Llegó un nuevo domingo y en la Plaza Mayor a nuestra hora habitual nos
hemos juntado un estupendo grupo compuesto por Eltiolavara, Horacio,
Transcastro, Jorge, Perejil, Nacho, Senderitos y Rafa, uniéndose también a
nosotros Juan Carlos el “Presi” de la U. C. Villa del Prado y Luis, un amigo de
Nacho que se animaba por primera vez a compartir una jornada en nuestra
compañía.
Mientras debatíamos hacia donde encaminarnos, alguien propuso visitar la
zona quemada recientemente por el incendio que el mes pasado afectó a la zona
de Almorox, Cenicientos y Cadalso de los Vidrios, y que hasta ahora habíamos
evitado para no “desanimarnos” contemplando semejante catástrofe, así que con
ese objetivo echamos a rodar.
Abandonamos la Plaza Mayor para encaminarnos hacia el Polígono Industrial y
desde allí tomar el antiguo camino de Almorox, donde pronto comenzamos a hacer
frente a algunos buenos repechos del 15% y 16% que nos hicieron entrar en
calor.
Con Perejil unos metros más atrás cerrando el grupo (como es habitual
últimamente) afrontamos el ascenso de aproximadamente un kilómetro desde el
arroyo Arrofresno hasta El Encinar del Alberche, donde hicimos una parada de “reagrupamiento”
al llegar junto a la puerta de 8ª fase.
Continuamos después recorriendo el cortafuegos que bordea la urbanización
por la parte sur para a continuación tomar un par de calles y enlazar de nuevo
con otro cortafuegos, ésta vez el que limita la urbanización por el oeste y que
sirve de límite entre las provincias de Madrid y Toledo, y en el que tuvimos
que hacer frente a unas buenas rampas, incluido algún tramo del 24% de inclinación
donde algunos tuvieron que poner “pie a tierra”.
De nuevo nos reagrupamos al “coronar” junto a la puerta de entrada a la
urbanización desde el pinar, para tras unos segundos, continuar descendiendo
unos metros por la pista hormigonada con dirección hacia la urbanización de El
Romillo hasta desviarnos a la derecha y tomar un bonito camino entre los pinos
por el que realizamos un divertido descenso hasta llegar a la carretera N-403,
pasando bajo la misma por un tubo para tomar un senderito con el que enlazamos
con la Cañada de Talavera.
Rodamos a continuación por la Cañada de Talavera durante algo más de cuatro
kilómetros, internándonos ya en la zona quemada, donde pudimos contemplar con
desolación como “el negro” es el color dominante, a pesar de que algunas
pequeñas hierbas van comenzando a brotar en el suelo quemado.
Abandonamos la Cañada desviándonos a la derecha para tomar dirección hacia
Cadalso, tomando una pista hormigonada durante unos metros y a continuación
cruzando la carretera M-542 para tomar el camino de La Postura, que tras unos
metros se convertía en un senderito por el que comenzamos a ascender con
dirección hacia Cenicientos.
Continuábamos recorriendo la zona quemada como “atestiguaban” las marcas
negras que iban quedando en nuestras piernas y brazos al rozarnos con las ramas
de las jaras quemadas, recorriendo por un “anteriormente bonito” sendero la
cara sur del cerro de Pedro Abad, hasta que salimos a un camino por el que
llegamos de nuevo a la carretera M-542, a la que nos incorporamos durante un
kilómetro y medio para llegar a Cadalso de los Vidrios.
Atravesamos la localidad de Cadalso para dirigirnos hacia el cementerio,
lugar habitual de “repostaje” de líquido elemento, donde aprovechamos para
realizar nuestra “parada barrita”, reanudando posteriormente la marcha para
hacernos una fotito de grupo junto a una cruz del “Camino de Santiago” antes de
poner rumbo de regreso al pueblo.
Abandonamos Cadalso de los Vidrios y nos dirigimos hacia la zona de “El
Piquillo”, por la que rodamos sobre lanchas de piedra para después internarnos
entre los pinos para recorrer “La Nava del Cerro” y realizar un divertido
descenso hasta llegar al comienzo de la vía pecuaria del Boquerón, llegando
después hasta la carretera M-541 y cruzando la misma para tras pasar junto a la
laguna del manantial del Andrinoso incorporarnos unos metros a la carretera
N-403 y dirigirnos hacia la Cañada de Talavera.
Descendimos por la cuesta asfaltada y posteriormente abandonamos la Cañada
para incorporarnos al antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del
Prado, por el que pusimos rumbo hacia el pueblo.
Antes de comenzar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la
izquierda para tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando
por una explotación ganadera abandonada y enlazar a continuación con el antiguo
camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el
mismo hasta desviarnos a la derecha y tomar como es habitual el divertido
senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado y
continuar desde allí hasta el pueblo.
A pesar de que ha hecho calor, no ha sido tanto como los domingos
anteriores, pero igualmente al final de ruta hemos “recuperado líquidos”
tomándonos una merecida cervecita tras realizar una bonita ruta (a pesar de
recorrer la zona quemada) de unos 41 kilómetros, durilla al pasar de los mil
metros de desnivel acumulado.
Aunque el “debutante” Luis terminó con una buena paliza, esperemos que
disfrutara de su primera experiencia con nosotros y se anime a repetir en el
futuro.
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