En el “Día de las Mamis” nos hemos reunido a la hora habitual en la Plaza
Mayor un grupito compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro,
Noesperoanadie y Rafa por el Club, además de nuestro amigo César, un asiduo a
nuestras salidas dominicales desde hace poco.
Al ser una jornada especial, había que estar pronto en casa (o al menos no
llegar tarde), por lo que decidimos hacer una ruta “de rodaje y sin
complicaciones” para cumplir con ese objetivo e ir subiendo el número de
kilómetros en las patas con vistas al rutón que realizaremos el próximo 2 de
junio entre Segovia y Villa del Prado.
Con ese fin abandonamos la Plaza Mayor con rumbo sureste para dirigirnos
hacia el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, que recientemente han
cubierto con una capa de gravilla “a modo de asfalto” quitándolo gran parte de
su “encanto”.
Rodando a buen ritmo por el trazado del ferrocarril llegamos hasta la pista
asfaltada que enlaza la carretera M-507 con la ermita de La Poveda, a la que
nos incorporamos durante unos metros hasta girar a la izquierda y abandonar la pista
tomando un camino que hasta la fecha no habíamos recorrido y que atravesando la
zona de “Los Albañales” nos condujo hasta el camino de La Poveda (aunque sin
pasar junto a la Ermita), incorporándonos al mismo hasta llegar a la carretera
M-507.
Cruzamos la carretera M-507 y nos incorporamos a la carretera que atraviesa
la urbanización Carreta Quebrada (Picadas) para dirigirnos hacia el embalse de
Picadas, donde pasamos sobre el muro de la presa para continuar después recorriendo
a buen ritmo la vía verde del embalse hasta llegar al final en la depuradora de
Pelayos.
Allí nos incorporamos a la Cañada de Talavera (la cuesta asfaltada de la
depuradora) para ascender cerca de un kilómetro y desviarnos a la derecha
tomando un camino por el que pasamos bajo la circunvalación de la carretera
M-501 y bordeamos el pueblo de Pelayos de la Presa hasta llegar al Monasterio
de Santa María la Real de Valdeiglesias, donde nos incorporamos al GR-10 con
rumbo a San Martín de Valdeiglesias.
Con su “cansino” picar p’arriba, recorrimos los siete kilómetros hasta
llegar a San Martín de Valdeiglesias, donde paramos en el parque que hay junto
a la antigua estación del tren para repostar agua además de hacer nuestra
“parada barrita” de la jornada.
Tras el ratillo de relax reanudamos la marcha y continuamos por el GR-10
para dirigirnos hacia la vía pecuaria del Boquerón, por la ascendimos hasta la
carretera M-541 realizando una paradita intermedia junto a una fuente (seca
todavía) para hacernos la fotito de grupo de la jornada.
Atravesamos la carretera M-541 para dirigirnos hacia la laguna del
manantial del Andrinoso y desde allí continuar hasta la carretera N-403, a la
que nos incorporamos durante unos pocos metros para abandonarla posteriormente
y dirigirnos hacia la Cañada de Talavera.
Ascendimos hasta enlazar con la Cañada de Talavera y nos dirigimos hacia el
cortafuegos que sirve de límite entre las provincias de Madrid y Toledo, por el
que realizamos un rápido descenso hasta llegar a la carretera M-507, para a
continuación cruzarla y continuar por el cortafuegos bordeando la urbanización
de El Encinar del Alberche haciendo frente por el camino a un buen repecho del
25% de inclinación.
Atravesamos a continuación la urbanización y acompañamos a César hasta su
chalet, para desde allí proseguir la
ruta incorporándonos al cortafuegos que bordea la urbanización por su parte sur
y descender a continuación hasta el arroyo Arrofresnos, donde en el descenso
Horacio “se pegó un buen vuelo sin motor” que le provocó unos buenos rasponazos
sobre todo en uno de los codos.
Tras limpiar un poco las heridas con agua, ascendimos por la ladera del
Cerro Crespo para enlazar con el camino del Valle y regresar al pueblo prontito
como nos habíamos propuesto, tras hacer una rutilla de unos 57 kilómetros a
partir de la cual iremos aumentando la distancia para intentar llegar “algo
preparados” a nuestro reto del año, la “Segovia-Villa del Prado”.
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