigirnos hacia el norte y tomar el antiguo camino de Villa del Prado a San Martín de Valdeiglesias.
Tras unos siete kilómetros de subida llegamos hasta la Cañada de Talavera, la cual atravesamos para continuar con dirección hacia San Martín de Valdeiglesias, donde junto al “Canto del Pichón” nos esperaba Eltiolavara tras haber hablado con él por teléfono.
Ya con ocho integrantes, continuamos la marcha hasta llegar a la carretera M-541, la cual atravesamos para seguidamente tomar un sendero que hacía mucho tiempo que no tomábamos y por el que descendimos en paralelo a la misma para salir más delante de nuevo a la carretera y bajar por asfalto durante aproximadamente un kilómetro hasta desviarnos a la izquierda para tomar un camino por el que llegamos hasta las cercanías de la glorieta de la carretera M-501 junto al pueblo de Pelayos de la Presa.
Rodamos por un senderito en paralelo a la carretera M-501 y nos dirigimos después hacia la Cañada de Talavera, por la que ascendimos unos metros hasta desviarnos a la izquierda y tomar el bonito camino que recorre “La Loma de las Labores” para posteriormente enlazar de nuevo con la Cañada de Talavera junto a la laguna del arroyo del Jaralón, donde nos incorporamos al antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa.
Unos “con mas prisa que otros” realizamos el ascenso y nos reagrupamos todos en el alto, desde donde descendimos hacia Villa del Prado aunque en la última parte y como es habitual cuando volvemos de regreso al pueblo, nos desviamos a la derecha para tomar el senderito que llega hasta el depósito del agua y por el que realizamos un divertido descenso hasta llegar al pueblo.
Y para finalizar la jornada y como habíamos pasado algo de calorcito, nada mejor que reponer líquidos con unas cervecitas en la Plaza Mayor tras haber realizado una bonita ruta de unos 32,5 kilómetros por las cercanías de Pelayos de la Presa.
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