miércoles, 9 de octubre de 2019

Domingo 6 de octubre de 2019 (De ruta cortita por Cadalso de los Vidrios)


Tras nuestra participación el domingo pasado en la XII Edición de “La Talajara” en Talavera de la Reina, volvemos a “nuestros dominios” en esta “prolongación” del verano en la que nos encontramos, juntándonos en esta ocasión un estupendo grupo compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, César, Perejil, Noesperoanadie, Edu, Rafa, Senderitos y su sobrino Pablo, que de nuevo se animaba a compartir una mañana de bici con nosotros.
Con unas cervecitas prometidas por Eltiolavara al final de la ruta con motivo de su cumpleaños el día anterior, estaba claro que teníamos que realizar una rutilla para estar pronto de regreso, y con ese objetivo echamos a rodar minutos después de las nueve de la mañana.
Decidimos poner rumbo hacia Cadalso de los Vidrios, para lo que abandonamos el pueblo por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, para hacer frente a la subida en un grupo muy estirado en el que cada uno subía a su ritmo.
Nos reagrupamos como es habitual al llegar al alto en la ladera del cerro Lucía, para posteriormente continuar hacia la Cañada de Talavera e incorporarnos a la misma para hacer frente a la “cuesta asfaltada” y proseguir por la pista durante unos metros hasta desviarnos a la izquierda y pasar una puerta para continuar por la Cañada.
Tras un buen rato parados para que Eltiolavara intentara solucionar un problema con el cambio en la bici de César, reanudamos la marcha para rodar por la Cañada menos de un kilómetro hasta desviarnos a la derecha y por un camino entre los pinos descender hacia la carretera N-403 junto al Pozo Alcornocoso, donde cruzamos la carretera para continuar por el pinar.
Recorrimos el cerro Alcornocoso para a continuación descender hasta el arroyo de Labros, donde al comenzar de nuevo el ascenso con dirección hacia la Peña Muniana, Edu rompió la cadena de la bici, con lo que de nuevo nuestro mecánico Eltiolavara tuvo que ponerse “manos a la obra” para solventar el problema en unos pocos minutos.
Una vez subsanado el problema, reanudamos la marcha ascendiendo por el camino en paralelo al arroyo de La Moraleja mientras podíamos contemplar los daños producidos por el incendio del pasado verano en forma de multitud de pinos cortados, unos porque se habían quemado y otros para intentar hacer un cortafuegos, quedando todo el entorno gravemente dañado.
Nos reagrupamos a los pies de la Peña Muniana, para desde allí continuar hacia la carretera M-541 junto al camping de Cadalso, pasando por un roto de un muro junto a la carretera para tomar unos senderos y a continuación una trialera en la zona de “El Piquillo” en la que César se lanzó hacia abajo “como loco” en cabeza del grupo hasta que llegamos a una zona que ya era “demasiado para nosotros”, teniendo que poner todos pie a tierra durante unos metros hasta que ya la trialera volvió a ser “ciclable” y continuamos hasta descender a la vía pecuaria del arroyo del Boquerón.
Con las cervecitas prometidas ya en nuestra mente, llegó el momento de ir pensando en poner rumbo de regreso al pueblo, para lo que nos incorporamos a la vía pecuaria del Boquerón, que recorrimos con su “picar p’arriba” hasta llegar a la carretera M-541 para cruzar la misma  y continuar camino para tras pasar junto a la laguna del manantial del Andrinoso incorporarnos unos metros a la carretera N-403 y dirigirnos de nuevo hacia la Cañada de Talavera.
Antes de comenzar a bajar por la cuesta asfaltada de la Cañada de Talavera nos desviamos por un sendero a la derecha para incorporarnos al cortafuegos que recorre el cerro de Pino Águila y realizar un par de vertiginosos descensos hasta el arroyo del Bodegón, desde donde tomamos un camino-cortafuegos de sube-baja hasta enlazar con el camino de San Martín de Valdeiglesias.
Antes de comenzar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y enlazar a continuación con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la derecha y tomar como es habitual el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el pueblo.
Y como “lo prometido es deuda”, nos dirigimos hacia la Plaza Mayor para “reponer líquidos” a la salud de Eltiolavara tras una rutilla más cortita de lo habitual, de sólo unos 32 kilómetros, pero con más de setecientos metros de desnivel, y es que………….
¡¡No todo a ser dar pedales!!

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