Continuamos haciendo frente a los “rigores invernales”, aunque en esta
ocasión daba la sensación de que hacía “menos fresquito” que el domingo
anterior, lo que hablando de temperaturas de cero grados (grado arriba, grado
abajo), aunque no parezca mucho, sí que se notaba.
Para ésta segunda jornada del año nos hemos reunido en la Plaza Mayor a
nuestra hora habitual un cuarteto compuesto por Eltiolavara, Perejil, Nacho y
Rafa, uniéndose a nosotros Mónica y un debutante, César, que tras haberse
puesto en contacto con nosotros se había animado a realizar una rutilla en
nuestra compañía.
Como es habitual en esta época invernal, tratamos entrar en calor
rápidamente y para ello no hay mejor cosa que “tirar p’al monte” y subir unas
cuestas, así que con ese objetivo y con el destino de la ruta fijado en el
molino medieval de Cadalso de los Vidrios iniciamos la ruta dirigiéndonos hacia
el norte para tomar el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa
del Prado.
Con Mónica en cabeza del grupo y su tío Perejil a la cola, realizamos el
ascenso a buen ritmillo para reagruparnos como es habitual en el alto de la
ladera del cerro de Santa Lucía para desde allí continuar con dirección hacia
la Cañada de Talavera, para lo que unos metros más adelante abandonamos el
camino para tomar un cortafuegos “sube-baja” que nos llevó hasta los pies del
cerro Otanejo, desde donde tomamos un senderito que transcurre junto al arroyo del
Bodegón que nos llevó hasta la Cañada de Talavera.
Nos incorporamos entonces a la Cañada de Talavera, donde giramos a nuestra
izquierda para hacer frente a la cuesta asfaltada y bajar hasta la carretera
N-403, a la que nos incorporamos durante unos pocos metros hasta desviarnos a
la izquierda para abandonar el asfalto y tomar un camino para dirigirnos hacia
la laguna del Manantial del Andrinoso.
Bordeamos la laguna (que tenía una buena capa de hielo) por un sendero y
cruzamos a continuación el arroyo del Linar para dirigirnos hacia la carretera
M-541, la cual atravesamos para enlazar con la vía Pecuaria del arroyo del
Boquerón, donde unos metros más adelante comenzaríamos el bonito ascenso entre
los pinos hacia Cadalso por la ladera de La Nava del Cerro, haciendo frente a
unos buenos “repechitos”.
Continuamos con el ascenso y llegamos a las cercanías de Cadalso de los
Vidrios, bordeando una parte del pueblo por diversos senderitos entre los pinos
y atravesando a continuación el mismo para tomar durante unos metros la
carretera M-542 hasta desviarnos a la izquierda para tomar el camino que
conduce hasta la depuradora de Cadalso, junto a la que se encuentran los restos
del molino medieval de Cadalso, donde aprovechamos para realizar la “parada
barrita” y de paso hacernos la fotito de grupo de la jornada.
Tras reponer fuerzas, retomamos la marcha continuando por un sendero en
paralelo al arroyo del Pinillo hasta enlazar con un camino por el que
ascendimos hasta la cantera del Lanchar de la Osa, desde donde rodamos durante
unos metros por el asfalto hasta desviarnos a la derecha para tomar el antiguo
camino de Cadalso de los Vidrios a Almorox, desde por unos senderos enlazamos
con el camino que transcurre en paralelo al arroyo del Pajar del Mudo.
Unos metros más adelante abandonamos el camino para desviarnos a la
izquierda y tomar otro camino por el que no habíamos rodado hasta ahora y que
nos condujo hasta el campamento Alfonso VI junto a la carretera N-403,
atravesando el campamento para después tomar el divertido senderito entre los
pinos que descubrimos hace unas semanas y que nos llevó hasta los tubos por los
que pasamos bajo la carretera para comenzar a continuación a ascender entre los
pinos hacia el Cerro de Pino Romero junto a la urbanización de El Encinar del
Alberche.
Atravesamos la urbanización y acompañamos a César hasta su chalet para
después salir al cortafuegos que bordea la misma por su parte sur, continuando hacia
el camino del Majanal y descendiendo unos metros hasta desviarnos a la
izquierda y continuar bajando hasta llegar al arroyo Arrofresnos.
A continuación ascendimos por la ladera del Cerro Crespo y descendimos para
enlazar con el camino de Almorox y llegar de regreso al pueblo por el Polígono
Industrial tras una buena rutilla de unos 40 kilómetros en una jornada en la
que como es habitual últimamente hacía fresquito al inicio pero que luego se ha
vuelto espectacular y en la que hemos explorado un nuevo camino.
Aunque con una buena palicilla en las patas, César quedó muy contento con
su primera experiencia con nosotros, y esperamos que no sea la única………..
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