Con
previsión de una nueva “ola de frío” ha amanecido otro domingo “fresquito” en
el que el viento del norte hacía la temperatura más baja aún, aunque ello no ha
sido impedimento para que en la Plaza Mayor a la hora habitual nos juntáramos
por parte del Club un cuarteto compuesto por Eltiolavara, Horacio, Rafa y
Antonio “Granaíno”, que “debutaba” en lo que va de año. Se unió también al
grupo Juan Carlos, el Presi de la U. C. Villa del Prado, compañero de ruta
habitual los últimos domingos.
Ante el “frescor”
del ambiente, nada mejor que entrar pronto en calor, para lo que como es
habitual, nos dirigimos hacia el norte para abandonar el pueblo por el antiguo
camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, por el que en algunas
ocasiones un viento del norte helador nos daba de cara.
Poco a poco
y con trabajo fuimos entrando en calor aunque los dedos de las manos “se
resistían lo suyo”, y el “dolorcillo” por el frío tardaba bastante en quitarse.
Con Horacio
cerrando el grupo realizamos los cinco kilómetros de la subida hasta “coronar” en
la ladera del cerro de Santa Lucía, desde donde continuamos con dirección hacia
la Cañada de Talavera abandonando el camino para incorporarnos a un cortafuegos
“sube-baja” por el que llegamos hasta los pies del cerro Otanejo, desde donde
tomamos un senderito que transcurre junto al arroyo del Bodegón y que nos llevó
hasta la Cañada de Talavera.
Nos
incorporamos entonces a la Cañada de Talavera, donde giramos a nuestra
izquierda para hacer frente a la cuesta asfaltada y posteriormente descender
con dirección hacia la carretera N-403, tomando desde allí un camino paralelo a
la misma por el que nos internamos dentro de la finca de “La Granjilla”,
transitando entre los pinos y jaras para salir posteriormente a la carretera
M-541.
Cruzamos la
carretera y tomamos un camino de una viña por un claro donde las frías “rachas”
de viento del norte nos daban de frente dejándonos la cara helada además de
obligarnos a “apretar” más fuerte en el pedaleo.
Por fin
conseguimos librarnos del viento internándonos al abrigo de los pinos, continuando
después por un sendero hasta llegar al “alto de Castillejos”, lugar habitual de
nuestra “parada barrita” cuando pasamos por allí y donde aprovechamos además
para hacernos la fotito de grupo de la jornada.
Tras reponer
fuerzas, retomamos la ruta realizando un divertido descenso por senderos hasta
las cercanías de San Martín de Valdeiglesias, donde al terminar el sendero nos dio
la “vena investigadora” y tomamos un camino desconocido para nosotros por ver a
dónde nos llevaba, resultando que al final el camino desapareció y nos tocó “jabalinear”
por la ladera del “Canto del Guarro” intentando encontrar algún sendero o
camino.
Después de
recorrer alrededor de un kilómetro por la ladera, finalmente conseguimos
enlazar con la trialera que baja desde la antena del Canto del Guarro, por la
que ascendimos unos metros para a continuación descender por un sendero
recorriendo la zona de “El Riscadero”.
Como ya
veíamos que las “nubes blancas de nieve” cada vez estaban más cerca y
comenzaban a caer los primeros copillos, decidimos poner rumbo de regreso al
pueblo antes de que la cosa se pusiera más seria, para lo que al llegar a la explanada
de “La Cancha” donde muchas veces hacemos la “parada barrita” tomamos desde allí
el sendero por el que ascendiendo por la zona de “La Corcobada” llegamos hasta
la carretera M-541.
Cruzamos la
carretera y continuamos ascendiendo por el camino entre los pinos hasta llegar
a la explanada del cerro del Valdenoches, mientras en algunas ocasiones “arreciaba”
la nevada.
Desde la
explanada descendimos por el camino de Valdenoches y a continuación por la
Cañada de Talavera hasta enlazar con el camino de San Martín, donde antes de
comenzar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para
tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una
explotación ganadera abandonada y enlazar con el antiguo camino de Villa del
Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta
desviarnos a la derecha tomando el divertido senderito que lleva hasta detrás
del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el
pueblo.
Y para
celebrar la “mayoría de edad” de Horacio, el “abuelo del Club”, nos invitó a
unas cervecitas al terminar la ruta con motivo de sus “65 castañas” recién
cumplidas, brindando porque aún cumpla muchos más dándole al pedal con
nosotros.
En una jornada
acompañados por el frío, el viento y la nieve nos hemos hecho una rutilla de
unos 34 kilómetros que aunque “cortita” ha sido “de calidad”, con una parte de “jabalineo”
que ya teníamos olvidada ya que hacía bastante tiempo que no nos perdíamos por
el monte.
A ver si se
anima algún valiente más para próximos domingos………
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