Y por fin
llegó el día de nuestra primera participación en la “Riaza B-Pro”, en la que al
ser la primera vez y no conocer el terreno nos habíamos inscrito en la
categoría de 70 kilómetros (ni mucho, ni poco, ni 40 kilómetros, ni 101),
“Acojonados”
por la predicción meteorológica además de por los e-mails enviados por la Organización
a los participantes avisando de meteorología adversa, barro, agua…….(lo que
debió influir para que muchos participantes se quedaran en casa y sólo se llegara
a los 1.000 entre las tres categorías), nos habíamos dado cita en la estación
de autobuses un “sexteto” de valientes compuesto por Eltiolavara, Transcastro,
Horacio, Jorge, Antonio y Rafa.
Con “legañas”
en los ojos (habíamos quedado a las 6,15 horas) apañamos las bicis en la
furgoneta de Eltiolavara y emprendimos camino de Riaza, de donde nos separaban
casi 190 kilómetros.
Llegamos a
Riaza sobre las 8,15 horas, aparcando los vehículos cerca del “arco de salida”
de la prueba, y nos dispusimos a realizar los preparativos oportunos (montaje
de las bicis, calzado, ropa…..) dirigiéndonos a continuación hacia la salida,
donde como no podía ser de otra manera, nos hicimos una fotito de grupo delante
del “arco”.
Y
puntualmente a las 9,00 horas se dio la salida de la prueba, atravesando unas
calles del pueblo para abandonar el mismo por la carretera SG-V-1111, por la
que rodamos unos cuatro kilómetros hasta desviarnos a la izquierda para
comenzar a “aderezarnos de barro”, aunque eso sí, había posibilidad de elegir
entre rodar por agua o por “barro caldoso”, con lo que rápidamente nuestra
indumentaria pasó del naranja al marrón.
Con algunos
tramos más “secos” y otros de caminos que parecían ríos, fuimos haciendo
kilómetros más o menos en grupo y parando en los avituallamientos a reponer
fuerzas, resultando una ruta sin excesiva dificultad física a excepción de un
par de buenas cuestas, y sobre todo la subida por una trialera que comenzaba en
el kilómetro 58 y que con unos tramos de hasta el 25% en su parte final, unido
al barro y las piedras, se hizo imposible para todo el mundo, con lo que había
una “buena procesión” de gente haciendo “empuja-bike” ladera arriba.
Y después de
eso sólo restaban unos pocos kilómetros por pista para llegar de regreso a
Riaza, donde tras pasar por el “arco de llegada” nos dirigimos hacia una zona
de “lavadero de bicis”, pero ante la cola que había que esperar decidimos que
sería mejor emplear el tiempo en “dar cuenta” del avituallamiento.
Aprovechamos
en una fuente para limpiarnos todo el barro que llevábamos en las piernas y a
continuación nos fuimos a los vehículos para cambiarnos de ropa y extender en
el suelo un par de mantas donde al solecito nos pusimos a reponer fuerzas con
un buen avituallamiento líquido y sólido mientras nos echábamos unas buenas
risas comentando “tonterías diversas”.
Por suerte,
aunque la previsión meteorológica era bastante mala nos libramos toda la mañana
de la lluvia, acompañándonos el sol durante toda la misma, y aunque el barro hizo
la ruta más dura, llegamos en buenas condiciones a meta, tras recorrer
finalmente unos 68 kilómetros (la Organización recortó algún tramo por estar en
muy malas condiciones).
La ruta nos
gustó mucho, ya que no tenía excesiva dificultad física (pensábamos que sería
más dura) y contaba con algunas zonas de senderos y caminos entre los robles
muy bonitas, pero sobre todo y lo más importante, es que lo pasamos genial
disfrutando de nuestra afición de los domingos y en un ambiente inmejorable.
Y ahora………….¿¿Cuál
será el próximo reto??.
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