En medio de la “ola de calor” que lleva acompañándonos varios días y
dispuestos a sudar un poquito nos hemos reunido en la Plaza Mayor a la hora de
siempre un quinteto compuesto por Eltiolavara, Horacio, Perejil, Transcastro y
Rafa.
Con el pensamiento de acercarnos a alguna “masa de agua” donde darnos un
bañito a mitad de la ruta echamos a rodar tras esperar unos minutos por si
venía algún rezagado para dirigirnos hacia el norte e incorporarnos al antiguo
camino de Pelayos de la Presa a Villa del Prado.
Eran las nueve y algo de la mañana y las chicharras estaban ya “dándolo
todo” mientras ascendíamos a buen ritmo por el camino, con Perejil cerrando el
grupo quejándose y “echando pestes” (para variar como cada vez que “tiramos p’arriba”).
Con bastante calorcito a pesar de ser “pronto” llegamos al alto en la
ladera del Cerro Rojo, donde en vez de continuar hacia Pelayos nos desviamos a
la izquierda para continuar ascendiendo unos metros por un camino antes de
desviarnos a la derecha para por un cortafuegos comenzar a ascender por la
ladera del “cerro de La Puebla”.
Molinillo “p’arriba” ascendimos por el cortafuegos (que a su vez es el
límite entre los términos municipales de Villa del Prado y San Martín de Valdeiglesias)
hasta llegar a la cima (936 metros) con Perejil coronando un ratillo después mientras
al solecito y con unas impresionantes vistas de la zona hacíamos una “parada
barrita” además de hacernos una foto.
Tras reponer fuerzas, retomamos la marcha realizando un vertiginoso
descenso “ladera abajo” por el cortafuegos que con el bulldozzer recién pasado
y el terreno “sin sentar” nos obligó a extremar las precauciones si no
queríamos “salir por las orejas”, ya que en algunos tramo el “desnivel negativo”
llegó hasta ¡¡el 31%!!.
El cortafuegos nos llevó hasta el camino de Villa del Prado a San Martín de
Valdeiglesias, por el que rodamos durante unos metros para después
incorporarnos a la Cañada de Talavera y a continuación tomar el camino de
Valdenoches para ascender hasta el cerro del mismo nombre, donde de nuevo
hicimos una paradita para reponer fuerzas.
Y a continuación otro rápido descenso por el cortafuegos, aunque ésta vez
el mismo si que se encontraba “asentado”, con lo que enseguida llegamos hasta
los pies del Cerro de las Mucas, que bordeamos por su parte sur para continuar
descendiendo por cortafuegos hasta llegar a la laguna del arroyo de Las
Labores.
Bordeamos la laguna y nos incorporamos a la Cañada de Talavera continuando
después por la pista asfaltada descendiendo rápidamente hasta desviarnos a la
izquierda para dirigirnos a Pelayos de la Presa, donde repostamos agua además
de refrescarnos un poco.
Ya con bastante calorcito, estaba claro nuestro siguiente destino………el embalse
de San Juan!!!, hacia donde nos dirigimos tras reponer agua tomando el GR-10 y
a continuación diversos senderos entre los pinos que nos condujeron hasta el
muro de contención del embalse, pasando por encima del mismo para dirigirnos
hacia la “Playa de Madrid”, donde dejamos las bicis en la arena y todos menos
Perejil nos dimos un buen chapuzón ante la mirada de los bañistas que allí
había con sus sombrillas.
Aunque daban ganas de quedarse un buen rato ya que el agua estaba
espectacular, nos subimos sobre nuestras burras para continuar la ruta de
regreso al pueblo dirigiéndonos hacia a la gasolinera de Pelayos de la Presa,
donde tomamos unos metros la carretera M-501 para dirigirnos hacia el comienzo
de la vía verde de Picadas.
Comenzamos a recorrer a buen ritmo la vía verde y de repente nos
encontramos con Noesperoanadie, que se unió al grupo para realizar el resto de
la ruta con nosotros.
Y como la jornada estaba calurosa, llegamos a nuestro “sitio habitual” de
baño y de nuevo nos dimos un chapuzón para realizar “fresquitos” los kilómetros
restantes de ruta, continuando por la vía verde hasta llegar al muro de la
presa y realizando después la subida por la carretera y posterior descenso por
la misma hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que va por detrás
del Safari-Park hasta llegar a la carretera M-507, donde cruzamos la misma para
incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al
pueblo.
Tras una bonita ruta de unos 44 kilómetros estábamos de regreso en el
pueblo tras darnos un par de bañitos en San Juan y Picadas que nos vinieron de
maravilla en una jornada muy calurosa en plena “Ola de calor”.
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