Continuamos con los calores del verano, y listos para darle al pedal en
esta jornada nos hemos reunido en la Plaza Mayor a las nueve un buen grupito compuesto
por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, César, Perejil, Senderitos y Rafa, que
volvía al grupo después de “hacer pellas” los últimos domingos.
Como la previsión meteorológica era de calorcito, nada mejor que planificar
un bañito a mitad de ruta, así que pusimos nuestro objetivo en el cerro de San
Esteban junto al embalse de San Juan, donde se podría rodar a la sombrita y darnos
un baño antes de emprender el camino de regreso al pueblo.
Y con ese rumbo abandonamos nuestra localidad por el antiguo camino de
Pelayos de la Presa a Villa del Prado entre las habituales “pestes” de Perejil,
al que no le agradaba mucho la idea de comenzar la ruta “subiendo”, lo que
pudimos comprobar durante el ascenso ya que el perfil “se le atragantó” desde
las primeras cuestas.
Tras realizar el ascenso, nos reagrupamos en la ladera del Cerro Rojo,
desde donde descendimos a continuación hasta la Cañada de Talavera llegando
junto a la laguna del arroyo de Las Labores, desde donde tomamos el cortafuegos
que sube hacia el cerro de las Mucas para “terminar de calentar las patas”.
A mitad del cortafuegos tomamos un camino-sendero entre los pinos por el
que enlazamos con otro nuevo cortafuegos, esta vez el que divide el cerro
Valdenoches, por el que descendimos hasta llegar a un pinar en las cercanías de
Pelayos de la Presa, para a continuación bordear el pueblo y dirigirnos hacia
el GR-10 pasando junto al monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias.
Tras rodar unos metros por el GR-10 con dirección a San Martin de
Valdeiglesias, nos desviamos a la derecha para comenzar a ascender hacia el
cerro San Esteban ya con bastante calorcito, a pesar de ser el ascenso en su
mayor parte a la sombra de los pinos, descendiendo a continuación por una
trialera con bastantes piedras y un par de pinos tronchados que nos llevó hasta
las cercanías del embalse de San Juan, recorriendo un precioso sendero junto al
mismo hasta llegar a la arena del embalse, donde hicimos la “parada barrita” de
la jornada mientras Transcastro y Rafa aprovechaban para darse un bañito,
haciéndonos también allí nuestra habitual fotito del grupo.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha y ahora tocaba de nuevo
ascender, ésta vez por la cara norte del cerro haciendo frente a algún tramo
técnico de raíces y sobre lanchas de piedra que aunque algo durillo resulta muy
bonito y divertido, aunque en esta época está muy deslucido al estar todo el
campo tan seco.
Después de “sufrir” en la subida, a continuación tocaba disfrutar del
descenso, para lo que enlazando sendero tras sendero (de los muchos que
recorren el cerro) “lo pasamos pipa” hasta llegar de nuevo junto al monasterio
de Santa María la Real, desde donde nos dirigimos hacia la carretera M-501 para
tomar la misma durante la distancia necesaria para enlazar con el comienzo de
la vía verde de Picadas.
Con un ritmito “considerable” llegamos hasta el muro de la presa para
continuar después con el ascenso por la carretera y posterior descenso hasta
enlazar con el camino que transcurre por detrás del detrás del Safari Park hasta
conectar con el camino del Molino de Rodeles que nos llevó junto a la carretera
M-507 a la altura de El Rececho.
Atravesamos la carretera y enlazamos con el antiguo trazado del ferrocarril
Madrid-Almorox, por el que realizamos los últimos kilómetros de la ruta,
dirigiéndonos a continuación hacia la Plaza Mayor, punto de inicio de la ruta,
para “refrigerar” unas gargantas que venían bastante secas debido a que ya el
sol “zurraba bien”.
Y reponiendo líquidos hemos terminado una jornada en la que nos ha salido
una bonita ruta de unos 41 kilómetros en la que hemos disfrutado de muchos
senderitos, tanto de subida como de bajada, pasando como es habitual en
nuestras rutas una mañana estupenda de bici.
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