Parece que finalmente ya nos tenemos que despedir del buen tiempo,
amaneciendo este domingo con predicción meteorológica adversa y dándonos cita en
la Plaza Mayor a nuestra hora habitual un grupito compuesto por Eltiolavara,
Transcastro, Noesperoanadie, Horacio, Perejil y Rafa.
Con unas cervecitas prometidas por Transcastro a la vuelta con motivo de su
cumpleaños, decidimos en esta ocasión variar con respecto a los últimos
domingos y en vez de “tirar p’arriba” encaminarnos hacia la zona de Aldea del
Fresno y Chapinería, echando a rodar tras los habituales “minutos de cortesía”
y abandonando la Plaza Mayor para dirigirnos hacia el sureste e incorporarnos
al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que comenzamos a
calentar las piernas.
Tras recorrer unos tres kilómetros por el trazado del ferrocarril,
enlazamos con la pista asfaltada que conduce hacia la Ermita de La Poveda, a la
que nos incorporamos durante unos metros para a continuación desviarnos a la
izquierda para tomar un camino que recorre la zona de “Los Albañales” y salir
por él al camino de la Poveda, que tomamos hacia nuestra izquierda para
dirigirnos hacia la carretera M-507.
Recorrimos por la carretera M-507 unos tres kilómetros hasta llegar al
puente de “La Pedrera”, donde nos incorporamos al camino de la Dehesa, que
transcurre en paralelo al río Alberche con dirección sur hasta girar a la
izquierda para dirigirnos hacia la carretera M-510, la cual atravesamos para
investigar un camino que atravesaba una viña y que no habíamos tomado nunca y
que nos condujo a los pies de la zona de “Suertes Viejas”, incorporándonos a un
senderito entre las encinas por el que llegamos hasta la entrada de la finca de
Suertes Viejas, donde comenzamos a ascender pasando junto a las casas
abandonadas para dirigirnos hacia el camino de Navayuncosa.
Ya en el alto, nos incorporamos durante unos metros al camino de
Navayuncosa hasta girar a la izquierda para tomar el camino de Valmojado, por
el que realizamos un divertido descenso hasta la zona de “Los Llanos” en Aldea
del Fresno, para continuar después atravesando el pueblo y cruzar la carretera
M-507 para tomar la carretera M-510 durante unos metros hasta desviarnos a la
derecha para comenzar a ascender por la Cañada Segoviana.
Con Horacio en cabeza con su “borrica eléctrica” ascendimos durante unos
tres kilómetros y medio hasta desviarnos a la derecha para tomar un camino que
habíamos observado algunas veces y que ascendía por la ladera del cerro Agudo,
teniendo que hacer frente a una buena rampa.
Al coronar el cerro, hicimos allí la “parada barrita” de la jornada,
aprovechando para hacernos la fotito de grupo y ya de paso para ponernos los
chubasqueros, ya que comenzaba a llover y cada vez con más intensidad.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha y descendimos del cerro Agudo
para a continuación comenzar a ascender por un senderito entre las encinas
hasta Chapinería, tomando una calle para a continuación tomar un sendero que desde
el pueblo nos condujo hasta la carretera M-501, que atravesamos para continuar
por unos bonitos senderos por la zona de la “Huerta de los Álamos” y “Las
Mojoneras” hasta salir al camino de Socaancho.
Por el camino de Socaancho enlazamos con la conducción de agua de
Picadas-Valmayor, desde donde podíamos ver como por la zona del pueblo nos
esperaban unas nubes negras que a buen seguro estaban dejando bastante agua y
que igualmente iban a “descargar” sobre nosotros.
Rodamos por el camino de Socaancho algo más de un par de kilómetros para
llegar a la urbanización de Santa Ana, desde donde realizamos un vertiginoso
descenso que nos llevó hasta el embalse de Picadas, donde la lluvia “arreciaba”
con ganas recordándonos que ya estamos en el otoño mientras recorríamos todo el
tramo hasta llegar al muro de la presa, continuando después con la subida por
la carretera y posterior descenso por la misma hasta desviarnos a la derecha
para tomar el camino que va por detrás del Safari-Park.
Enlazamos después con el camino del Molino de Rodeles y llegamos hasta la
carretera M-507, cruzando la misma para enlazar a continuación con el antiguo
trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al pueblo.
Finalmente y como llegamos al pueblo llenos de barro y mojados, decidimos
aplazar para una mejor ocasión las cervecitas de Transcastro y cambiarlas por
una duchita caliente que bien nos habíamos ganado tras una bonita ruta de unos
56 kilómetros en la que hemos dado buen uso a los chubasqueros por primera vez
en este otoño.
Y para el domingo que viene…….¡¡Nos espera “El Infierno” en la Trasierra de
San Martín de Valdeiglesias!!. Esperemos que no sea para tanto……..
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