lunes, 21 de noviembre de 2016

Domingo 20 de noviembre de 2016 (Perdidos entre la niebla)



Tal como indicaba la predicción meteorológica la jornada ha amanecido con lluvia, y aunque en el momento de nuestra hora de quedada había parado, la previsión ha hecho que el grupo habitual sufriera algunas bajas, juntándonos aun así un “sexteto” de valientes compuesto por Eltiolavara, Jorge, Horacio, Transcastro, Rafa y Mariano, que enfundados en el chubasquero estábamos listos para darle al pedal.
Abandonamos la Plaza Mayor y comenzamos a rodar saliendo de Villa del Prado por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias en un continuo ascenso “aderezado” además por un terreno que en algunos tramos estaba bastante “pegajosillo” y que nos exigía un esfuerzo extra.
A pesar del estado del terreno realizamos un ascenso a buen ritmo, continuando después hasta llegar a la Cañada de Talavera, donde giramos a nuestra izquierda para hacer frente a una cuesta asfaltada y rodar durante unos metros por la pista hasta desviarnos a la izquierda en una puerta.
Bajamos durante unos metros por la Cañada de Talavera hasta desviarnos a la derecha y por un camino entre los pinos bajar hasta la carretera N-403 junto a la laguna del Pozo Alcornocoso, donde cruzamos la carretera N-403 para tomar un camino entre los pinos por el cerro Alcornocoso, bajando a continuación por un sendero entre las jaras hasta el arroyo del Linar, que cruzamos para después comenzar a ascender por la ladera del cerro de la Cuba por un camino-sendero por el que entre pinos llegamos hasta la cantera que se encuentra a los pies de la Peña Muniana, donde hicimos una paradita para reponer fuerzas.
Tras unos minutillos de relax, reanudamos la marcha por una pista para llegar hasta la entrada del camping "Pinar de Cadalso", donde tomamos unos metros la carretera M-541 para posteriormente desviarnos a la derecha y tomar un sendero junto al depósito del agua de Cadalso para continuar bordeando el pueblo hasta llegar al cementerio de Cadalso, donde hicimos una paradita para reponer “líquido elemento”.
Continuamos después la marcha dirigiéndonos hacia la carretera M-542, que cruzamos para comenzar el descenso hacia el arroyo Tórtolas, aunque en vez de bajar por el camino, en una de las primeras curvas tomamos un senderito casi escondido por el que serpenteando entre la vegetación realizamos un divertido descenso tras el que llegamos a un camino desde el que podíamos ver frente a nosotros el cuestón que se nos avecinaba.
Después de la diversión de la bajada, ahora tocaba tocará hacer frente a los rampones de la jornada, con tramos de más del 20% ascendiendo por una ladera hacia el Alto Vordergado, con un corto tramo en curva que llega al 24% de inclinación, donde aunque en otras ocasiones algunos de nosotros hemos conseguido realizar toda la subida en bici, ésta vez no pudo ser, teniendo que hacer algún pequeño tramo de “empuja-bike”.
Tras realizar el corto pero intenso ascenso, llegó el momento de disfrutar por los senderos de la bonita zona de la Dehesa de los Llanos, donde hicimos una paradita para hacernos la “fotito de grupo” antes de disfrutar del divertido descenso hasta la carretera M-542, durante el cual Eltiolavara “se pegó un vuelecillo” aunque por suerte sin consecuencias.
Al llegar a la carretera atravesamos la misma y cruzamos el arroyo de Tórtolas para salir al antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Cadalso de los Vidrios, que tomamos a nuestra derecha para dirigirnos hacia la vía pecuaria del arroyo del Boquerón poniendo así rumbo de regreso a Villa del Prado.
Con Jorge en cabeza a buen ritmo realizamos el tendido ascenso por la vía pecuaria hasta salir a la carretera M-542, que cruzamos para tomar un sendero por el que pasamos junto a la laguna del manantial del Andrinoso, para después tomar durante unos metros la carretera N-403 hasta enlazar con la pista asfaltada que lleva hasta la Cañada de Talavera y desde allí realizar a la inversa el trayecto con el que habíamos comenzado la ruta, realizando un rápido descenso por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado con el que ya terminamos de ponernos “hasta arriba de barro”.
En una mañana en la que no hemos visto el sol y durante la que nos ha acompañado una “niebla meona” persistente, nos hemos marcado una rutilla de unos 38 kilómetros que para “las patas” han sido bastantes más por el estado del terreno, aunque hemos disfrutado un montón por los senderitos de bajada, que se encuentran en un estado espectacular.
Y como nos las habíamos ganado “con creces”, que mejor que terminar la jornada reponiendo líquidos con una cervecita y además entrando en calor con un caldito calentito que nos había preparado el amigo Valentín en su bar y que nos supo a gloria después del “fresquito” que habíamos pasado.



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