martes, 13 de marzo de 2018

Domingo 11 marzo (El "personal" continúa sin aparecer)



Continuamos con la meteorología “adversa” para salir en bici pero “estupenda” para el campo, lo que influye claramente en el personal (los deseosos de excusas para no salir los domingos en bici están últimamente de enhorabuena), ya que de nuevo únicamente tres valientes nos hemos juntado en la Plaza Mayor a la hora de siempre, Eltiolavara, Horacio, y Rafa.
Con un pequeño “chaparroncete” que paró justo cuando arrancábamos la marcha minutos después de las nueve, buscando terrenos poco embarrados nos dirigimos al igual que últimamente “p’arriba”, abandonando el pueblo con rumbo norte para tomar el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado con la idea inicial de subir al “Alto de la Mira” para que Horacio probara una “e-bike” que le habían prestado en espera de recibir la suya.
Montado sobre su máquina, Horacio “comandaba” el trío durante el ascenso, claro está que sin “sufrir” como los dos restantes miembros del trío, que en algunas ocasiones tenían que apretar bien al pedal por lo “pegajoso” del terreno.
Los tres juntos llegamos al alto en la ladera del cerro de Santa Lucía, desde donde continuamos por el camino para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera, cruzando la misma para incorporarnos al camino de San Martín de Valdeiglesias recorriendo el cortafuegos (que se encontraba mejor de lo esperado) y después un camino entre las jaras hasta enlazar con el camino de La Fuenfría, por el que continuamos con dirección a San Martín.
Tras unos metros por el camino de la Fuenfría nos desviamos a la derecha con dirección hacia el alto de la Mira, aunque finalmente decidimos no “acometer” la subida, ya que si en condiciones normales es dura, con el terreno blando………..
Con lo que al llegar a la barrera donde comienza el camino de ascenso, giramos a la izquierda para tomar un cortafuegos por el que rápidamente descendimos hasta el nacimiento del arroyo de Valdenoches, que coincide con el inicio de un bonito sendero entre las jaras y los pinos por el que “zigzagueando” bajamos hasta el camino que recorre la cara norte del alto de la Mira, por el que continuamos hasta la carretera M-541.
Cruzamos la carretera y continuamos bajando y subiendo por senderos hasta encontrarnos con un pico caído al solecito donde decidimos hacer la “parada barrita” de la jornada además de una fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas, continuamos la marcha por los senderos hasta llegar a una explanada donde hay una explotación ganadera de cabras, donde nos incorporamos al camino que desciende por la ladera del cerro de Las Colmenas y que lleva hasta la cantera de Pelayos.
Bajando por el camino, escuchamos un “estruendo” a nuestra derecha, pudiendo ver al fondo de la cantera como había una caída de agua de unos cuantos metros que era lo que producía el ruido, dirigiéndonos claro está hacia allí para poder verla de cerca.
Y por un caminito llegamos a los pies del “salto”, donde paramos unos minutos para contemplarlo además de hacernos una fotito obligada de grupo. Cuando estábamos a punto de marcharnos, llegó un coche que resultó ser el dueño de la cantera, que resultó un chaval muy majete con el que estuvimos charlando amigablemente.
Nos despedimos del dueño y continuamos la marcha por el camino hasta llegar a las cercanías de la carretera M-501, donde tomamos un camino en paralelo a la misma que nos condujo hasta Pelayos de la Presa.
Decidimos entonces “asomarnos” a ver el estado en que estaba el embalse de San Juan después de las últimas lluvias, para lo que pasamos bajo la carretera M-501 por un tubo para a continuación atravesar el pueblo de Pelayos de la Presa y llegar hasta el monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, donde tomamos unos senderos entre los pinos por los que llegamos hasta el muro de contención del embalse.
Recorrimos el muro por su parte de arriba mientras comentábamos lo mucho que aún tiene que llover para que el embalse se recupere, ya que a pesar de todas las lluvias caídas, el mismo continúa a un nivel bajísimo.
Nos dirigimos entonces hacia la gasolinera de Pelayos de la Presa, donde nos incorporamos durante unos metros a la carretera M-501 para dirigirnos hacia el comienzo de la vía verde de Picadas, que recorrimos a continuación pudiendo contemplar como las últimas lluvias habían ocasionado gran cantidad de desprendimientos en las laderas, que habían terminado con bastantes piedras en la vía durante todo el recorrido.
Tras sortear las piedras y la gran cantidad de charcos, pasamos sobre el muro de la presa y continuamos después con la subida por la carretera hasta parar en el alto, desde donde bajamos por la carretera hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que va por detrás del Safari-Park, encontrándonos con bastante barro y sobre todo con un arroyo que hacía tiempo que no corría y que en ésta ocasión bajaba bastante caudaloso, por lo que Horacio (que no llevaba botas de invierno) se caló los pies (si es que no estaban ya después de tanto charco).
El camino nos llevó a salir a la carretera M-507 a la altura de El Rececho, donde cruzamos la misma para incorporarnos después al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, como es “habitual” con el aire en contra, y justo cuando empezaba a llover.
Y acompañados de un buen chaparrón que parecía habernos “estado esperando” para finalizar la jornada, llegamos al pueblo tras habernos hecho una buena rutilla de unos 41 kilómetros en la que terminamos con las piernas “duritas” por el estado del terreno, aunque a pesar de todo el agua caída los caminos no se encuentran tan mal.
Aunque a última hora nos hemos mojado, durante toda la mañana hemos tenido un climatología estupenda en la que no nos ha caído “ni gota”, disfrutando del campo que ya por fin ha recuperado ese verdor que tanto echábamos de menos.

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